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lunes, 31 de agosto de 2009

Vista de lince 81


El lince

Vista de lince 80

Vistazo a los blogueros


Grabar (que no quemar)

Creo que la que debe actualizarse es la hija de Pa. Ella, como mucha gente, no sabe que desde antes de existir los cidís, los dividís y similares existe el verbo grabar en Español que se adapta a cualquier forma de hacerlo hasta el final de los siglos. Mirémoslo:

2. tr. Captar y almacenar imágenes o sonidos por medio de un disco, una cinta magnética u otro procedimiento, de manera que se puedan reproducir.

Me he ganado la misma conferencia de no menos de cinco ingenieros de sistemas en la que me comentan que la palabra “tiene que ser” quemar porque los rayos láser queman no sé qué elementos, etc.

Todo lo que hagan los rayos láser o lo que inventen dentro de 10, 100 o 1.000 años está metido en la frase “otro procedimiento” pues el objetivo final es reproducir.

Si observan bien el significado que muestro deducirán que el disco a que se refiere la redacción es el de acetato y todavía no había aparecido el cidí, por lo que esa definición puede tener alrededor de 40 años. Comprobaré y les contaré en comentario a esta entrada si ya aparecía en la edición XIX del diccionario, que si la memoria no me falla es de 1970, es decir, cuando la enamorada de Pa, madre de la desactualizada, le regaló el casete (que no caset).

Otra innovación que se puede aprovechar: El disco de acetato murió (requiescat in pace), nuestros hijos a duras penas alcanzaron a ver algunos de ellos cuando los sacamos de los armarios para botarlos porque ya hasta los apartaos para escucharlos son antigüedades. Nuestros nietos ni siquiera alcanzan a imaginárselos, es decir, el concepto disco está libre. Ocupémoslo con el actual. Yo llego a las papelerías preguntando por discos no regrabables y siempre me tengo que aguantar la pregunta correctora:

—¿Cidís?



sábado, 29 de agosto de 2009

Gazapera histórica 9

Ricardo Henao, Noticiero 24 Horas, 25 de julio de 1991.

En la emisión de ayer del Noticiero 24 Horas, en la nota sobre la vuelta a Francia, usted dijo dos veces que Abelardo Rendón ocupó el puesto decimosegundo.

En español los ordinales correspondientes a los cardinales once y doce siguen la formación latina de estos números: undécimo y duodécimo. De ahí en adelante, siguen la formación normal: decimotercero o decimotercio, decimocuarto etc.

Hoy, 18 años después el Diccionario en su edición XXII del año 2001 no incluye las formas decimoprimero ni decimosegundo. Tampoco las tiene en el avance de la XXIII edición que aparece en la edición digital.
El Diccionario panhispánico de dudas del año 2005 trae esas formas como validas en su entrada Ordinales, aunque las desestima en las entradas correspondientes a decimoprimero y decimosegundo, respectivamente. Dice que las formas undécimo y duodécimo son las que se prefieren a las decimo primero y decimo segundo que también son válidas. Es decir, algo así como sí, pero no.

La columna de Angelita

Mundo moderno

Ataque marshmellow

He decidido que es hora de salir del clóset. No, no de ese clóset. Verán, toda mi vida la gente me ha asociado equívocamente con la ternura. Quiero ser muy clara en este aspecto: no soy, ni he sido nunca, ni seré jamás, tierna. Sé que es confuso porque tengo pura pinta de tener el cuarto lleno de peluches, cojines en forma de corazón y afiches de gatitos. Mas no. Entiendo que el ojo azul, el hoyuelo, la cara redonda y el cachete sonrojado conduce a la conclusión de que mi hombre ideal es el poeta sensible de cola de caballo que trabaja en Greenpeace y toca música andina en flauta de pan. pero me casé con el publicista de pantalones de pana anaranjados que es fan de Kiss, La guerra de las galaxias y Millonarios. Si recita algo, son apuntes de Bart Simpson, no estrofas de Piero.

Traigo lo anterior a colación porque me he dado cuenta de que somos varias las personas que cargamos con el peso de expectativas sociales erradas pues la valoración cultural de nuestros cuerpos es equivalente a la de un pollito rosado. Después de mucho análisis he bautizado este fenómeno "el síndrome marshmellow".

Los marshmellows son dulces de colores pastel, llenos de aire, sin sustancia, que nadie toma en serio ni rechaza. Son toppings, adornos, nunca el plato principal. Nadie va a un restaurante y pide una taza de marshmellows. Además, se comen a pellizcos, no mordiscos. Esto lo padecemos los SM pues somos víctimas frecuentes del pellizco —bienintencionado pero desesperante— en el antebrazo, en el cachete, en el gordito de la espalda o en la barriga. La gente nos pellizca probablemente movida por una oleada de ternura sobrecogedora y creen que nos están haciendo un cariñito, pero yerran. Nos hace sentir menospreciados, nos menoscaba la autoestima y nos produce una ira casi homicida.

