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viernes, 24 de abril de 2009

Vista de lince 69

El aviso




La foto es de un aviso que ponen en las busetas de Santra, empresa de transporte urbano de Medellín y Envigado en Colombia.

Trabalenguas

Nadie silba como Silvia Silva. Porque si alguien silba como Silvia Silva fue porque Silvia Silva le enseño a Silbar.

Este trabalenguas así redactado lo encontré en la internet ayer, pero yo lo había aprendido hace mucho tiempo con otra fórmula:

Nadie silba como silba Silva. Porque si alguien silba como silba Silva fue porque Silva le enseño a Silbar.

En Santra nadie silba como Silvia Silva ni como silba Silva.

Las dos fórmulas tienen problemas de y lógica gramaticales. Intenté arreglarlos, pero las fórmulas resultantes perdían la sonoridad y la cadencia con que lo aprendí y por eso no me atrevo a proponer la fórmula que considero correcta, por lo tanto lo dejo para que en los comentarios se propongan algunas y yo pondré la mía.
Se venden tapas para volcanes

domingo, 19 de abril de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

Maternidad demandable


Todos hemos acomodado el dicho ese “mi mamá me ama, mi mamá me mima… me mamé de mi mamá”. Pero hay gente que lo lleva más lejos.

Hay gente, como un joven austriaco que demandó a su madre porque lo llamaba hasta 49 veces al día. La corte multó a la madre con el equivalente a un millón de pesos por acoso telefónico.

Tal vez este hombre llevó las cosas un poco lejos, pero seamos sinceros, no pensó nada que los demás no habíamos pensado. Es decir, mi mamá me llama más o menos esa misma cantidad de veces, pero no he pensado en demandarla por eso, pero ahora que lo pienso… está el vestido de patos en una bañera bordados que me obligaba a usar. Y la vez que me hizo un motilado que me hacía parecer un elfo sexualmente confundido. Y además me obligó a llevar queso y yogur en la lonchera y me hacía usar camiseta en la piscina, lo que definitivamente clasifica como daño por lesiones sociales. Y sin ir muy lejos, podría demandarla por truncar el libre desarrollo de mi personalidad porque no me dejó lanzarme desde el techo de la casa con una toalla amarrada alrededor del cuello “a luchar por la fusticia” [sic]. Y mi padre tampoco se queda atrás. Todavía estoy con los nervios porque una vez lo vi matar un ratón y lloré durante días porque había asesinado al Ratón Pérez.

Bueno, está bien, tal vez yo no tenga un caso muy sólido, pero no deberíamos descartar la idea de demandar a los padres, porque hay unos definitivamente demandables. Para empezar, están las madres que les ponen balacas a las bebés y pulseras a los niños. Y la gente que motila a sus hijos como aspirantes a la Selección Colombia en 1982, cortico adelante y largo atrás, también es candidata a demanda.

Los nombres también podrían ser motivo de litigio. Cuando estaba haciendo el vigía de la salud en mi último año de colegio (ni crean que les voy a decir cuándo fue) me tocó un niño que se llamaba Batman Adolfo. Es en serio. Hay testigos. Esa señora probablemente truncó el futuro laboral de ese niño. Yo no me dejaría operar del doctor Batman. ¿Ustedes sí?

Ya que estamos en estas, deberíamos aprovechar y entablar demandas a nombre de los animales cuyos dueños los visten de manera ridícula y les hacen cortes vergonzosos que los convierten en blanco de humillaciones cada vez que salen al parque. Siempre que veo uno de esos french poodles con la cola rapada me lo imagino explicándole a su amigo bóxer: “mira, te juro que no soy, es que mi dueña…”.

El caso es que este joven tocó un nervio con eso de las demandas. En el fondo, todos tenemos un guardado, una injusticia por la que sentimos que merecemos compensación.

Al mismo tiempo, esto podría ser problemático si una de mis hermanas decide demandarme porque la castigaron a ella cuando yo incendié las cortinas y le eché la culpa, y la otra todavía está buscando un suéter suyo que vendí en el colegio para poderme comprar un borrador de E. T. Mejor apelemos a la sensatez y dejamos así…

viernes, 17 de abril de 2009

Una voz divina

Esta anécdota la redacto en palabras de Amparo Jaramillo porque es la forma como me gusta contarla. Ella fue telefonista en La Ceja por mucho tiempo.

Cómo le parece, ingeniero, que cuando estos equipos estaban recién inaugurados muchas personas preferían pedir las llamadas por el conmutador a hacerlas directamente porque muchos municipios aún no estaban automatizados o porque no habían adquirido la costumbre.

