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martes, 29 de julio de 2008

Vista de lince 20:



Y más tildes inquietas


En el aviso de la izquierda una tilde que se cambió de sílaba: Ámalos. Donde la pusieron quedó sonando como Ah malos. En el de la derecha vemos que a programación no le programaron tilde. Ambas fotografías fueron tomadas en el edificio de la Gobernación de Antioquia.

Y ahora mayúsculas
«Es insólito que los cartageneros, no podamos tener el orgullo y regocijo de contar con un Alcalde o Gobernador que al terminar el periodo de su mandato lo podamos postular por méritos a un cargo de elección popular nacional o alcanzar nombramientos en el alto Gobierno». Aniano Morales Blanco, El Universal 08-07-29.
En la cita las palabras alcalde y gobernador no están reemplazando ningún nombre propio, si lo reemplazaran yo podría cambiar esa palabra por el nombre del funcionario y no me cambiaría el sentido. Ensayen, ustedes mis lectores, a poner ahí cualquier nombre y verán que no cuadra. Por lo tanto, deben ir con minúscula: de contar con un alcalde o con un gobernador que al terminar. Ah, y el gobernador también merece preposición y artículo.
Cuando el Gobierno es por definición el conjunto de ministros de un estado y en cuanto se refiere a un estado determinado va con mayúscula.
En Colombia, según la Constitución Política , el Gobierno es el conjunto de ministros y directores de los Departamentos Administrativos.
Por costumbre se habla de Gobierno departamental y Gobierno municipal para referirse al conjunto de secretarios del gobernador o del alcalde, según el caso. Pero es sólo costumbre.
Entonces para referirse al Gobierno no es necesario ponerle calificatrivos como el alto Gobierno. Sencillamente, el Gobierno y ya se sabe de cuál se trata.

sábado, 26 de julio de 2008

Vista de lince 19

Miscelánea




María José Gallón Orozco, coordinadora de Eventos de El Mundo, me envió una invitación para la XIX edición del Clásico Nacional de Ciclismo Infantil.
Estoy muy agradecido por esta invitación pues me da oportunidad de mostrar una verdadera miscelánea:

1. Donde dice “Queremos invitarlo al compartir con nosotros”. Sobra el verbo querer porque ya se pasó del hecho de la tener voluntad para hacer algo a la acción ejecutoria: Lo invitamos a compartir con nosotros. Como ven sobra también el articulo definido contraído con la preposición a.
2. Cada uno de los eventos repetidos con periodicidad o sin ella se llama edición, no versión: La edición XIX.
3. Las abreviaturas a. m. y p. m. constan de dos palabras cada una. Esas palabras se deben separar entre sí por un espacio como lo acabo de escribir
4. “Viviremos un día inolvidable junto los niños y niñas de Antioquia. Falta una preposición con y sobra la palabra niñas. Y si el Clásico es nacional los niños son de todo el país: Viviremos un día inolvidable junto con los niños de nuestro país.

Amor de engaño

Amor de engaño

Siendo jefe de una de las zonas de mantenimiento en que me correspondió serlo durante mi segunda estadía en Empresas departamentales de Antioquia, EDA, Empresa que tenía a cargo el suministro del servicio telefónico local y de larga distancia en las poblaciones de nuestro departamento y coincidiendo con un principio de año fue iniciada una obra importante de ingeniería en la sede principal de la zona, por lo cual una cantidad considerable de ingenieros y tecnólogos procedentes de la ciudad llegaron a al lugar. Tomaron por sede una de las casas más grandes y tradicionales de la población, casa que pronto los habitantes del pueblo comenzaron a conocer como la Casa de los Ingenieros.

Ante la inexistencia de teléfonos públicos de larga distancia en la época los recién llegados comenzaron a frecuentar la central telefónica en las horas de la noche con el fin de comunicarse con sus familias. A fuerza de verlos cada noche uno empezaba a reconocerlos y las operadoras a aprenderse los números que pedían.

Entre ellos había un ingeniero de unos 35 a 40 años de edad –nunca supe su nombre ni su especialidad, ni su cargo dentro de la Compañía–. Pronto comenzó a llegar en las noches acompañado de una joven del pueblo de unos 16 años, pedía su llamada, entraba solo a la cabina, demoraba de cinco a 10 minutos, luego salía abrazado con la joven en dirección al parque principal.

Mi suspicacia y la operadora se encontraron. Ésta conocía la familia de la joven, una familia de buenas costumbres, unos padres pobres y trabajadores. Yo como ingeniero ya había tenido experiencia en ese tipo de trabajo en que el profesional se aleja de la casa para vivir en campamentos provisionales cuando trabajé en la línea de 500 kV San Carlos-Sabanalarga durante mi estadía en Interconexión Eléctrica, ISA.

La operadora supo que los padres de la joven estaban muy contentos con el novio de la hija por ser profesional y porque su hija viviría en la ciudad y eso le partió el corazón.

Evidentemente la llamada del ingeniero no era de trabajo: no la hacía en horas de trabajo, en cuyo caso la Compañía ya tenía teléfonos en la oficina –la Casa de los Ingenieros–, el teléfono al que llamaba era en un sector predominantemente residencial de la ciudad, y no se preocupaba por llevarse el recibo.

Para tener la certeza de que el hombre llamaba a la esposa y a los hijos sólo faltaba cometer un pecado: es necesario chequear que los canales estén funcionando bien y había que hacer coincidir la hora del chequeo. Eso en los canales de ese tiempo. No sé en los de ahora, pues hace mucho que estoy retirado de la Telefonía.

–Tengo que buscar –le dije a la operadora– una manera discreta y eficaz de decirle a esa niña que la engañan.

Entre tanto ya habíamos llegado a la mitad de febrero y un día me senté en una café a charlar informalmente con el rector del liceo de aquel lugar. Entre varios asuntos el rector me comentó que no le había llegado aún el profesor de Filosofía para décimo y que tenía a los alumnos desocupados. Yo me ofrecí a dictarle la Lógica por mis conocimientos matemáticos y porque ya lo había hecho en el Liceo Comercial de Envigado donde la profesora de esa materia era mi esposa Sofía Inés y ella me pedía que dictara esa parte.

Al rector le encantó la idea por cuanto los alumnos no se atrasarían y porque no tendría problema salarial, pues, como empleado público, yo no podía cobrarle. Me dijo que lo hiciera durante las dos próximas semanas, tiempo suficiente para que llegara el titular.

Al lunes llegué cumplido a la hora indicada por el rector quien me llevó al aula a presentarme. Cuando entré sólo vi a una persona entre los 30 o 40 jóvenes que allí estaban: en primera fila estaba la novia del ingeniero.

–Algo se me ocurrirá –me dije–, aquí está la oportunidad que buscaba.