Dirán algunos ¿qué tiene de malo que nos crean tiernos? Pues, nada, si uno tiene cinco años. A esa edad, todo es tierno. Pero cuando uno tiene cédula y la gente le sigue diciendo “¡Ay, es que te pones tan linda cuando estás brava!” la cosa se va tornando complicada. Con frecuencia quienes padecemos SM somos tomados a la ligera, nuestras ideas son pasadas por alto, nuestros sentimientos se dan por sentado, nuestra indignación se recibe con carcajadas y en general la gente cree que no tenemos dos neuronas que se den la mano. Nos quedamos atrapados siendo “el gordito de contabilidad” o “la gordita del cuarto piso” y hasta ahí llegamos. Somos el mejor amigo de todos, con la que toda la oficina baila en la fiesta pero nadie sospecha que hay una caldera de pasiones en nuestro interior.

Pero algún día nos rebelaremos, algún día los cínicos cachetirrosados y las sarcásticas pecosas nos juntaremos con los ateos regordetes y los emos crespos y haremos una alianza anti-ternura que tomará al mundo por sorpresa. Pero hasta que eso ocurra, por favor ¿nos dejan de pellizcar?

domingo, 23 de agosto de 2009

Vos salís

Era el año 1964, cursaba yo el sexto bachillerato (hoy undécimo grado) en el Colegio salesiano El Sufragio, Era el último año que estaríamos en el colegio. En los años anteriores los estudiantes de sexto se aislaban totalmente, con escasas excepciones, de los estudiantes de los otros grupos. Ese aislamiento se debía a que se consideraban los “grandes”, los preuniversitarios. Si habían sido deportistas durante toda la primaria y los cinco años de la secundaria, ya en sexto no lo eran y más bien departían entre ellos durante los descansos (o recreos que llamábamos) recostados a las columnas. Su vestimenta se alejaba de todo uso juvenil y era común que llegaran con saco a la usanza de los universitarios de la época.

No fue el caso de nuestro sexto, nuestra ropa no cambió; no hacíamos de las columnas nuestro soporte en los recreos, sino que solíamos organizar diferentes eventos deportivos en los que alentábamos la participación de los menores que nos seguían en los cursos más bajos. Es decir, nuestro sexto cambió el concepto y la mayoría del Colegio nos consideraban sus amigos y no gozábamos de esa figura pedante de los estudiantes de los sextos anteriores. Dije la mayoría, porque había una minoría que no nos querían: los de quinto. Esos si tomaron el aire pedante, pero no fue porque se consideraran preuniversitarios, al fin y al cabo les faltaban dos años. Su pedantería se debió a que eran los mejores basquetbolistas del Colegio, tanto que la selección que el Colegio enviaba a participar en torneos intercolegiados, eran ellos y sólo ellos; a los demás, no nos enviaban ni a hacer barra. Era tanta la distancia que se habían tomado y tanto nuestro acercamiento a los demás cursos que de cuarto para abajo, incluida la primaria, nos preferían a nosotros los de sexto.

Esa antipatía hizo metástasis en una cancha de básquetbol. Los de sexto habíamos organizado un partido entre nosotros con el balón del Colegio en la cancha principal: la del centro en el patio de bachillerato. Las otras dos canchas estaban desocupadas, pero no eran tan buenas como la central. Cuando llevábamos unos cinco minutos de juego, entraron los de quinto con balón propio a jugar en la misma cancha. Era como una perentoria de que los dueños del básquet eran ellos y nosotros debíamos abandonar el campo. No lo hicimos. Y comenzaron los empujones cuando íbamos a coger el balón o se atravesaban en nuestra carrera o acertaban a tirar el balón de ellos cuando el nuestro iba a encestar y fastidios por el estilo para que abandonáramos la cancha. Acaba yo de pasar nuestro balón a uno de mis compañeros cuando veo venir el de quinto hacia mi y nadie de sus propietarios en las cercanías. El balón de quinto solito hacia mí. ¡Qué oportunidad! ¡ahora o calla para siempre! Mi cerebro dio la orden y cerró todo comentario mientras mi pierna derecha actuaba. El balón de básquet se convirtió en uno de fútbol, mi pie lo recibió con el empeine y mi pierna se impulsó con toda la fuerza de mis 18 años. El balón de quinto se alzó al menos unos 20 metros por encima de nuestras cabezas y describió una hermosa parábola que lo llevó hasta el patio de la primaria.

La cancha de básquet se convirtió en el cuadrilátero de boxeo múltiple mas grande del mundo, cada uno de los de quinto cogió a cada uno de los de sexto a puñetazo limpio. Yo, por haber sido el que prendió la mecha, tuve el honor de ser agredido por el capitán de la Selección, uno de los hermanos Gallegos, los dos mejores basquetbolistas del Colegio. El resto de estudiantes no tardaron en apostarse a lo largo de las líneas de la cancha a animar a los de sexto en contra de los de quinto. ¡Dale, García!; ¡dale, Muñeco!, ¡dale, Campanolo! Eran las expresiones que se escuchaban en las voces infantiles de los menores.