De pronto comenzó a llamar casi todos los días un tipo, pero con una voz que ni se imagina. ¡Qué voz tan divina! ¡No, no, no! Yo no había oído una voz igual en toda mi vida. ¡Ah!, y me enamoré de esa voz.

–¡Papito! –le decía yo cuando llamaba– eso es mucha voz tan divina la que te dieron.

–Así serás de hermoso –le decía otras veces.

–Si pudiera te hacía la llamada gratis con tal de oír esa voz, pero qué hago si apenas vivo de este sueldo. –otras más.

Y así, piropo tras piropo y el hombre apenas se reía, pero no avanzaba nada, y al otro día era el mismo cuento.

Hasta que una vez me pidió una llamada a Bogotá. Y acuérdese, ingeniero, que la Empresa se demoró mucho para entrar a la red nacional, entonces nosotras teníamos que pedirle el nombre a la persona y el teléfono de donde llamaba porque así nos controlaban a nosotras. Y eso fue mucha alegría para mí.

–¡Papito! –le dije– ¡Qué dicha tan grande que por fin voy a saber cómo te llamás!, porque me tenés que decir el nombre para poder llevar el control que nos exigen –y yo matada– ¡A ver pues! despachá que de ahora en adelante te voy a seguir diciendo el nombre.

–Alfonso Uribe Jaramillo, señorita.

¡Ay!, ingeniero, usted no se imagina lo que a mí me dio al saber que era la del señor obispo la voz de la que yo estaba enamorada. Primero un frío enorme me recorrió el cuerpo, después la cabeza se me puso caliente que yo creí que la diadema se iba a derretir y unas ganas de ir al baño, pero no podía salir corriendo, de todas maneras él seguía en la línea. Hasta que por fin logré decir:

–¡Ay!, monseñor, ¿usted me va a hacer echar?

–¿Por qué? –me dijo muy serio– Si usted no me ha dicho nada que un hombre no quisiera oír.

Nueva presentación

Nueva presentación

Cuando abrí el blog el pasado 24 de junio, lo configuré de tal manera que la página principal mostrara el máximo de entradas elegible, 500. Ayer cumplí con la centésima sexagésima sexta y desde hace varias entradas he venido observando que se ha dificultado la apertura del blog por el peso informático del contenido. Además, ya recibí sugerencias al respecto.

Decidí rebajar a 80 el número de entradas en la página principal. Si los lectores consideran necesaria otra rebaja, será bienvenida la sugerencia.

También empezaré una revisión de todas las entradas para quitar errores de tecleo muy comunes por la falta de una buena mecanógrafa. Además, escucharé sugerencias acerca de las etiquetas que debe llevar cada entrada para hacer más ágil el encuentro del blog en los buscadores.

Todas las comunicaciones conmigo se pueden hacer por los correos y teléfonos mostrados en el perfil o por los comentarios en las entradas.

Don Abel

miércoles, 15 de abril de 2009

Vista de lince 68

Diccionario de-formador

Casi no aparecen por aquí los conferencistas, quienes al igual que los periodistas y publicistas, que tanto critico, son felices copiando cuanta innovación conocen, es como si cada uno fuera a las conferencias de los otros para escuchar lo nuevo y aplicarlo en las suyas.

Esta introducción se debe a que mi amigo Abelardo Alonso Calderón Gallego fue enviado por su empresa a cursar un diplomado llamado Formación de formadores y les puso tanto cuidado a los profesores que además de ganar las materias con lujo de calificaciones, elaboró un diccionario al que llamó Diccionario de-formador.

Como me parece importante que los conferencistas conozcan y mediten sobre sus muletillas, comparto con ustedes el documento.

Este diccionario ha ido aumentando con aportes que han llegado de varios amigos y tengo autorización del autor de ir añadiéndole elementos nuevos. Por lo tanto, quien descubra una nueva muletilla, bienvenido sea. En los comentarios de esta entrada, puede dar sus aportes y ojalá con la especificación del país de origen.

A nivel de. Expresión proveniente de la doctrina del anivelismo, muy utilizada en nuestro medio por querer decir que algo se desarrolla en el ámbito de. Esta expresión sobra en todos los casos en que la gente la usa.

A ver. Muletilla muy utilizada actualmente por las personas que son interrogadas por cualquier motivo, con intención de adornar la respuesta al estilo presidencial. Se confunde con la expresión haber.