Fueron seis clases en las que les enseñé lo que eran premisas, lo que eran silogismos, lo universal y lo particular, los sofismas y demás cosas necesarias para las deducciones filosóficas que en adelante aprenderían. Durante las seis clases estuvo allí entre todos la novia del ingeniero. De pronto recordé a monseñor Félix Henao Botero cuando dictaba Ética en los últimos años de cada facultad de mi universidad. El día que hablaba de matrimonio hacía salir a los hombres y les hablaba a las mujeres y luego salían las mujeres y les hablaba a los hombres. Y eso fue lo que se me ocurrió, yo sólo hablaría a las mujeres.

El último día de clase, como siempre allí estaba en primera fila. Durante las cinco clases anteriores yo procuré no darle trato diferente del que les daba a las demás. Cuando llegaba a la central con su novio me saludaba amablemente como a un profesor. Cuando empecé la última clase le pedí a uno de los alumnos que me avisara cuando faltaran 20 minutos para terminar. Algunos se incomodaron porque pensaron que haría evaluación. Tuve que tranquilizarlos asegurándoles que no se trataba de eso. Cuando el joven me avisó que ya faltaban 20 minutos, acababa de terminar el tema de lógica que me había propuesto. Solicité a los varones que se retiraran de clase y me dejaran solo con las chicas. Se intrigaron mucho y no querían salir y cuando lo hicieron indagaron con insistencia vana, como en la poesía de Barba Jacob, pero llegaron unos profesores y los hicieron alejar, también como en la misma poesía.

Ya solo con las chicas inicié mi discurso, durante el cual dirigía las miradas a una o a otra joven indistintamente sin detenerme especialmente en aquélla a la que me interesaba llegar con el mensaje. Dije más o menos:

“Jovencitas: las hice quedar para hablarles de algo que está pasando en este pueblo y en lo cual tengo cierta experiencia. Se trata de los ingenieros de la obra. Ellos viven en una casa y para ustedes es la Casa de los Ingenieros, pero en el argot de la ingeniería eso no es una casa, es un campamento y como tal sus ocupantes alzarán vuelo algún día y ojos que te volvieron a ver...

”Durante su estadía trataran de hacer amistades dentro del sector femenino como en una especie de apuesta de cuál se consigue la más bonita y cuál avanza más rápido. Tal vez encuentren algo duras mis palabras y tal vez no me crean, pero lo que les digo lo digo con conocimiento de causa porque en esos campamentos viví tres años y tal vez, pido perdón ante ustedes, también participé de ese juego. Las conversaciones nocturnas en esas casas, versan sobre las conquistas y avances de cada cual y mientras más anécdotas se cuenten en la sede central de la Compañía, más orgulloso se siente el protagonista de su fama de tenorio.

”Algunos se presentan como solteros y hasta prometen matrimonio, pero piensen, por favor, que cada uno, conocedor de la programación del trabajo, sabe cuánto tiempo permanecerá aquí y ténganlo por seguro que la fecha del supuesto matrimonio está por fuera de ese rango. De mi grupo de universidad, la mayoría nos casamos durante los primeros cinco años de ejercicio profesional y aunque hay todavía uno que otro soltero, no son la regla sino la excepción.

”Para estos trabajos traen ingenieros con buena experiencia que sobrepasan los diez años de ejercicio profesional por lo que pueden sacar una conclusión.

”Acabamos de terminar la lógica, y háganse ustedes esta pregunta sin que se vayan a ofender ni vayan a malinterpretarme: ¿creen lógico que un hombre maduro proveniente de una ciudad donde por millares se ven las jóvenes en las calles no haya encontrado aún la mujer de sus sueños y haya esperado tanto tiempo para encontrarla en una población de 10.000 habitantes? Casos se han presentado de matrimonios verdaderos con personas llegadas a una población en esas circunstancias, pero en ellos ambos son jóvenes.

”No estoy diciendo que ustedes, como mujeres, no tengan derecho a salir por la noche con alguien que les agrade y divertirse un rato. Pero entiendan hasta dónde pueden divertirse y hasta dónde puedan ser ustedes objeto de una diversión ególatra.

”Muchas gracias, por haberme dado la oportunidad de enseñarles algo de lógica”.

Me dirigí a la puerta del salón mientras las más o menos 15 jóvenes me despedían al paso con expresiones de agradecimiento por lo dicho.

Desde esa noche el ingeniero siguió yendo solo a hacer su llamada y la ex novia siguió saludándome en la calle como se saluda a un profesor que enseñó algo bueno.

Por boca de la operadora supe que en la casa de la joven se había comentado que el ingeniero de EDA, que fue profesor de filosofía durante dos semanas, le había hecho caer en la cuenta a la niña de una condición que le habían ocultado.


Gabriel Escobar Gaviria

Vista de Lince 18

Uso del Diccionario


Es bueno, estimada María camila, que tus contrincantes entiendan que antes de discutir hay que abrir el Diccionario –ahora tan fácil de hacerlo en www.rae.es y que lo tenemos como vínculo asociado en este blog–, allí veremos quién tiene la razón.
Si alguien viene a decirme que burro se escribe con v de vaca, pues yo voy al Diccionario y busco vurro, si no lo enmcuentro pues le digo que está equivocado. Y lo hago aunque lo haya hecho esta mañana, aunque lo haya hecho hace media hora, porque la RAE está poniendo continuamente sus aprobaciones.
El conocimiento del Diccionario nos ayuda a ganarnos algunas apuesticas como la de un algo en una cafetería o el amuerzo de hoy.
Por ejemplo si tú escribes en un tablero la palabra fúsil, ahí mismo te van a decir que fusil no lleva tilde y tu apuestas a que sí la lleva y el terco dice "Pago"; abres el Diccionario y encuentras la palabra fúsil tan campate al lado de fusil, claro que con significado diferente.
También sirve para conocer las palabras de doble grafía como las que tú encontraste y otras como cónclave y conclave, ícono e icono, policíaco y policiaco, entre muchas.
Por último, y qué pena tenerte ahí escuchando estas bobaditas, hay que tener mucho cuidado en las cosas que escritores como yo y otros que me entecedieron hemos criticado, porque la RAE aprueba todo, no pelea con nadie, ejemplos como el hasta bogotano –"el almacen lo abren hasta las nueve" y resulta que me están diciendo que lo abren a las nueve–, el a nivel de y otros que yo sigo criticando por lógica, no porque no estén aprobados.
En cuanto al Depedé, Diccionario panhispánico de dudas, aunque es una obra muy buena que tiene mucha parte teórica importante –estúdiate, por ejemplo, el uso de las mayúsculas, excelente– tiene muchas contradicciones con la Gramática aún vigente, Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española y consigo mismo. Por ejemplo, el Depedé no me va a obligar a mí a escribir internet con mayúscula ni a ponerle adjetivos masculinos.
Este comentario me resultó tan bueno, estimada María Camila, que voy a ponerlo de entrada como Vista de lince 18.