Cuando la gresca estaba en todo su furor apareció el padre Luis Enrique Camero, secretario del Colegio, y no tardó en deducir cuál era la pelea principal y esa paró. Gracias a Dios,. Pues los 1,85 m de Gallego ya estaban volviendo nada a mis escasos 1,70 m y mal peleador que he sido toda la vida. Cuando el padre logró quitarme de encima a Gallego, éste pronunció la sentencia muy común en aquella época:
—Vos salís, a la salida te espero.

El padre Camero ordenó que los de sexto nos fuéramos para el salón de clase aunque faltaban 10 minutos para terminar el recreo. Tal orden fue interpretada por los demás como favoreciente a los de quinto porque quedábamos los de sexto como castigados. Pero al parecer, mientras nos dirigíamos al salón, algunos de los de otros cursos que habían presenciado desde el principio la provocación de los de quinto informaron al padre Camero del desarrollo de la misma por lo que el sacerdote determinó suspender el recreo para todo el mundo y aquella última clase de la jornada de la mañana quedó como la más larga del día.

En nuestro desfile hacia el salón de clase se nos unieron los compañeros que no habían participado en la función y comenzaron a indagar por lo sucedido.

Uno de ellos, Jorge Humberto Ángel Toro, me preguntó sobre los acontecimientos y le relaté lo escrito hasta el momento mientras subíamos al tercer piso donde quedaba nuestro salón. Le hice énfasis en el miedo que me daría enfrentarme a los hermanos Gallegos a la salida. Mi compañero por toda respuesta me dijo:

—Ya vengo. —Y se devolvió escalas abajo por donde habíamos subido.

Jorge Ángel, además de compañero era uno de mis amigos dentro del grupo, porque habíamos tenido oportunidad de compartir muchos momentos, sobre todo los jueves, día en que yo acostumbraba almorzar donde Pastora Jaramillo, tía de mi madre, que vivía a unas diez cuadras del colegio. La casa de la tía Pastora (Tota, como le decíamos los sobrinos) era enseguida de la de Jorge y el recorrido de ida y vuelta lo hacíamos en compañía (el estudio en aquella época se hacía en dos jornadas). Los únicos deportes que a Jorge le gustaban eran el levantamiento de pesas y el fisicoculturismo. Tales aficiones le habían desarrollado los bíceps y los pectorales de modo que le daban el aspecto de lo que en aquellos días llamábamos un “cuajo”. Por supuesto, uno no andaba poniéndoles problema a los “cuajos” fácilmente. Jorge compartía el levantamiento de pesas y el fisicoculturismo con otro joven de tercero de bachillerato (hoy octavo grado) del que también era muy amigo y que también tenía la apariencia de “cuajo”.

Cuando la clase se estaba iniciando, regresó Jorge y al pasar cerca de mi pupitre me dijo que ya había arreglado lo de la salida.

Terminada la clase nos dispusimos a salir y Jorge se hizo a mi lado como si fuera jueves para salir juntos, bajamos la escalera y en el segundo piso nos estaba esperando el “cuajo” de tercero y se hizo al otro lado mío y así me escoltaron hasta la salida que en aquellos días la hacíamos por la calle Caracas y no por el parque de Boston. Efectivamente al lado de un árbol estaban los dos hermanos Gallegos esperándome. Al verme tan bien acompañado uno de ellos dijo:

—Vos algún día estarás solo.

Por fortuna parece que el rencor de Gallego duró poco porque yo nunca tuve que andar a propósito con mis dos improvisados guardaespaldas.

Uno de los hermanos Gallegos, Rodrigo, murió muy joven en un accidente de tránsito. Dios lo tenga en su gloria.

Vista de lince 79

Me fui de cacería

Animado porque antier cuando salía de Carrefour de Las Vegas alcancé a ver otra valla con error, decidí, por unas diligencias bancarias y pago de servicios públicos, regresar para conseguir con que hacer otra nota de Vista de lince.

Llegué a la estación Envigado del metro y allí me esperaban dos vallas:



En esta primera el publicista habla de periodistas internacionales por decir periodistas extranjeros. Este término se introdujo por la denominación de internacional, según la Real Academia, al jugador que ha participado de un torneo internacional. Por ejemplo, en el caso de Colombia son internacionales los deportistas René Higuita, Hugo Rodallega, Santiago Botero, Martín Cochise Rodríguez y muchos más. Es un error llamar internacional a un extranjero.



En la segunda valla, también del sistema metro hay un qué exclamativo sin tilde: Qué rico.