Abrir espacios. Muletilla que se usa siempre que existe una actividad nueva o cuando una persona propone una iniciativa que tienda a alcanzar unos objetivos o a realizar otras actividades que derivan de la primera activida o iniciativa. El verdadero significado de la muletilla es: «Es una oportunidad para…»

Analogizar. Palabra utilizada por un profesor admirador de los argentinos. Seguramente pretendía decir que se debían establecer analogías entre algunas cosas.

Agrego la gran utilidad existente de formar verbos en izar: se toma cualquier adjetivo y se le da tal terminación y listo, costumbre que no siempre es incorrecta, pero a veces innecesaria por existir un verbo que diga lo mismo. Las últimas novedades al respecto son absolutizar escuchado en un sermón en la iglesia de San Juan de La Cruz de Medellín y uniformizar expresada por un interventor de obra al explicar que el color de las paredes de los laboratorios del Colegio Mayor de Antioquia debían conservar la uniformidad.

Apostar. Había pasado de de moda pero regresó. Quiere decir arriesgar, ensayar y demás; ahora todo se apuesta. Como dice O'Gil: Nos mantenemois ya en un casino.

Colocar. Palabra invasora, avasalladora y arrasadora que con sólo cinco acepciones, está acabando con las 44 que tiene el verbo poner. Ya ni las gallinas ponen sino que colocan los huevos (agrego: el sol ya no se oculta por el Poniente sino por el Colocante). ¿Por qué despreciamos el verbo poner? ¡Cómo se escucha de feo: ¡colocar atención, colocarse colorado, colocar un correo, colocar un "imeil", colocar una mirada, colocar un "biper", colocar un denuncio, colocarse triste, colocarse al corriente de los hechos!

Complejizar. Palabra utilizada por otro profesor seguidor de los gauchos, probablemente, para significar que las cosas se podían poner –que no colocar– más difíciles o complejas.

Corporabilidad. Acepción proveniente posiblemente de reinas venezolanas o jugadores argentinos para referirse a la expresión corporal o al manejo del cuerpo en presentaciones ante un público.

Agrego que el abuso que se hace de los sufijos –bilidad, -idad y -dad se extiende en todo el campo de las comunicaciones. Al igual que los verbos en -izar, no siempre es incorrecto el uso, pero a veces innecesario. Por ejemplo, cuando un futbolista salta para recibir un pase de tiro de esquina y de cabeza mete el gol, el comentarista de turno asegura que eso fue posible pues el jugador referido posee una gran saltabilidad. (Escuchado varias veces).Y ahora, dizque usabilidad y buscabilidad de sitios web.

Darse alguien la pela. Muletilla nueva que está causando furor. Se usa más en plural cuando alguien que tiene responsabilidad sobre un grupo advierte sobre algún compromiso que hay que cumplir y que lamentablemente conlleva a una erogación económica del grupo o a dejar de percibir alguna ganancia y que de no cumplir el compromiso la pérdida sería mayor: La expresión que ha causado furor en la segunda mitad de la primera década del siglo XXI. Nos vamos a tener que dar la pela con la pintura del muro pues sí estaba estipulada en el contrato (aunque para pintar el muro haya que revocarlo primero y seso no estaba estipulado en el contrato)”. Dejó para siglos anteriores las castizas Tengo que hacer un esfuerzo; No hay más remedio y similares. Se usa cuando alguien debe enfrentar un hecho que considera más cómodo haberlo eludido..

De hecho. Muletilla de moda entre la gente de nuestra empresa (la de Abelardo) usada para reforzar las conversaciones.

De pronto. Otra entrometida muletilla que se atraviesa en casi todas las conversaciones triviales de la gente sin querer significar algo que nadie espera o sin pensarlo.

Ejecutalizar. Término ejecutado por un profesor seguidor de los reinados o del fútbol del sur del continente. De pronto, a lo mejor, quiere dar a entender que se trata de hacer, realizar o llevar a cabo alguna cosa.

Emocionalidad. Expresión utilizada por un profesor del diplomado, amante de las emociones, que seguramente quería referirse a algo relacionado con algún estado anímico o emocional.

Entre comillas. Expresión verbal que adquiere cada vez más auge entre la gente para resaltar cierto comentario o referirse a algo que no es capaz de explicar con palabras comprensibles o con una entonación de voz apropiada (agrego: es de obligación que el usuario de esta expresión alce los brazos mientras la dice en la misma forma que un gallinazo en lo alto de un poste extiende las alas para calentarse al sol de la mañana, y al mismo tiempo mueva los dedos índice y medio de ambas manos cual si fueran las comillas dobles de que habla). ¡Ya quieren hacernos poner estos signos de manera imaginaria en el habla normal! Imagínense, en poco tiempo, a alguien conversando con nosotros y que nos diga: Me parece que el diplomado –arial 12, negrilla y subrayado– ha sido una gran experiencia para mí.