viernes, 25 de julio de 2008

Vista de lince 17

Queja al mono de la pila. El Colombiano 08-07-11


Muy oportuno fue este titular de El Colombiano si se tiene en cuenta la cantidad tan enorme de problemas que la tal Pila, planilla integrada para liquidación de aportes, del Ministerio de Protección Social ha traído a los colombianos y que nadie resuelve es como para ir a quejarse al mono de la pila.
El mono de la pila no es uno de los integrantes de nuestros desfiles de mitos y leyendas, poir tal motivo pedí a mi amigo Luis Fernando Múnera López que me ayudara a sustentar algo para que los paisas no quedáramos gringos con el titular en cuestión.
Este fue el aporte de Luisfer.
EL MONO DE LA PILA


Qué es el Mono de la Pila

En Bogotá y en Tunja existe desde hace varios siglos la figura del Mono de la pila. Parece que tuvo el mismo origen en ambos lugares, a saber, una escultura de un mono colocada en lo alto de la fuente que recibía, desde el tiempo de la Colonia , el agua pública en la plaza central de la población. Sin embargo, hoy la mención a esa figura, o personaje tradicional si así puede llamársele, es diferente en ambos lugares. Mientras en Bogotá se le atribuye al mono la bondad de recibir las quejas del pueblo, en Tunja el personaje se asocia con la virtud del silencio.
Desde tiempo inmemorial, el papel del mono como oidor de quejas en Bogotá ha tenido importancia para el pueblo. Son quejas que nadie más, en particular el gobierno, oye ni atiende. Claro que, en este caso, el mono oye pero tampoco puede atender, y tal vez de este símil nace la mención, algo así como “¡valdría más quejarse al mono de la pila!”.
En Antioquia no hay ninguna mención local al Mono de la Pila. No figura en ninguna fuente bibliográfica conocida en la que se consignen tradiciones, costumbres, leyendas o mitos antioqueños. Al menos así ha sido hasta hoy, viernes 11 de julio de 2008, cuando un titular de El Colombiano parece dar la idea de una sección nueva del periódico que pretende recoger quejas de los lectores. Una sección con ese nombre ya existe en la edición virtual de El Espectador y, en El Tiempo, a veces titulan así las cartas de lectores quejosos. ¿Pretenderá uno de nuestros dos diarios implantar en nuestro medio dicha expresión con ese significado?


Algunas expresiones registradas en la internet

En la internet aparecen registrados varios comentarios sobre el Mono de la Pila. Éstos son algunos.

«Mis papas tienen la versión según la cual la expresión "a quejarse al mono de la pila" era porque en la Plaza del Chorro de Quevedo, que quedaba lejos en la Bogotá de antes y era donde se recogía el agua, la pileta o el pozo del agua tenia de adorno un mono en el centro. Bueno, según la versión, como eso quedaba tan lejos, a uno lo mandaban a quejarse a ese mono porque primero, con sólo pensar llegar hasta allá se le pasaban las ganas y segundo... porque el mono solo escupía agua... no solucionaba nada...»

«La frase “¡Quéjese al mono de la pila!” es común entre los bogotanos. Se cita cuando una persona ha sido victima de un atropello, pero no tiene a quien recurrir para quejarse. La costumbre de acudir a ella para quejarse era en consecuencia a las múltiples injusticias que tenían lugar en la colonia, era símbolo de la inutilidad de la demandas ante los funcionarios del Nuevo Reino de Granada».

Otro participante en dichos comentarios propone: "El rescate de la estatua del Mono de la Pila —actualmente en el Museo de Arte Colonial— para que sea ubicada en un lugar público y las personas puedan depositar, como antaño, sus quejas al Gobierno".
Otras referencias a la pila y al mono se localizan en Tunja: «¡Yo habría jurado que esta historia venía de la Pila del Mono que está en Tunja! de hecho cualquier tunjano le dirá que "la pila del mono original" está allá». Otro comentario dice: «Mi papá me dijo que el Mono de la Pila es una estatua que está en la plaza de Tunja que echa agua por la boca pero que además tiene en la boca el dedo para callar a la gente... o sea el muñeco está haciendo "chis"».


Un poco de historia

En Santa Fe, en 1583 los indios todavía lavaban ropa en los ríos San Francisco y Manzanares, la gente del servicio se bañaba en ellos y a ellos iban a parar las basuras. Y era el agua que se tomaba en la ciudad. En esas circunstancias se promovió allí una petición a la Real Audiencia para conducir el agua hasta la plaza, de donde se tomaría de una fuente que para el efecto se construiría, todo ello para mejorar la calidad del suministro.

Para financiar la obra se propuso el recaudo de los fondos requeridos mediante un impuesto a la carne y al vino. La ciudad carecía de ingresos propios. También se pidió que, si bien debía instalarse la fuente de agua en la plaza, no debía dejarse allí el “rollo”, es decir la picota junto a la que se ajusticiaba a los infractores de la ley, la mayoría de ellos miles de inocentes indios. La respuesta a esta petición de la comunidad fue excesivamente lenta. Prácticamente un año más tarde el Cabildo ordenó la construcción de la tan solicitada fuente en el centro de la Plaza Mayor. Situada ésta en la plazoleta de San Diego, mirando al norte y dando la espalda a la iglesita colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

La fuente se construye finalmente en piedra en 1584. Un cronista la describe así: «Consta de una columna estriada con elegantes relieves. Del centro se alza una base adornada con lacerías y follajes, sobre la cual descansa un globo en forma de elipsoide, en el que hay grabados cuatro blasones; al sur, con una cruz de San Andrés y nueve estrellas; al oriente una granada, símbolo del Nuevo Reino; al norte, las armas de España, y al occidente, las de Santa Fe de Bogotá, con su águila negra en fondo dorado, orlada de granadas de oro en fondo blanco. Corona la fuente un tosco Neptuno, cuyo brazo izquierdo está roto. La fuente a la que hicieron más tarde algunas modificaciones estaba dotada de ocho pajas de agua”. Una paja de agua es un orificio rectangular para entrega de agua del acueducto, con un área transversal prácticamente de tres centímetros cuadrados (exactamente 2,9954), el caudal que entrega obviamente depende de la presión arriba de la boca de salida.

Hasta 1846, permaneció la fuente en la plaza de Bolívar, año en el cual fue reemplazada por la estatua del Libertador y trasladada a la Plazoleta de San Carlos, actual plazoleta Rufino José Cuervo. Posteriormente, al Museo Nacional y luego al Museo de Arte Colonial, donde aún se encuentra. Por otra parte el llamado Mono de la Pila reposa en La plazoleta de San Diego, dando la espalda a la bella iglesia colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

En Tunja se le guarda reverente respeto al Mono de la Pila y, cuando se pasa delante de el, inexorablemente se debe hacer silencio, al menos esto es creencia popular. Este monumento se levantó en la plaza principal de Tunja y, por tres siglos, casi todos los habitantes de la capital boyacense se proveyeron de agua de esta pila pública, que venia por zanja de las veredas Varón y Detrás del Alto.