En esta misma valla encuentro el extranjerismo spa. Nunca he estado en uno de ellos, por lo que no sé, hasta ahora, de qué se tratan. Voy al diccionario de wordreference.com, que tengo entre los vínculos asociados a este blog, y la palabra spa me da tres significados: balneario, manantial de agua mineral y gimnasio. El diccionario tiene una sección de foro en la que hay consultantes y contestadores. Allí alcancé a ver un significado muy aterrizado: centro de hidroterapia, es decir, salud mediante el agua. Creo que por ahí va el agua al molino. Un spa es un centro de hidroterapia. Pero ¿de dónde sale la palabra spa? Ya lo dije: salud mediante el agua. Lo que sigue no es mérito mío porque, como ya dije, cuando empecé esta nota no tenía ni la más mínima idea de lo que fuera un spa. Ahora sí la tengo. Salud mediante el agua se dice en latín salus per aquam cuya sigla es SPA. Antes de cerrar este capítulo fui a mi buscador predilecto para afianzarme en el origen de la sigla SPA y lo que encontré me decepcionó: la teoría tiene tantos detractores como defensores. Ahí tenemos pues para distraernos un poco y alquilar balcón para ver en qué termina la discusión. Los gringos de cualquier cosa hacen una palabra y para ello spa es palabra bien formada (no necesita la mayúscula, señor publicista). Para nosotros no. Además no la necesitamos porque con centro de hidroterapia es suficiente; pero si la necesitáramos, no sería con mayúscula y, además, debemos anteponerle la e como a las palabra eslogan, escáner, estaño, espíritu y demás palabras que en su idioma original empiezan por s + consonante. Por lo tanto, para nosotros debe ser un espá.



Ésta fue la valla que me hizo regresar a Carrefour. En ella sobran los dos puntos y las comillas en el nombre de Las Vegas.



En esta valla hay otro anglicismo innecesario y también con mayúscula innecesaria: stand. La palabra correcta es puesto, pero parece como si esta palabra estuviera perdiendo estrato social porque sólo la usan en las plazas de mercado o galerías, como también se llaman en algunos lugares de mi país.

Tampoco me parece bien formado el acrónimo TuCARRERA en el que combinan mayúsculas con una minúscula













Comparemos los primeros mensajes de estas dos vallas: Entre lo que dice el de la primera y lo que dice el de la segunda hay una ese de diferencia. Es como si alguien hubiera reflexionado y se hubiera dicho a sí mismo y a otros: “Si estamos mostrando dos tarjetas entonces debe ser ‘tus tarjetas’ y no ‘tu tarjetas’”. Corrigió ese adjetivo, pero los demás errores (muchos, unos de la misma concordancia y otros) los dejó igual.

Estoy de acuerdo con que si se muestran dos tarjetas, la concordancia debe ser en plural. Entonces:

1 y 2 ¡Solicítalas ya! También debe ir en plural y además debe llevar una tilde por ser palabra esdrújula.

3, 4, 5, 6, y 7. Tus tarjetas de crédito Carrefour ¡te dan más! Tres veces la misma concordancia; Se debe abrir exclamación con el signo de apertura y no con el de cierre, y no debe haber espacio entre el signo y el inicio de la oración. No critico las mayúsculas innecesarias porque parece que los publicistas tienen licencia para poner mayúsculas a lo que da el tejo. De todas maneras son demasiados errores para un contrato que debió costarle uns cuantos pesos a Carrefour.

Ciudad invitada

Valle de Antón, Provincia de Coclé, Panamá

Sigo con esta sección en la que traigo documentos relacionados con los lugares donde hay lectores de esta humilde columna. La escogencia es al azar, pero si alguno me envía un documento para analizar, lo haré sin someterlo a la rifa.


Hoy le correspondió a uno de esos lugares que parecen como si Dios les hubiera puesto un esmero muy especial al fabricarlos. Sin querer dármelas de muy conocedor confieso que lo que sé de este lugar lo acabo de aprender en las páginas web que he abierto buscando algo para enseñar.

Entre la búsqueda encontré la página con la que titulo y cuyo vínculo encuentran aquí. (abrirla mediante un clic en la palabra “aquí”).

Allí sólo encontré la falta de las tildes en las palabras Antón, Coclé y Panamá del título lo que puede ser explicable si el título estuvo alguna vez en mayúscula sostenida, por la creencia muy generalizada de que las mayúsculas no se tildan. En el resto del escrito no hallé error alguno. En la parte superior encontré dos enlaces y probé con el de la derecha, Provincia de Coclé, y obtuve idéntico resultado: sólo la falta de la tilde del título. Intenté con el de la izquierda, Turismo Panamá, y ahí sí se ve mano diferente. Reproduzco uno de los párrafos:

Si está buscando unas vacaciones completas con diversión las 24 horas del día ¡no busque mas!, en Panama encontrarás playas en ambos océanos, oportunidades únicas de compras, hoteles y restaurantes de cinco estrellas y una vida nocturna animadísima, donde no faltan show nocturnos ni casinos. Te invitamos a conocer lo que ofrece nuestro hermoso Panama y que nos tengas en cuenta como destino para tus vacaciones.

1.º Se aprecia en este párrafo la falta de concordancia en el trato: empieza en tercera persona (ustedeando) y termina en segunda (tuteando).

2.º Faltan las tildes del adverbio más y del nombre del país. Panamá.