Espectacular. Como el verbo colocar, esta palabra también nos está invadiendo en la conversación cotidiana y está acabando con el uso de los demás adjetivos. Para la mayoría de la gente, todo es espectacular.

Experencial. Palabra utilizada por algún pedagogo que quería decir experiencial, término correcto que figura en el diccionario, cuyo significado es: Que está relacionado con las experiencias de uno.

Facticidad. Otra expresión pronunciada por un profesor que, aparentemente quería decir algo así como facto, a la fuerza o factible.

Haber. Muletilla muy utilizada actualmente, sobre todo por las personas que son interrogadas por cualquier motivo, con el ánimo de adornar la respuesta al estilo presidencial. Se confunde con la expresión a ver.

Imeil. Anglicismo que quiere decir electronic mail, que en la terminología informática se escribe e-mail. La gente no es capaz –o le da pena– cambiarlo por correo electrónico, correo o mensaje.

La verdad. Frase que se está imponiendo en nuestro medio para anteponerla ante cualquier respuesta que se va a dar, queriendo resaltar, aparentemente, que se habla con sinceridad. Surgió en el reciente reinado de Cartagena y se está extendiendo al resto de la población... La verdad, me siento muy bien; La verdad, tenemos mucho trabajo; La verdad, salgo de vacaciones.

La idea es esa. Otra frase de uso común entre los funcionarios de esta organización (la de Abelardo) para significar que se tienen objetivos, intenciones, propósitos, metas, propuesta, planes. ¡La idea es esa!

¿Me hago entender? Se trata más de un eufemismo que se vuelve muletilla cuando nos tenemos que aguantar a un conferencista que la repite cada vez que termina de exponer algún concepto y a veces en medio del mismo. Es casi propio del sector educativo donde han nacido muchos de los eufemismos. Los usuarios de esta muletilla aseguran que preguntar ¿entendieron? es suponer que los escuchas son brutos y que no deja la posibilidad de que no hayan entendido por incapacidad del conferencista de hacerse entender. De muy buena fuente me llegó que en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, centro importante de la ciencia médica de nuestro país, algunos profesores les encarecen a sus alumnos qué ése debe ser el trato que los médicos deben aplicar a sus pacientes en las consultas para no ofender al paciente. ¡Habrase oído tamaño despropósito?

O sea. Una de las muletillas más pegajosas, cansonas, absurdas, e innecesarias que la gente utiliza en la conversación normal. Además de eso, es insultante, porque da la impresión de que el interlocutor asume que el receptor es un ignorante, ya que por toda frase que pronuncia le tiene que dar explicaciones adicionales: o sea, o sea...

Paradigma. Palabra descrestadora, sonora y llamativa que utilizan los ejecutivos modernos para aumentar o adornar su léxico.

Parecer ser. Frase muy común utilizada incorrectamente en vez de la expresión parece. Algunas personas la usan en reemplazo de pareciera, que en la mayoría de los casos también es incorrecta.

Parecería.(V. Pareciera)

Pareciera. Palabra utilizada por la gente in de manera incorrecta en la gran mayoría de los casos -depende del tiempo de la conjugación del verbo- que a muchos les da caché y que, sencillamente, se debe reemplazar por parece. Ejemplos: Pareciera que va a llover; Pareciera que está aburrido; Pareciera que el diplomado va a ser un éxito, ¡reemplácela y verá que es mejor!

Relacionamiento. Seguramente el profesor, sin advertirlo, quería referirse a la conexión o correspondencia entre dos cosas o a la palabra relacionar.

Relievancia. Palabra que no existe en el diccionario de la lengua castellana y que mucha gente utiliza para referirse a la expresión poner de relieve, que significa destacar, subrayar o resaltar con énfasis.

Romper esquemas. Expresión muy usada por los ejecutivos modernos para reemplazar a la trillada romper paradigmas.

Romper paradigmas. Expresión muy usada por los ejecutivos modernos para reemplazar a la trillada romper esquemas.

¿Si me entendés? Muletilla que cumple las mismas características de O sea. Algunos le dan otro giro: ¿Sí me comprende?; ¿Sí me entiende?; ¿Sí me hago entender?; ¿sí soy claro? Quienes la utilizan están pasados de moda. Para las dos últimas, véase ¿Me hago entender?