El mono representa el dios del Silencio. Tiene el dedo índice derecho sobre los labios, como diciéndoles a las aguadoras que no conversaran tanto cuando recogían él liquido. Obra del escultor Diego Morales, su sitio inicial fue el centro de la Plaza de Bolívar, y en la actualidad se encuentra situado en la calle 20 con carrera 8; se supone que la obra original se encuentra en el patio del convento de los dominicos en Tunja.


Luis Fernando Múnera López

jueves, 24 de julio de 2008

Vista de lince 16

Esas tildes de los ques

Mi amigo Jorge Alberto Cardona, el de Andes, me puso un comentario en la entrada correspondiente a la Vista de lince 15, en el que me daba una pista para encontrar un gazapo. El lugar, un puesto de pollos en área de comida central del Centro Comercial Oviedo de Medellín. No más pistas. Ante esa escasez de información le propuse –como está consignado en los comentarios mencionados– que si yo encontraba el error, él pagaría el pollo en una reunión que haríamos en el sitio en cita que fijaríamos posteriormente; en caso de necesitar su ayuda, lo pagaría yo. Llegué al sitio y había que escoger entre cuatro puestos similares. Escudriñé exhaustivamente cada uno de ellos y al terminar la primera vuelta me estaba dando por rendido y mi bolsillo empezó a repicar el valor del pollo.

Pregunté a uno de los vigilantes por otra zona de comidas y me indicó dónde la encontraría. Me dirigí al lugar indicado y en el camino me encontré una columna en la que estaba fijado el aviso que les presento y en el que, además de poder verse una sabia norma de comportamiento que todos los fumadores debieran seguir, había un que con una tilde innecesaria porque no es ni interrogativo ni exclamativo. Pensé que ese sería mi atenuante y que me sentiría con derecho a pagar sólo medio pollo o hacerme el loco con la cerveza.

Llegué al sitio que me había sido indicado por el vigilante y cuál zona de comidas, lo que había allí era una galería de restaurantes estrato 75 donde hasta los meseros eran de librea y corbatín como en la poesía de Pombo. Salí rápidamente de allí antes de que me ofrecieran una carta porque sólo mirarla me podría producir un problema cardíaco difícil de afrontar.

Antes de salir del lugar con la resignación de haber perdido, aunque llevara en mi cámara un premio de consolación, decidí hacer por segunda y última vez el recorrido por los puestos de pollos y aunque mi amigo piense que estaba fácil de encontrar, en el último puesto y bajando la mirada casi hasta el suelo encontré un que exclamativo sin tilde, semejante al de la Vista de lince 12.

A la joven que estaba atendiendo el puesto le pedí autorización para tomarle una fotografía al aviso que tenía el gazapo. Tímidamente me dio a entender que no le convendría, pero le daba pena decirme que no. Le expliqué de qué se trataba y cómo la consecuencia sería la compra de un pollo para comérmelo en compañía de mi contrincante, pero no quiso arriesgar su empleo. Alcancé a ver unos volantes en los que se encontraba el nombre del lugar y escribí en ella el gazapo como prueba: que rico.

Ahora bien, te propongo que no haya vencedores ni vencidos: vamos a comernos el pollo y pagamos a lo americano, cada quien lo suyo, esto para que abramos la invitación por si alguien que esto lea se quiera hacer presente el lunes 4 de agosto del presente año, en el área de comidas central del Centro Comercial Oviedo de Medellín a las 6:00 p. m. El nombre del puesto de pollos está en la foto. El motivo será la celebración del primer mes del blog de don Abel.

sábado, 19 de julio de 2008

Vista delince 15

Cumpliendo promesas I

El género y la grafía de la internet

Son dos las promesas que debo: una a María Camila acerca del artículo indefinido y la otra a un amigo al que aún no conozco y que mehizo una observación sobre la minúscula de internet en Vista de lince 9. Aquí la pago.

El Espectador fue el primero y quizás el único periódico que durante mucho tiempo usó la palabra internet como de género femenino y como sustantivo común.

Fue por allá en 1994 o algo así, cuando comenzó el uso de la internet en el país y don José Salgar, codirector del diario mencionado, me preguntó mi concepto acerca del género de esa palabra y acerca de si debía escribirse con mayúscula o con minúscula. Mi respuesta sería norma del periódico.

Los acrónimos y las siglas –le dije– toman el género de la palabra a la que se refieren. Así una upac (unidad de poder adquisitivo constante) es de género femenino; un CDT (certificado de depósito a término) es masculino; una ONG etc. La internet se refiere a la palabra inglesa neutra net, que a nosotros nos manda al concepto femenino de red. Por tanto el género de internet es femenino.

La internet queda asimilada a los medios de comunicación ninguno de los cuales se escribe con mayúscula entre nosotros: el teléfono, la radio, el cine, el periódico, la prensa, el correo, la televisión, el ferrocarril, la navegación, las carreteras, el telégrafo (q. e. p. d.), el télex (q. e. p. d.), el fonógrafo, (q. e. p. d.), el fax (en inevitable agonía) el ferrocarril, el metro y muchos más; no hay razón, entonces, para que la internet vaya con mayúscula.

Don José me dijo que la internet era tan maravillosa que merecía la mayúscula, sin embargo, en el diario se adoptó como norma mi humilde opinión.

A los dos años la RAE comenzó a responder en términos parecidos como si me hubieran leído. Pero la indisciplina de la gente creó cuatro tendencias: femenino con minúscula, femenino con mayúscula, masculino con minúscula y masculino con mayúscula.

En octubre de 2001 apareció la XXII edición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (Se encuentra en http://www.rae.es/ y en los vínculos asociados de este blog). Cuando todos estábamos esperando que saliera en esa edición la tan anhelada palabra, nos quedamos con los crespos hechos: no salió. A las dos semanas apareciò un avance (posiblemente el primero) a la XXIII edición en el que se muestra que la Real Academia, a la hora de pelear, concede. Dejó contentos a Raimundo y a todo el mundo. Lo que sigue es el resultado:

Artículo nuevo.

Avance de la vigésima tercera edición

internet.

1. amb. Inform. Red informática mundial, descentralizada, formada por la conexión directa entre computadoras u ordenadores mediante un protocolo especial de comunicación.

ORTOGR. Escr. también. con may. inicial.

Por su calidad de ambiguo puede ser de género masculino o femenino como el calor y la calor, y por la nota aclaratoria sobre la manera de escribirlo quedaron bendecidas las cuatro tendencias: la internet, la Internet, el internet y el Internet.

Desde entonces, hace casi siete años, hasta nuestros días ese avance está intacto. Pero el cuento no termina ahí: Cómo les parece que en el año 2006, pero con fecha de 2005, apareció el Diccionario panhispánico de dudas, una obra que recopila las dudas más frecuentes consultadas a la Real Academia Española. Se trata de una obra que tiene muchas cosas buenas, muchas enseñanzas. El empleo de las mayúsculas es excelente, por ejemplo; pero por otro lado tiene unas perlas que ni se imaginan. Vean ésta:

“Internet. ‘Red mundial de computadoras u ordenadores interconectados mediante un protocolo de comunicación’. Funciona a modo de nombre propio, por lo que en el uso mayoritario de todo el ámbito hispánico se escribe con mayúscula inicial y sin artículo”.