3.º El redactor usa el innecesario anglicismo show (espectáculo) y lo agrava poniéndolo en singular cuando el concepto es plural.

Mi buscador predilecto me dio muchos otros sitios en los que se puede ver la belleza de este lugar. Agradezco al lector que me dio a conocer este hermoso lugar.


viernes, 21 de agosto de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

La beca que nadie quiere

Esta semana se abrió en Berlín la Amora Sex Academy, que ya tiene sede en Londres y próximamente llegará a Barcelona. Se trata de una exhibición interactiva en la que cientos de maniquíes femeninos y masculinos, desnudos, ofrecen a los visitantes la posibilidad de ser mejores amantes al mostrar diferentes posiciones sexuales así como zonas erógenas. La gente puede, por ejemplo, tocar un maniquí femenino que gime y grita “eso es” cuando la persona encuentra el punto G o darle una vueltita al pela-metro que mide la fuerza perfecta para obtener placer de recibir una pela dada con un látigo de cuero. Ahora, sé que muchos estarán pensando que no es precisamente la exposición a la que querrían ir con la abuelita y los niños, pero hay que admitir que mucha gente (no sufran que no daré nombres propios) se beneficiaría de una visita a esta inusual academia.

La honesta verdad es que, como sociedad, nos estábamos demorando en ofrecer este tipo de recurso académico. Claro, tenemos videos, libros de autoayuda y medicamentos que ayudan a enaltecer la experiencia sexual, pero aun así hay gente que no lo logra y decírselo no es fácil. Es rara –no conozco ninguna- la relación que sobreviva una conversación que empiece con “oye, y te lo digo con amor, apestas en la cama” ni “mmmira, la verdad es que me encanta todo lo que hacemos… con la ropa puesta”.

Pero el solo hecho de que la academia exista y convoque a hombres y mujeres que quieren ganar puntos como amantes es prueba de que el sexo se ha convertido en algo más que hay que tecnificar. Ya no nos basta el simple deleite natural que alguna vez descrestó a la humanidad. Ahora que lo obtenemos (o al menos tenemos la ilusión de que podemos tenerlo) tan fácilmente, el acceso carnal por sí sólo no basta. Es necesario añadirle accesorios que requieren pilas y complejos disfraces que llevan a juegos de rol, y ni para qué hablar de cremas, ungüentos y saborizantes. Para “hacerlo bien” se necesita estudiar, investigar, planear y practicar algo que estamos diseñados para poder hacer. Es un poco irónico que necesitemos academizar algo que hacemos por instinto, que necesitemos calificar y clasificar un acto que, hablando desde lo estrictamente biológico, está en el mismo rango que comer o ir al baño. Lo de comer hace rato que se volvió gourmet y ahora que el sexo tiene academia, me empiezo a preocupar por lo que les espera a las demás funciones fisiológicas. Temo la aparición de libros como Micción para dummies y El tantra del colon, pero hay que admitir que por ahora, la dichosa academia nos da la opción de becar a los amantes ineptos. Admito que no es una beca por la que se vayan a pelear pero es mejor que perder el examen de admisión al colchón.

jueves, 20 de agosto de 2009

Vista de lince 78

Seguridad industrial



En la foto se ven dos personas de una cuadrilla que se dedica a los trabajos de redes telefónicas. En lo alto de la escalera hay un señor que tiene protegida la cabeza contra los golpes accidentales y que está asegurado al poste mediante un cinturón de seguridad, su compañera en el suelo se pasea debajo de él sin la cabeza protegida. Pueda ser que al de arriba no se le caiga el alicate.

Suspicacia (sólo para electricistas)



Iba yo por una de esas calles de Envigado y el trabajo mostrado en la foto me llamó la atención. Y lo que más me llamó la atención fue el tubo que une los compartimentos de protecciones de las dos cajas de contadores. Analicé qué pudo estar pensando el trabajador cuando lo puso.

Ah, se me iluminó el intelecto. El hombre se está economizando una toma de tierra porque hace la toma cerca del contador de la izquierda, sube el cable de tierra por el tubo que llega al compartimento de protecciones del contador de la izquierda y de allí conecta al compartimento de protecciones del contador de la derecha. No justifico la “chichigua” que se esté ganado por ello, pero de todas maneras él sabe que eso así le va a funcionar bien y sin peligro para la vida de las personas que ocupen los locales o para sus aparatos consumidores de energía, aunque la norma diga que cada instalación debe tener su toma de tierra.

La energía de la empresa suministradora sube hasta el compartimento superior de cada caja y allí es mediad luego baja al compartimento de protecciones y regresa para subir a cada local. Una observación detenida de la foto le da al lego el camino que describo.

Pero veamos una variante. Resulta que el dueño del local les alquila a dos personas A y B. A toma el local al que pertenece el contador de la izquierda, y B, el de la derecha. Algún día B se da cuenta (los vivos se dan cuenta de todo) de esa interconexión, hasta ahora inocente, Aprovechando unas vacaciones de A o en complicidad con la noche, le mete dos alambritos adicionales al tubo y no sólo queda con una toma de tierra interconectada, sino que conecta energía de la que se convierte en pesos que se ahorra B a costillas de A.