Yo diría. Esta muletilla, aunque también se escucha en una que otra conferencia, es más propia de entrevistados. Se inicia con un condicional lo que de hecho se empieza a decir. Yo diría que este diccionario resultó ameno. ¿Cómo que diría si ya lo está diciendo.

Fin del Diccionario de-formador de Abelardo Alonso Calderón Gallego, a quien la empresa para la que trabaja lo tiene en lista para otro diplomado. Quien vaya a dictar una conferencia en próximos días, puede consultar el diccionario para que actualice y vaya estrenando muletilla. Este Diccionario puede ser repartido en la forma que se desee y quien tenga algún aporte puede reportarlo a tiromalo@yahoo.es, tiromalo@gmail.com

Gabriel Escobar Gaviria (Abel Méndez, Sófocles).

Cuenticos griegos 3

Cuenticos griegos contados a lo paisa por Carlos Augusto Cadavid Arangoa ala versión imnfantil de los miembros de Consulforo.

Perseo y la profecía

Perseo tiró ese disco
con tan mala puntería
que así, sin querer queriendo,
se cumplió la profecía.

—Bueno, está bien, ya descubrí antes de tiempo quién era el asesino; dejen de criticar, y vamos a seguir con el cuento. ¿Se acuerdan que Perseo, Andrómeda y Dánae venían en barco? Pues llegaron al fin, todos cansaos después de muchos días de navegar… sí, sí, al reino de Argos… entonces, así, sin bañasen ni nada, se fueron a buscar al rey Acrisio, el papá de Dánae…

—¿Que qué, Juanito? A ver, Argos también son otros personajes de estos cuentos, pero también era un reino griego, y era un señor de aquí de Medellín, y ese sí que sabía bastantes cosas, se metió a contar cuenticos griegos antes que yo… si, buenísimos, se los pusieron en libro… No, mijito, yo no le he copiao nada… ¿Está claro?, ¿sigo?

—Cuando ellos llegaron a Argos, ya le habían llevado el chisme a Acrisio, porque en esos días también había gente más chismosa que gringo recién liberao, y el viejo lo primero que pensó fue: «¿Qué carajos me quedo haciendo aquí?, ¿pa que me mate ese pendejo?», y dicho y hecho, arregló sus alforjas y dijo que se iba a ver los juegos deportivos que estaban haciendo en Larisa, el reino vecino. ¡Ni por el diablo se iba a topar con ese nieto tan peligroso!

—Como a Perseo también le chismiaron que Acrisio se había ido pa Larisa, pues decidió ise a buscar a su abuelo, pa dejar claras las cosas, pero cuando llegó, ya la gente sabía de sus aventuras, así que lo invitaron a que participara en los juegos mientras aparecía su abuelo, y el dijo que sí, que le gustaba mucho el lanzamiento de disco, que lo pusieran en la lista, y entonces lo iscribieron. Cuando llegó el momento, se fue pal campo, agarró su disco, hizo sus vueltas y figuritas como si fuera el discóbolo de Mirón… ¿lo conocen? Si, empeloto, claro, porque los griegos se quedaban en púribus cuéribus cuando iban a los juegos, a hacer deporte, y hasta en la guerra… no, no, a las mujeres no las dejaban entrar a los juegos porque según ellos eso era cosa de machos, no porque les diera pena… ¡Felipito, qué cosas!... pero sí, tenés razón, esas cosas son pa las hembras, aunque los griegos clásicos no le paraban muchas bolas a eso… No, y lo pior es que esos del Mediterráneo siguen siendo machistas… ¡Caramba, ya me hicieron perder el hilo!

—Íbamos en que Perseo estaba preparándose pa tirar el disco…¡el disco, cállese!..., su cuerpo todo tenso, sus músculos listos como resorte, bien concentrao, tomó impulso, hizo un giro… y quién sabe qué bicho lo picó, y en dónde, lo cierto es que ese disco salió con toda su fuerza, pero pal lao que no era… ¡Imagínesen! Un disco de bronce, no un cedé, que podría pesar entre uno y cuatro kilos, lanzado bien fuerte, y que se va volando contra el público, y allá una persona recibió el golpazo en el pecho y ai mismito quedó… Adivinen quién… pues sí, Acrisio, que estaba confundido con la gente pa que no lo viera el nieto, pero nada le valió… una profecía es pa cumplise, porque si no sería puro cuento…