Primero. Esta nota coincide en vigencia con el avance de la edición XXIII, intacta desde noviembre de 2001.

Segundo. ¿Cómo así que funciona como un nombre propio? Un nombre es propio o común, pero nadie llama a los comunes a que trabajen como propios. Si alguna vez fue nombre propio, ya no lo es, como dejaron de ser nombres propios la aspirina que uno se toma para el dolor de cabeza, la cocacola que refresca, el betamax que era formato VHS y que fue desplazado por el dividí. La internet es un nombre común como todos los nombres de los medios de comunicación.

Como la web trata de lo mismo, tampoco es nombre propio la enmarañada red del ancho mundo (world wide web).

Tercero. La causa de que en el ámbito hispano usen la mayúscula es por el ánimo latino de imitar a los gringos a quienes les encantan las mayúsculas idolátricas como las que le ponen a lo que puse entre paréntesis en el párrafo anterior.

lunes, 14 de julio de 2008

Vista de lince 14

Gazapo campeón



Esta falta de concordancia al poner en singular el dativo de pronombre de tercera persona cuando el complemento es plural, lo llamo Gazapo campeón porque estoy convencido de que es el gazapo de mayor presencia en todos los medios de comunicacíon tanto hablados, como escritos de todos los países de habla hispana. Lo pueden comprobar en muchos periódicos en los que salen hasta dos veces en una misma página, en muchos noticieros, en muchas telenovelas y en muchis realities. ¡Qué plaga!

En la foto tomada en la estación Ayurá del metro de Medellín lo que debe decir es: «pásales saldo a tus amigos».

Veamos otro ejemplo:

«Comfama y el Parque Explora se unen para ofrecerle a sus afiliados una nueva oportunidad de divertirse aprendiendo».

Debe decir «...se unen para ofrecerles...»

Tilde oculta

Y hasta ofrece el programa de Diseño gráfico publicitario. Inscríbete, entonces.

viernes, 11 de julio de 2008

Vista de lince 13

Los quioscos

«Casas, pesebreras, kisokos y piscinas se han venido abajo» El Colombiano 08-07-11, primera página.

Así como me prguntó mi amigo Juan Agudelo en el comentario de la entrada 12 de este blog, por la costumbre de escribir mal la palabra exuberante, aparece hoy otra de esas a las que mucha gente les asigna grafìa diferente. Se trata de la palabra quiosco que cuando la escriben con k inicial, kiosco, le acomodan la otra k que resulta erronea, la palabra tiene dos grafías aceptadas: quiosco y kiosco, ambas con c en la última sílaba.
Las obispas
«Iglesia Anglicana tendrá obispos mujeres»
«A partir de ahora las mujeres anglicanas podrán convertirse en obispos»
«La Iglesia Anglicana que ordenó sacerdotes de sexo femenino.
Estas citas son tomadas de El Tiempo 08-07-09 en la Sección Intternacional.
Qué dificultad tiene la palabra de género femenino obispa: ninguna, ka única dificultad es la poca costumbre de que sean ordenadas mujeres. La Iglesia Anglicana no es la primera de las iglesias separadas de la Católica que ordena obispas; que yo sepa, la Iglesia Metodista, salida de la Anglicana, lo viene haciendo desde hace algún tiempo. El femenino de obispo tiene que ser obispa, no hay ninguna dificultad morfológica.
Y eso de sacerdotes de sexo femenino, ¿de verdad que no les suena muy raro existiendo la palabra sacerdotisa? Nuestra iglesia tuvo diaconisas, y existe una leyenda, tenga fundamento en la realidad o no, acerca de una papisa Juana. Nadie dijo que se trataba de un papa de sexo femenino.
Así pues, hablen tranquilamente de obispas, sacerdotisas, diaconisas, cardenalas, papisas, camarlengas, lectoras, acólitas, sacristanas, vicarias, canónigas, moneseñoras y demás cargos, funciones y órdenes que se me hayan olvidado. Quien desee completar la lista, bienvenido sea.

martes, 8 de julio de 2008

Vista de lince 12


La tilde
Y la tilde del qué exclamativo como que se gastó revolviendo el tinto.
Qué café tan bueno el que hicimos
Foto tomada en la estación San Antonio del metro en Medellín, Colombia.

Poner algo en su blog

Respetado Adon Abel:
Me he enterado de su blog a través del Don Gabriel Escobar Gaviria. Lo felicito, me parece muy intersante. Quiero aprovechar para enviar este comentario acerca del abuso del verbo colocar que está llevando a la extinción al fiel verbo poner.
Hay que defender un poco el idioma ante tantos refinamientos innecesarios y vergonzosos que pululan en la actualidad entre los hispanoparlante.
Probablemente el caso más patente y urgente de resolver, si aún no se nos ha escapado de las manos, es el del verbo poner. A pesar de sus incondicionales, extensos y perdurables servicios ofrecidos con maestría, versatilidad, incondicionalidad y resignación, este castizo y útil elemento de la lengua castellana está en peligro de extinción, todo gracias al uso indiscriminado de su principal adversario, el verbo colocar. A pesar de que el primero tiene diez veces más acepciones que el segundo, y que el uso correcto de este último tiene aplicaciones bastante específicas y restringidas, debemos reconocer que va ganando la batalla.
Sin embargo, sería un error pensar que el único afectado con la coloquitis, epidemia que va en camino de convertirse en pandemia, es el verbo poner. Al igual que ocurre con el vocablo cosa, el verbo colocar se utiliza como comodín. Contrario a lo que algunos podrían argumentar, respecto a que el uso popular hace evolucionar el idioma, en este caso estamos ante un proceso de empobrecimiento de la lengua; al emplear indiscriminadamente el verbo de marras dejamos caer en desuso una serie de verbos que conforman la riqueza del lenguaje.
Hay que recordar en este punto que la representación mental que de la realidad tenga una persona está en buena medida definida, sustentada y representada por el idioma que escuche y maneje. Léxicos pobres modulan mentes pobres.
¿Donde está la raíz del problema? Tradicionalmente los profesores han saltado por encima del DRAE y enseñado que sólo ponen las gallinas. Pero es también sabida la tendencia de algunas zonas a colocar. De otro lado, si sintonizamos canales de televisión como Discovery, National Geographic o The History Channel, veremos que en éstos nunca se pone, ubica, desplaza, utiliza, usa, presta o dirige nada; todo se coloca. Así que los traductores también tienen una buena cuota de responsabilidad.
Si por algún accidente este texto llegare a ser leído por algún estudiante universitario, le recuerdo que la ropa no se coloca, se pone; la gente no se coloca furiosa, triste, nerviosa o alegre, sino que se enfurece, se entristece o se alegra, incluso se pone en cualquiera de estos estados emocionales; el sol tampoco se coloca; ni podemos colocar atención, sino prestarla o ponerla, las inyecciones se aplican; las palabras y las oraciones de un texto se escriben, tampoco se colocan; los ejemplos (este mal uso se lo escuché a un linguista graduado, profesor universitario) se citan, traen a colación, utilizan, ponen o emplean. Estos son solo algunos resultados de la coloquitis. http://ponentodos.blogspot.com/
Afectuoso saludo,
Alex González Grau
Psiquiatra AdjuntoCASM Benito Menni
C/ Dr. Pujadas, 38
08830 Sant Boi de Llobregat, Barcelona
Móvil 669161873

lunes, 7 de julio de 2008

Vista de lince 11



El lince

Me había demorado en presentarles el lince. ¡Qué pena!