Si algún día se descubre el pastel. Pues B se sale sin ella con un “hombre, qué pena yo no me había dado cuenta de eso, cuando yo me pasé debió estar así porque yo nunca he abierto ese compartimento”.

Lo que parece una suspicacia de don Abel ha ocurrido en la realidad. Yo lo he visto en mi ejercicio profesional.

Una tilde



Le sobró una tilde a ese servicio de Carrefour. Adicionalmente, están sobrando las comillas del nombre Las Vegas.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Vista de lince 77

Década


En la ciudad de Medellín, en la carrera 70 se encuentra esta perla que cuyo propietario mo quiso comprometerse con una sola forma para denominar las décadas de la música que invita disfrutar en su negocio: las décadas del 60 y del 70.
Qué tan fácil le hubiera quedado Taberna del 60 y del 70. Y otra cosa, don Duván, ese genitivo sajón para los nombres ya está muy trillado. Le sugiero Duván invita, y hasta con tilde aunque vaya en mayúscula sostenida.

Seraqueísmo

Plaga más contagiosa que la gripa de los marranos. Esta clase de que galicado era conocido desde mucho antes de que explotara en forma de pandemia; porque, al menos en mi país, sólo se les escuchaba a los bogotanos. Las telenovelas, grabadas casi todas en Bogotá, con actores de todo el país, pero bogotanizados, y los programas de situaciones reales, fueron introduciendo esa inútil expresión, en toda el habla colombiana. Desconozco hasta el momento sí hay otros países contaminados, pero estaré al acecho y agradezco de antemano a mis lectores extranjeros algún reporte al respecto. A continuación pongo los ejemplos que tengo en mi colección y, a manera de piedefoto, la forma correcta.

¿Quebrarán los jueces la salud?


¿o seremos tontos?


¿Aceptará la propuesta el polémico personaje?


¿Estarán juntos Juan Andrés y María Patricia?...
En todos los casos fue suprimida la frase será que sin que se alterara el sentido de lo que se quería expresar.





sábado, 15 de agosto de 2009

La columna de Angelita



Mundo Moderno

En defensa del caos

Héctor Abad Faciolince escribió para El Espectador una columna que lo convirtió en mi nueva traga literaria. Para que sepan, estos amores son netamente platónicos y los he tenido durante toda mi vida lectora. Me arrebatan con la intensidad de cualquier traga adolescente y duran más o menos lo mismo. Se preguntarán qué fue lo que dijo Don Héctor para merecerse las emociones que sólo las estrellas de rock, pero un respeto profundo por el trabajo ajeno y un temor bien fundamentado a una demanda por derechos de autor me impiden reproducir el texto. Les contaré simplemente que se trata de una diatriba a la perfección en la que planeta que todo lo perfecto debe generar sospechas y todo lo imperfecto vale la pena cultivarlo. ¿Cómo no quererlo?

Resulta que desde hace años defiendo, por conveniencia y convicción, la idea de que un poquito de reblujo (Word y la RAE no reconocen esta palabra, pero seguramente mis lectores sí) no le ha hecho mal a nadie y, es más, promueve cosas maravillosas como las sorpresas, las transformaciones y las asociaciones, elementos básicos de la creatividad. Pero Héctor y yo no somos los primeros en defender el desorden. Los griegos, que se inventaron cosas tan útiles como la Filosofía y las Bacanales, plantean en su mitología que del Caos salió la mamá del Huevo Cósmico. Además, Einstein, Hawking y Edison, todos célebres acumuladores de pendejadas inútiles y fabricantes de reblujeros inconmensurables, han defendido la noción del “caos creativo”, noción que evidentemente eludió a todas mis profesoras del colegio que insistían que nada bueno podía salir de un pupitre al que no se le viera el fondo.

Yo creo, en cambio, que tener un par de llaves que no abren nada y otro par de candados abandonados por sus llaves puede suscitar reflexiones profundas sobre el amor, la vida, la muerte y todo lo que ocurre mientras aparece cualquiera de los tres. Uno nunca sabe cuál va a ser el pedacito de papel con algo escrito encima que contiene la primera frase de lo que será una gran novela o en cuál cajón lleno de puntillas y chicle y yoyos viejos hay el diseño que inspire una nueva teoría que lo explique todo.
Escribo estas líneas aún con la nostalgia de todos los tesoros que he tenido que botar. Bueno, prefiero pensar que no los boto sino que los entrego al Universo para que encuentren otro dueño. Mi colección de piedras que mi mamá dijo que carecía de valor, mis dibujos infantiles que estoy segura de que guardan la clave para descubrir alguna Gran Verdad y los celulares viejos en los que creo que hay palabras atrapadas. Esta nostalgia me invade cada que me toca botar algo porque físicamente ya no me caben tantas chucherías. Pero la tristeza se me quita cuando pienso en mis amigos, los defensores de lo deliciosamente imperfecto. Cabe la posibilidad de que estemos equivocados... pero al menos estamos bien acompañados.