—Bueno, pues cuando pasó el barullo y se descubrió quién era el difunto, a Perseo le entró ese pesar, y su amá le decía que pa qué se preocupaba si ni siquiera lo conocía, y Andrómeda le decía que no fuera bobo, que eso había sido un acidente, que mejor se fueran pa Argos, que ese era su reino, pero no, el decía que cómo se les ocurría eso, que el no podía reinar allá después de haber matado a su abuelo, y más bien se habló con el rey de Larisa y le dijo que cambiaran reinos, y el otro, sabiendo que Argos era mucho mejor, ai mismito le dijo que sí, y cambiaron.
—Perseo se dedicó a organizar sus cosas y fundó la ciudad de Micenas, donde vivió mucho tiempo cuidando a su mamá Dánae y a Andrómeda, que le dio muchos hijos… bueno, eso de que “le dio” es un decir, porque trabajaron juntos. Era una región al norte de Atenas, llamada Argólida, que junto con Argos y Tirinto fueron las mayores ciudades de por allá. Micenas era una verdadera fortaleza militar, rodeada de murallas de piedras tan grandotas que decían que solamente los cíclopes podían haber hecho algo así; era rica en oro y con suelos buenísimo pa la agricultura; sus condiciones ambientales eran de las mejores y tenía una fuente que les daba agua todo el tiempo y que llamaban “La fuente de Perseo”. A sus hijos y a toda su descendencia los llamaron los perseidas, y gobernaron la ciudad por muchos años, hasta que llegó Euristeo, ese que le puso los trabajos a Hércules… Si, Jorgito, fue uno de los mayores centros de la civilización griega, a la gente de allá los llamaban aqueos; Agamenón, el de la guerra de Troya era rey de allá…
—Qué, ¿les gustaron las aventuras de Perseo? ¿Cómo?... Si, Manuelita, parece que el día de la madre lo creó Perseo… y no sea malpensada, que es eso: Mirón no era uno que se fue a ver gente en pelota, era un escultor llamado Mirón o Miró de Eleuteras, que hizo esa escultura tan famosa… ¿Argos, otra vez, Juanito?, esperá, vamos despacio… A ver, a ver, Perseo y unas montañas…, montañas… no, no doy; voy a metele averiguática al asunto y después les cuento…

martes, 14 de abril de 2009

Vista de lince 67

Prefijos

«La otrora vice alcaldesa de energía y medio ambiente de este municipio subrayó que esta política "verde" traerá beneficios directos a Los Ángeles y California». La opinión, los Ángeles, ca.

El problema nuevo del español es la separación de los prefijos por obra y gracia del corrector de Word. Aquí debe ser la otrora vicealcaldesa.

Unidades

El plan de energía alternativa de Villaraigosa plantea instalar 1.3 gigawatts de energía solar, el equivalente al 10% de la demanda de energía de los próximos 11 años. La opinión, los Ángeles, ca.

Para la unidad de potencia en español se tiene el vatio y no el watt. Luego la potencia instalada es de 1,3 gigavatios. Además vale en el Sistema Internacional, la coma decimal.

Uno bien y otro mal

"Lo que queremos es que las familias tomen pasos para asegurar que los niños utilicen la internet, los juegos y la televisión de manera segura y saludable". La opinión, los Ángeles Ca 09-04-04 Palabras de José Piñero director multicultural de Microsoft.

El esqueísmo, una forma de que galicado, es el malo y lo vemos de primero. Corregirlo es muy fácil, se suprime: Queremos que las familias.

Lo bueno, el uso de la internet, con minúscula y en femenino.

La Real Academia Española prepara para la edición XXIII del Diccionario la entrada de la palabra internet, como ambigua y como opcional con mayúscula, lo que hace que esta palabra sea correcta en cuatro formas diferentes: la internet, la Internet, el internet y el Internet. Horrible.

¿Usted usa la radio, la televisión, el telégrafo (ya desaparecido), el cine, el ferrocarril, la prensa, todos los medios de comunicación con mayúscula o con minúscula?

El Diccionario panhispánico de dudas, Depedé, dice que la internet funciona a manera de un nombre propio. Eso no significa nada. Algo es nombre propio o no, pero no que funciona a manera de nombre propio.

El masculino de internet entró por la consabida pereza que nos da pensar. Mucha gente piensa muy despacio. El articulo inglés the no es ni masculino ni femenino, pues las cosas en ese idioma no tienen género y los usuarios vieron la expresión the internet y corrieron a traducir el internet sin tener en cuenta que a nosotros nos lleva al concepto de una red que es de género femenino por lo que nos queda mejor la internet.