Encuentran que el lince está cambiado: necesito permiso del autor de la foto que puse primero para su permanencia el blog. Mientras tanto lo reemplazo esta lincecita santandereana que será la segunda foto de lince que intercalaré.

domingo, 6 de julio de 2008

`Vista de lince 10

¿Si habrá una mujer que sea capaz de confiarle el clítoris a alguien que nunca lo ha visto escrito?

Pues si el negocio está puesto es porque vende.

Vista de lince 9




La h no disuelve el diptongo

Ha entrado la moda de desaparecer las tildes que disolverían un diptongo en el que se encuentra una h intermedia, como si fuera esta letra la que lo disolviera. Pues no, palabras como el apellido Piedrahíta, sin la tilde tendrìan que pronunciarse con diptongo, algo así como piedraita. O ¿usted qué opina, doña Rocìo?

Uso de cualquiera y cualesquiera, una coma y una mayúscula innecesaria

«Todas aquellas personas que se matriculen por la Web en cualquiera de los programas formativos, participarán en un concurso en el que podrán ganar computadores...». El Informador Confama n.º 325.

Una buena miscelánea de temas me dio este destacado de la página 14 del periódico citado:

1.º El principal es el incorrecto uso del singular del pronombre indefinido cualquiera. Observemos: un afiliado puede matricularse en uno, dos, tres cursos o los que sus capacidaes de tiempo y dinero le permitan. Entonces entre los muchos cursos que Comfama ofrece el afiliado puede escoger cualesquiera y matricularse en ellos.

2.º La palabra web no es un nombre propio sino una forma de llamar la internet (que tampoco es un nombre propio y ya tengo prometido hablar de eso), por lo tanto no es merecedora de mayúscula. La web en ingés es una red, pero no una red cualquiera, sino una lo más enmarañada posible, como la internet.

3.º La coma no debe interponerse entre el sujeto y el verbo por largo que el primero sea.

Así las cosas: Todas aquellas personas que se matriculen por la web en cualesquiera de los programas formativos participarán en un concurso en el que podrán ganar computadores...

jueves, 3 de julio de 2008

Vista de lince 8

El disparate

Mi general Fredy Padilla León Aseguró al país que el rescate de 15 rehenes se había llevado a cabo sin disparar un solo disparo.

Sobre "malas palabras" y eufemismos

Sobre "malas palabras" y eufemismos
Gonzalo Navarrete Muñoz1, Yucatán

Ciertamente hay improperios -palabras usadas con poca propiedad y de manera inoportuna-, insultos a los seres humanos y blasfemias. Para todas ellos los pueblos crean su propio arsenal de misiles. Las razones de la fundación de los proyectiles verbales son variadísimas y a menudo hasta inexplicables. Por ejemplo entre nosotros, para denominar a un tonto o pusilánime se usa una palabra que en el diccionario se prescribe para nombrar el vello de cierta parte del cuerpo. En contrario, ya se ha dicho: con frecuencia se usan las voces “caray” y “caramba”, cuya estirpe las remite a una palabra que define la región pudenda de la anatomía masculina. Meretriz es una palabra tolerable socialmente, pero su famoso sinónimo de cuatro letras es escandaloso, con todo y el título de la novela de García Márquez.

Aunque según el maestro Jorge Hache Álvarez, la Comisión Nacional de Derechos Humanos sugiere que a las damas de “la vida” -como se les decía antes- se les llame “sexo-servidoras de carácter ambulante”. El pudor, que siempre tendrá algo de hipocresía y que es un producto esencialmente urbano, procura evitar las alusiones a palabras comprometedoras; así, una señora al acudir a la tienda solicitaba “blanquillos”, para evitar malos entendidos con el vocablo “huevos”. La lengua maya es más espontánea, no teme aludir explícitamente a la anatomía para feminizar o masculinizar una palabra. Existe un caso pleno de gracia: a la bacinilla -utensilio descontinuado- se le llama ch'eene'iit, que equivale en español a asechar la zona que usa el cuerpo humano para la purificación del vientre.

En español mexicano existe una tendencia a suavizar las palabras; para algunos filólogos ésta es la respuesta a dos razones íntimamente ligadas: lo áspero del castellano y el dominio del conquistador. Marco A. Almazán diría que hablando suave y en diminutivo se anuncia la sensibilidad del hablante y en tal sentido su deseo de recibir igual reciprocidad. Durante la primera hora de la conquista se le daba el tratamiento de doña a una mujer con rango social, llamándoles a las demás señoras. Sin embargo, en la Nueva España, se generalizó el usó del doña. Ahora en Yucatán la doña es la esposa y la señora la amante, aunque es más utilizado el término “querida”, lo que escandalizaría a una argentina, por ejemplo. En el altiplano mexicano ya no se usa la palabra “doña” y prevalece “señora”.

En ese proceso de suavizar la lengua ya no es propio usar la palabra ciego, sino invidente; así surge un término de carácter general “persona con capacidades diferentes”. Así, nos sometemos a una dinámica de sustitución, porque las palabras se van tornando denigrantes y se requieren los eufemismos. La blasfemia no es común entre nosotros y sí en la España actual; quizás todo empezó desde los tiempos de la República que tanto despreció a la Iglesia. Empero, siempre valdrá la pena recordar la anécdota de Carlos Castillo Peraza y León Felipe. Fue Carlos a entrevistar al poeta exiliado y éste en algunas de sus respuestas se dirigía a un crucifijo y lo insultaba soezmente. Carlos, turbado, preguntó: “Maestro, pero ¿no es usted un hombre de fe?”. Contestó el viejo sabio: “Claro, porque creo en él es que lo insulto”. Finalmente, repetiré lo que le dije al maestro Segura: “Existe una lengua maligna por voluntad del hombre y hasta las más dulces palabras de Teresa de Calcuta, dichas con ironía y mala intención, pueden resultar denigrantes para la dignidad humana.-

Mérida, Yucatán. 1 Miembro de número de la Academia Yucatanense de la Lengua

Vista de lince 7

De tildes y mayúsculas

Hoy, con motivo de la euforia que vive nuestro país Colombia por la exitosa operación militar que tuvo por resultado la liberación de 15 secuestrados de las FARC, he recibido los siguientes mensajes:

¡ QUÉ VIVA
NUESTRA COLOMBIA
EN PAZ!
Que grandeza la de nuetro ejécito y que valentía la del Presidente Uribe, echárse semejante responsabilidad a las espaldas
Al primero respondí:
No es lo mismo ¡Que viva nuestra Colombia en paz! que ¡Qué viva nuestra Colombia en paz!