jueves, 13 de agosto de 2009

Mapa literario

Estimados amigos de don Abel

Esta mañana encontré un regalo de uno de los seguidores de este blog, Deepfield. Se trata de una curiosidad literaria consistente en un mapa de escritores, Cuando abren la página encuentran una ventanita de motor de búsqueda. Allí ponen el nombre del escritor cuyo mapa quieren conocer y dan entrada. Aparecen otros nombres de escritores cuyas distancias relativas indican cuánto se parecen a aquél por quien ustedes indagan. Ya lo puse entre los vínculos asociados al este blog bajo el nombre de Mapa literario.


martes, 11 de agosto de 2009

Vista de lince 76

Ciudad invitada

Inicié en la Vista de lince 73 una etiqueta llamada País invitado, en la que pretendo señalar errores en documentos de los países donde abren este blog. Me di cuenta después de que los mapas también me dicen la región y la ciudad donde se encuentran los lectores. Eso me da la posibilidad de ir jugando con las localidades y con los países. No pretendo corregir los documentos completos que me encuentre, pero sí dar algunas enseñanzas que pueden ser recogidas por los habitantes que me leen y ser enviadas a los responsables de la corrección, del aprendizaje y de la enseñanza de los respectivos documentos.

Hoy invito a Ipiales, pues el pasado 10 de agosto alguien me abrió en esa ciudad del sur colombiano. Muchas gracias.


Escogí la web oficial del Municipio (clic en la palabra Municipio), pero no es la única. Hay otras que iremos viendo a medida que se vaya mostrando interés en esta modalidad.

En la web nombrada escogí el penúltimo enlace de la izquierda, el que dice Para Niños y Niñas (clic). Lo escogí por lo del lenguaje incluyente que de por sí es ya un deterioro idiomático al que se ve expuesta la niñez y porque por ser título de una sección del medio de comunicación sólo es necesaria la mayúscula en la primera palabra, como hay otros de los enlaces correctamente. Con haber dicho Para niños habrìa sido suficiente y habrían quedado resueltos ambos problemas. Pensé que allì encontraría algunos otros errores a los que estarían sometidos los cachifos ipialeños. Pero sólo encontré una página esbozada que todavía no empieza. Sin embargo, se ve una redundancia en el primer enlace y una cacografía en el primero y en el tercero.

La redundancia: «Aquí podrás conocer más sobre Ipiales, qué hacemos y a qué nos dedicamos».

Yo pienso que uno se dedica a lo que hace, Por lo tanto la oración queda completa con uno sólo de esos verbos:

Aquí podrás saber que hacemos en la Alcaldía de Ipiales; o bien: Aquí podrás saber a qué nos dedicamos en la Alcaldía de Ipiales.

La cacografía. La Alcaldía es una entidad, debe ir con mayúscula inicial.

Como la página no ha arrancado a funcionar cada uno de los enlaces tiene una contradicción. Hay una nota que explica lo que va a encontrar en cada enlace y a la vez otra que explica que en ese enlace no hay información registrada. Como quien dice: Sí, pero no.

Me fui subiendo por los enlaces y en todos pasa lo mismo: esbozados, pero sin información. Bueno, tengamos paciencia que empezar es difícil y desde ya les ofrezco mi colaboración para las dudas que tengan en la elaboración de cada una de las páginas.

Llegué al primero: Presentación (clic). Ahí encontré información y con una fecha reciente de renovación. Sólo tres observaciones hare:

1.ª El primer párrafo esta repetido.

2.ª No existe el punto de orientación sur oriente. Para indicar una orientación que se encuentre entre el sur y el oriente la Real Academia Española tiene dos palabras sudeste y sureste, prefiere la primera. Sin embargo, el Diccionario panhispánico de dudas, Depedé, redacta como si prefiriera la segunda. Una inconsistencia del Depedé con el Diccionario oficial.

3.ª Una vez corregido el error mencionado la primera oración quedaría: «La ciudad de Ipiales se encuentra situada al sudeste del departamento de Nariño».

Pues no. No queda al sudeste, queda en el sudeste del departamento de Nariño.

Explico: Envigado es municipio diferente de Medellín. Envigado queda al sudeste de Medellín, El Poblado es un barrio de Medellín que limita con Envigado. El Poblado queda en el sudeste de Medellín.

Una localidad está “en” otra cuando queda dentro de sus límites, y está “al” cuando esta fuera de ellos.

lunes, 10 de agosto de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

Si ve un gordo, pare la oreja

Este fin de semana le pasó a una amiga lo que nos ha pasado a todos los que hemos comido de más alguna vez: alguien la saludó con un desalentador “Oye, ¡cómo estás de gorda!”. Sobra decir que mi amiga no quedó tremendamente agradecida, pero al parecer no sobra advertir a la gente que siente el impulso de emitir estas frases que a nadie le gusta que le digan que está gordo.