Escritorios con diploma



Las dos fotos corresponden a una campaña de la Gobernación de Antioquia para sensibilizar la aceptación del Control Interno. Por lo visto no hubo control interno al idioma. Con tal despliegue publicitario mostrado, máxime cuando se trata de una entidad de Gobierno, yo me pregunto por cuántos escritorios con diploma pasó el error de escribir el sustantivo quehacer en dos palabras. Algún día sabré la respuesta.

sábado, 4 de abril de 2009

Gazapera histórica 6

La década del cincuenta

Jorge Child, El Espectador, (91-07-13).

Remata usted su columna de El Espectador de hoy con esta, per1ita: por allá en los años 50s.

En español esa expresión es más elegante si se utiliza cualquiera de las palabras década o decenio; así: La década de1 50; El decenio de 1950. La forma que usted está usando es un anglicismo chocante, que lo es mucho más cuando le ponen el apóstrofo del genitivo sajón: 50Js. (Julio de 1991).

El comentario de este gazapo está basado en El Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, obra que sólo tuvo una edición en 1973 y decenas de reimpresiones. Aunque advierte que por su carácter de esbozo no debe considerase una obra normativa, fue la única herramienta para los gramáticos de las tres últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI. En esta obra queda consignado que el uso incipiente e la década del 70 de las expresiones los años cincuenta y los años cincuentas no son idiomáticos.

«No es idiomático en español, en cambio, el plural los treinta, los cuarenta, o los treintas, los cuarentas, etc. para designar, como en inglés, los años del siglo comprendidos entre 30 y 39, 40 y 49, etc. Los introductores del reciente neologismo han tenido que idear una fór­mula más explícita y elocuente: los años treinta o treintas, que sigue siendo tan inexpresiva y malsonante para oídos españoles como la fórmula reducida e idiomática del inglés. Resulta, además, innecesaria, existiendo como existe, por lo menos desde el siglo XVI, el término decenio, y hasta el más reciente década en esta acepción» Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Espáñola, Última parte del numeral 2.9.2.2.°, ´página 239».

Posterior a la primera edición del esbozo aparecieron las formas los años 50s y los años 50´s, horribles calcos de las costumbres gringas.

La Real Academia despidió el siglo XX en su penúltimo año, 199, con una excelente obra, Ortografía de la Lengua Española, Edición revisada por las Academias de la Lengua Española, y saluda el nuevo siglo en su primer año 2001 (aunque apareció en el mercado un año más tarde) con una elaborada obra de la que por identificar las inconsistencias me he ganado el malquerer de muchos adoradores creyentes de la infalibilidad de la Real Academia Española. Se trata del Diccionario panhispánico de dudas, el que por sí mismo se autoproclama normativo en cuanto consigna las expresiones y giros de uso común. El mismo Diccionario contradice esta aseveración la cantidad de expresiones que veta con su signo circulare que encierra una x. La obra es muy buena en su parte teórica. Es, por ejemplo la obra en la que ha salido la mejor exposición del uso de las mayúsculas.

Pero en otros asuntos, deja por el suelo sin recato alguno las disposiciones aprendidas en el Esbozo, las que anula sin explicación alguna o apoyándose en el uso el que, como ya dije, anatematiza en otras circunstancias.

Estamos a la espera de la Gramática de Medellín, aprobada en la Asamblea de las Academias de la Lengua Española celebrada en marzo de 2007 en la ciudad de Medellín. Texto ya terminado, pero que desconozco hasta el presente, por eso no me siento con autoridad para hablar de él.

Esto dice el Diccionario panhispánico de dudas, Depedé, acerca del tema que nos ocupa.

«década.
1. Los términos década y decenio significan, ambos, ‘período de diez años consecutivos’; pero mientras que decenio se usa para designar el período de diez años comprendido entre dos años cualesquiera, década designa en especial el período de diez años referido a cada una de las decenas del siglo (años diez, veinte, treinta, etc.). Es muy frecuente expresar los decenios tomando como límites años que terminan en la misma cifra: «El fecundo decenio andaluz (1578-1588) se interrumpió cuando [...] tuvo que trasladarse a Segovia» (Abc [Esp.] 13.12.91); pero hay que saber que esta costumbre implica una inexactitud, ya que esos límites comprenden, en realidad, once años y no diez, pues en el cómputo se incluye tanto el primer año como el último. Se recomienda mayor precisión en la indicación de los decenios, como se ejemplifica a continuación: «El carácter brillante y apolíneo del decenio operístico, 1775-1784, del compositor» (País [Esp.] 1.12.87).