Con la primera Sin tilde. Expresamos el deseo de que Colombia viva en paz. Con el segundo, con tilde, nos asombramos de cuàn viva es nuestra Colombia cuando está en paz.
Y al segundo:
Y éstos sí llevan tilde:

Qué grandeza la de nuetro ejécito y qué valentía la del presidente Uribe,

Además presidente no lleva mayúscula por estar el apellido
Agrego:
No es ncesario echarle tilde a la palabra echarse
Por hoy.

miércoles, 2 de julio de 2008

Don Fidel Cano y la palabra

En sus escritos no hay frases malsonantes ni expresiones viles ni calificativos groseros
Luis Fernando Múnera López

Don Fidel tuvo la capacidad de percibir y transmitir en sus escritos y en su voz ideas, conocimientos, similitudes, imágenes, conceptos cargados de precisión, belleza y verdad.
La palabra es el mayor invento de la humanidad y, posiblemente, el instrumento más poderoso y eficaz. La palabra soporta y transporta la idea, el signo, el significado, la imagen. Así como una imagen vale por mil palabras, una palabra precisa puede contener mil imágenes.


Jorge Luis Borges decía que si al escribir tenían que ponerse juntos muchos sustantivos o adjetivos sinónimos ello se debía a que el escritor no había logrado encontrar la palabra que mejor representara su pensamiento. La palabra contiene el conocimiento, la representación, el deseo, la posibilidad, la imposibilidad, la bondad, la maldad, la verdad, mi verdad, la verdad del otro, la mentira, los sentimientos, las intenciones... Espero en esta enumeración no estar violando la regla de Borges que acabo de citar.


Así, la palabra está dotada de fuerza. Tanta fuerza, o más, que la que tiene cualquier instrumento físico, una herramienta o un arma.
La palabra puede dar la vida tanto como la semilla o el vientre materno y conservar la vida tanto como la tecnología médica. ¡Cuántos seres han nacido de las palabras antes de tener cuerpo físico! O no han necesitado cuerpo físico porque, imaginarios, se quedaron en la palabra, y no por ello fueron luego menos reales.
¡Y cuántos otros, después de la muerte, han continuado vivos en la palabra! También los valores de la vida, los sentimientos, el progreso, todos ellos y más se apoyan primero en la palabra, que es portadora de conocimiento, de ideas, de imaginación, de propuestas.
Una palabra de bondad dicha a tiempo puede ser más efectiva que una medicina. Un gesto verbal de amor puede construir más que cualquier máquina poderosa. Dile a tu hijo que le amas no porque sea apuesto o inteligente sino solamente porque es tu hijo y le habrás dado más que todo el oro del mundo. A esa señora desconocida que se sentó a tu lado en el Metro dile, eso sí con discreción y prudencia, que está muy bella y elegante y le harás un regalo invaluable.

La palabra puede destruir tan eficazmente como el hacha del verdugo. Dile a tu hijo que es un inútil o a tu cónyuge que no le amas y tu hijo será un inútil y tu cónyuge infeliz, a menos que en un acto de soberanía ellos impongan su palabra sobre la tuya.
La palabra puede portar maldad, calumnia, mentira y con ellas hacer daño irremediable. ¿No deberíamos tener licencia para hablar como deben adquirir licencia para manejar armas o carros quienes los usan? ¡Y educarnos todos previamente para el uso correcto de la palabra como es necesario entrenarse en el de las armas y los carros!


Ética y estética de don Fidel Cano


Cuando uno habla de don Fidel Cano puede referirse a una o varias de las muchas facetas de su vida o tratar de hacer una síntesis de todas ellas. Puede decir que fue un trabajador incansable. Un luchador que no se rendía. Un poeta sensible e inspirado. Un intelectual estudioso. Un hombre honrado. Un cristiano creyente y practicante. Un enamorado de la vida. Un caballero cortés. Un maestro de juventudes. Un patriota íntegro. Un promotor incansable de la paz. Un patrón respetuoso de sus trabajadores. Un padre y esposo bueno y un abuelo amantísimo.
Todo ello es verdad y debe permanecer en la memoria individual y colectiva como ejemplo y estímulo para las generaciones actuales y venideras. Pero voy a centrarme solamente en una de esas facetas: Don Fidel Cano manejó la palabra con ética y estética.
Cuando las palabras expresan
Don Fidel tuvo maestros ilustrados como Juan José Molina y Rodolfo Cano pero en buena medida fue autodidacta. A través del hábito de lectura extensa, variada y permanente y de la reflexión sobre las ideas, las cosas y los hechos, don Fidel tuvo la capacidad, desde muy temprana edad, de percibir y transmitir en sus escritos y en su voz ideas, conocimientos, similitudes, imágenes, conceptos cargados de precisión, belleza y verdad. Y la mantuvo hasta la hora de su partida definitiva.
Uno de sus amigos decía que don Fidel Cano era capaz de convertir un editorial del periódico El Espectador en una página literaria impecable. Y yo coincido con esa apreciación, pues basta leer los más de dos mil quinientos editoriales que don Fidel escribió a lo largo de treinta y dos años para deleitarse en ellos con el manejo del idioma, admirarse de la fuerza de las ideas que transmitía y aprender ética en el rigor con que expresaba la verdad, al menos su verdad, encontrar la palabra precisa para cada idea y la construcción rigurosa de cada frase. Y debemos tener en cuenta que no era tarea fácil porque don Fidel escribía velozmente en su escritorio con una pluma de acero que debía recargar en el tintero de cristal labrado con intervalos de pocas palabras, mientras en el taller los cajistas trabajaban en la armada de las planchas para la impresión de la edición del día.
No hubiera querido yo estar en el puesto de esos cajistas obligados cada día a interpretar esa caligrafía difícil cargada de tanto contenido.
El producto de ese trabajo, del que hoy se conservan algunos ejemplares, son unas páginas de escritura apretada y casi ilegible pero precisa y bella en las palabras y en las cosas que quedaron plasmadas en ellas.
Don Fidel fue profesor de lenguaje en la Universidad de Antioquia. Y allí usó la palabra para transmitir conocimiento y comunicar valores.
Uno de sus alumnos llegó amanecido un lunes para asistir a su clase de seis de la mañana y no tuvo tiempo siquiera de cambiarse el traje elegante con que había asistido, subrepticiamente, a una fiesta esa noche hasta la madrugada. Por el cansancio natural se durmió durante la clase. Don Fidel no permitió que los condiscípulos lo molestaran y, al finalizar la clase, lo despertó con palabras amables, para que el profesor que venía a continuación no lo encontrara en ese estado, y le ofreció que por la tarde le repetiría la lección en su casa. El muchacho recordaría esas palabras bondadosas y formadoras toda la vida y las consignaría en una crónica después de fallecer su maestro.
En las palabras de don Fidel, con las que escribía sus poemas, cuentos y ensayos, se plasman con belleza y precisión las imágenes de la naturaleza, como aquellas del río Porce que corre sereno en los remansos e impetuoso en los raudales, las aguas que bañadas por el sol son de oro y rieladas por la luna son de plata, las serpientes que se escurren como cintas brillantes entre las hojas del bosque y las mariposas que sueltan destellos de luz al volar; igualmente la belleza de la mujer, en particular Elena Villegas su esposa; los sentimientos y virtudes cristianas, la caridad, el perdón…
Hay energía irreductible
También sabía don Fidel utilizar la palabra como látigo para fustigar la injusticia, como sable para combatir al enemigo, como lámpara para denunciar el error, como faro premonitorio de los males que vendrían si no hubiera rectificaciones. Y siempre que tuvo que poner fuerza y contundencia en la palabra, lo hizo con nobleza, con elegancia, con justeza. No se encuentra en sus escritos una frase malsonante, no hay una expresión vil, no hay un calificativo grosero. Hay, sí, energía irreducible. No hay concesiones en materia de principios y valores.
No hay renuncia en la lucha. Cuántas veces le costó caro esa tenacidad, pues lo condujo a la cárcel o a la suspensión del funcionamiento de su periódico. Recordemos que de los treinta y dos años que El Espectador existió bajo la tutela de don Fidel, solamente operó efectivamente durante catorce, estuvo cerrado dieciocho. Pero ello nunca amilanó a don Fidel, quien siempre, cuando después se le permitió, retomó la palabra como la única arma que supo utilizar en su vida.
Estas reflexiones tienen una intención. Hoy vivimos el tiempo de la tecnología, en el cual los computadores, el Internet, el fax, los satélites, el cable submarino, la telefonía inalámbrica, la fibra óptica y tantos otros instrumentos nos facilitan la velocidad y aumentan la cantidad de las comunicaciones. Pero ninguno de ellos podrá sustituir la precisión y calidad de contenido de lo que comunicamos. Ese contenido está en nuestros sentimientos, conocimientos y ética. Y ese contenido está en la palabra. Dice la Biblia en su primer libro, el Génesis, que Dios creó todos los animales y luego se los presentó al hombre, Adán, para que les pusiera nombre y “cada ser viviente tuviera el nombre que el hombre le pusiera”. Michael Foucault en Las Palabras y las Cosas, Una Arqueología de las Ciencias Humanas, afirma que en la edad antigua se creía que los signos estaban marcados sobre todas las cosas y las palabras simplemente los recogían. Y Ferdinand De Saussure enseña en su Curso de Lingüística General que el lenguaje es una construcción social que se desarrolla a partir de relaciones y convenciones, de fonemas y grafías, y que esa construcción nunca termina, porque la lengua es un proceso vivo y dinámico. Perdónenme los académicos esta simplificación que hago del pensamiento profundo y analítico de Foucault y de De Saussure, pero no soy experto en la materia. Perdónenme también la digresión siguiente, ¿se han fijado ustedes en que la Academia Española de la Lengua, tan cuidadosa y celosa en la elaboración del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, lo actualiza con frecuencia pero no se compromete desde hace setenta y cinco años con una gramática única? Para mí estos hechos son la mejor muestra del carácter dinámico y vital de la palabra.
A donde quiero llegar es a que nuestro compromiso personal con la vida puede y debe apoyarse, como lo fue en el caso de don Fidel Cano, en el conocimiento, respeto y buen uso de la palabra.
La tecnología que tenemos a nuestro alcance nos ayuda a comunicarnos pero no puede sustituir la ética y la estética que le apliquemos a la palabra.
De todas las cosas que don Fidel Cano nos legó, recojamos hoy ésta. Mantengamos la belleza y la fuerza de la palabra como un instrumento permanente de la vida, y usémosla con ética y con estética, con la conciencia de que una palabra dura, mala o negativa -que Borges me perdone porque en este caso no encontré el adjetivo único y preciso- solamente podrá usarse cuando sea indispensable, y ello sólo con responsabilidad y prudencia, y que toda palabra buena debe utilizarse con frecuencia, sin temor al exceso, con generosidad y con alegría, porque en ella va la Vida, así, con mayúscula

Vista de lince 6


Estrategia de ventas


martes, 1 de julio de 2008

Reflexiones de Francisco

¡Hola!


Para contribuir con el Pico y Cama, perdón, Pico y Placa, algunos días tomo un bus a las 6:30 a. m. y he disfrutado el viaje de lo lindo. Uno de ellos me nutrió con esta reflexión. Algunos aspectos pueden requerir el conocimiento de lugares o costumbres. Me lo hacen saber e intentaré describir de que se trata. Pero puede que sea una observación más universal. Sus opiniones lo dirán.

El bus de las 6:30

Se detiene a recoger los últimos pasajeros que lo abordan en el cruce de la avenida El Poblado con la calle 30. Para ese momento no sobran sillas vacías ni hay espacio para nadie más de pie. Son en su mayoría hombres que descenderán del bus en grupos de dos o tres en cada paradero a lo largo de la Milla de Oro. Que es más de una milla y además tachonada de diamantes, que no son más que las gotas de sudor de estos hombres, ya cristalizadas. La última gota vertida por cada cual es muy peculiar porque una vez cae ¡oh ironía! se convierte en el cerrojo que impide la entrada de quien la suda a esa edificación. Viajan silenciosos, ensimismados, cada uno sumergido en sus propias ilusiones. Salvo una pareja que, más que conversar, trama, susurra. Murmura en privado. Ocupan sillas contiguas. Ella la de la ventana entreabierta, él, con camisa verde chillón, la del pasillo. Sin duda todos los pasajeros tomaron su ducha matinal, muchos mechones de cabello brillan aún y denuncian la reciente inmersión helada. Pero aun así se percibe el sudor varonil de algunos hombres musculosos que debieron caminar largos trechos antes de abordar el bus. Todos llevan, colgando unos, terciados otros, maletines o morrales que ocultan sus envoltorios con almuerzos energéticos. Sobre un costado de sus bolsos lucen monogramas publicitarios de artículos y productos tan variados como los insumos de las obras donde trabajan. Bordados o impresos que también adornan las gorras que usan algunos de ellos. Éstos son los hombres que construyen a Colombia. Les amo a todos ellos. Con la misma intensidad que el hombre de la camisa verde ama a su pareja según se proclama a gritos silenciosos cuando él, solo, desciende del bus e intercambian miradas cómplices por última vez a través del vidrio que les alcahuetea. La de ella es esa mirada inconfundible, dulce y segura, de la mujer que se siente, más allá que deseada, amada. Su postrer suspiro le delata: se siente amada… y deseada. Este gratificante encuentro se renueva cada mañana en el bus de las 6:30. Con certeza.
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Francisco Jaime Mejía Garcés