»2. En cuanto a las diez décadas de cada siglo, cada una de ellas comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0; así, la primera década del siglo XX es la que va de 1901 a 1910; la segunda, de 1911 a 1920; la tercera, de 1921 a 1930, etc.

»Es habitual utilizar expresiones como los años veinte, la década de los treinta, los cuarenta, etc., referidas a los decenios que comprenden los años de cada siglo que tienen la misma cifra en su decena; así, la expresión los años veinte alude conjuntamente a los años comprendidos entre 1920 y 1929, ambos inclusive. En estos casos, se desaconseja poner en plural el cardinal referido a la decena: «A través de los veintes y de los treintas, muchos poetas de talento [...] trabajaban en otros estilos» (Hora [Guat.] 14.7.97). Tampoco deben usarse fórmulas como los 20s o los 20’s, copiadas del inglés. En el español de América, en la construcción la década de..., aparece a veces en singular el artículo que acompaña al cardinal: la década del treinta, en lugar de la década de los treinta, construcción esta última más habitual y recomendable».

Aquí se hace una buena diferenciación entre los términos década y decenio y excelente la recomendación de precisar el número de años en diez y no en once como es la costumbre. Sin embargo no explica por qué si en 1973 no era idiomático decir los treinta o los treintaS, hoy en día, 28 años después, es usual y recomendable la expresión la década de los treintas.

Ante la inexistencia de esa explicación yo me acojo a la norma culta igualmente consignada en el Prólogo del Depedé y sigo enseñando que lo más elegante es la década del treinta.

miércoles, 1 de abril de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

Tecnología para la mujer moderna
Recientemente, la página virtual del Vaticano publicó un artículo según el cual la lavadora de ropa fue el invento del siglo XX más liberador para las mujeres. El artículo, escrito por una mujer, afirma que poder “echar la ropa, echar el jabón, bajar la tapa y olvidarse” nos ha permitido a las mujeres independizarnos, tener más tiempo para nosotras mismas en el hogar y hacer cosas como leer para abrir nuestras mentes. La idea de que era la ropa lo que nos tenía aprisionadas es tan ridícula como la noción de que las bambas para el pelo nos liberaron porque ya no nos tardamos tanto poniéndonos pinzas.

Todo esto me ha conducido a una conclusión. Verán, lo que sucede es que la tecnología es machista. Bueno, la tecnología no, pero la gente que la produce, sí. ¿Cómo más explican el robot-modelo que sacaron los japoneses?
Ya habían sacado el robot-ama de casa, que claramente apela a un mercado masculino, y ahora nos salen con este modelito, que pesa 43 kilos y mide 1’60. Vale aclarar que este modelo es una versión reducida y mejorada del primero que sacaron, que pesaba 58 kilos. ¡Pusieron a dieta a la tecnología! Eso tuvo que ser un hombre; si una mujer hubiese diseñado ese robot, tendría estrías y celulitis.
No me quiero imaginar con qué irán a salir ahora. Supongo que si tienen una modelito y una ama de casa, sólo les falta un femi-bot, que viene con su propio delantal, le lleva pantuflas y whisky al sillón, enciende el cigarro y está programada para auto-apagarse antes de preguntarle dónde ha estado y qué son estas horas de llegar. Por unos pesos más puede tener la versión Premium que incluye un programa para que cada 30, 35 o 60 minutos –según el gusto del usuario- se de vuelta, lo mire fijamente y le diga “eres un se-men-tal” y “me en-can-ta el fút-bol”.
Si quieren aumentar las ventas, ese modelito lo deberían vender en combo con el mami-bot, diseñado para peinarlo, escogerle la ropita, recogerle los calzoncillos sucios, pegarle los botones, cogerle los hilvanes y decirle “eres tan guapo” y “Nin-guna mujer te me-rece”. La función extra de este modelo sería “come, es-tás muy del-ga-do.”
Claramente, el público objetivo no somos nosotras. Si de verdad quisieran capturar el mercado femenino, no perderían el tiempo diseñando lavadoras y secadoras que parecen sacadas de Los Supersónicos, sino un robot que sobe los pies y diga “tu celulitis es taaan sexy” y “no, no, yo lavo los platos. Tu quédate tranquila y ves otro capítulo de Sex and the City.” Notarán que el robot para nosotras habla mejor; es porque nosotras apreciamos la comunicación fluida y no consideramos que más de cuatro palabras seguidas sean cantaleta. Ah, y la función extra del macho-bot sería una grabación en loop sinfín “tú tienes toda la razón, querida” y “esos pantalones no te hacen ver gorda.” ¡Ese sí es una máquina pensada para las mujeres!