Lo que motiva a un humano a decirle a otro que está gordo es un misterio para mí. Me imagino que las personas que dicen esas cosas esperan como respuesta algo como “¿En serio? ¿Estoy gorda? Oye, siquiera me encontré contigo porque llevo varios meses preocupadísima pensando que algo andaba muy mal, que había algo en el agua que hacía que toda, toda mi ropa se encogiera, que todos los espejos del mundo se habían distorsionado de manera sincronizada y que, por alguna razón inexplicable, la fuerza de la gravedad se ejercía con mayor presión sobre mí haciendo que las lecturas de todas las básculas del mundo erraran. Gracias por darme una explicación racional. ¡Sin ti estaría perdida! Deberían darte una medalla” pero, ¿hay algún reporte, algún registro de un solo incidente en la interacción humana en que algo así haya sucedido? No creo. Hasta el momento, lo más decente que me ha salido a mí cuando alguien me dice que estoy como gorda es “Sí, y vos estás como imprudente” y eso que fue sólo porque mi mamá estaba al lado y la señora era amiga de ella y si le decía algo mi mamá me pellizcaba como sólo las madres saben pellizcar.

Pero dejemos a un lado los pellizcos y las madres (cosas, ambas, que evidentemente faltaron en la crianza de la señora esa) y concentrémonos en esta población que padece hipoprudencia. Estas pobres almas descarriadas me preocupan porque, verán, ellos no se han dado cuenta de lo peligroso que es andar por ahí diciéndole a la gente que está gorda. Sólo tengo dos palabras para ellos: Anna Martin.

Anna es una mártir de la causa XL, una mujer de Glasgow que conoció a un joven, Nicholas Dott, en abril del año pasado en una discoteca. Hubo algo de coqueteo y ciertas propuestas fueron y vinieron y ambos terminaron en un motel cercano. Hasta ahí, todo bien, pero resulta que a Dott le pareció simpático decirle a Martin que era una gorda. Ella perdió los estribos y él perdió la oreja (de un mordisco). Una corte sentenció a la mujer a dos años de libertad condicional y ella sentenció a todos los hombres a tener más cuidado con la lengua.

Traigo a colación el incidente para que todas las personas que sientan que están en el deber moral de ser los monitores de la gordura de la humanidad lo piensen dos veces antes de compartir sus observaciones con los demás. Al fin y al cabo, los gordos y los hipoprudentes tenemos algo en común: ambos problemas se resuelven cerrando la boca. Arranquen ustedes primero y nosotros los alcanzamos.

jueves, 6 de agosto de 2009

Vista de Lince 75

Vistazo a los blogueros

De cinco blogueros presentados en la prensa del 3 de agosto pasado, cuatro aportaron material importante a esta columna.

Bloguero 1





Este señor pone a mi disposición el generalizado mal uso de las abreviaturas. Un muy alto porcentaje de usuarios de abreviaturas les han abolido el espacio que debe haber entre las dos o tres palabras que constituyen algunas abreviaturas. Por ejemplo Sociedad Anónima, `S. A. la escriben S.A.

Las de las horas son a. m. (ante meridiem, ‘antes del meridiano’ para las horas entre las 12 de la noche y las doce del día, sin incluir los límites; m. (meridiem, ‘meridiano’ sólo para las 12 del día), y p. m. (post meridiem, ‘después del meridiano’ incluyendo sólo el límite terminal. En estas abreviaturas de las horas también es común encontrarlas sin puntos como en el blog. nY otro error, como aparece en la puerta del Museo Interactivo de las Empresas Públicas de Medellín confundir ¡2 m. (medio día) con 12 a. m. o con 12 p. m. (media noche).

Las abreviaturas de las palabras en plural se hacen duplicando las primeras letras de cada palabra y dejando el espacio entre los varios conjuntos: RR. II., ‘Relaciones Industriales’ (nunca RR.II.); EE. UU., ‘Estados Unidos’ (ni EE.UU. ni E.U. En otra oportunidad hablaremos de los acrónimos y de los símbolos).

Recomiendo al lector un paseo por la entrada abreviatura en el Dicionario panhispànico de dudas y mirar sus apéndices 2 3 y 4, puede abrir la página
www.rae.es o haber cliqueado lo subrayado en este párrafo.

Bloguero 2


1.º Yo me sabía el dicho así : El que es caballero repite (una sola vez). Bueno habrá algún caballero a que repitan una y otra vez.

2.º la risa no es "jejeje". Lo he insistido mucho en privado a mis amigos; algunos siguen riendo mal porque les da pena salirse de la moda. Otros acatan mis enseñanzas: Uno se puede reír así: Je, je, je o ¡Je, je, je! Sólo tres veces. no hay que llenar el renglón para indicar una carcajada. Lo mismo con cualquiera de las otras vocales, según el sentido que le quiera poner a la risa, según enseñan los crucigrameros.

3.º En la frase “con dos temas que personalmente me parecen muy buenos”, hay un redundancia que se elimina quitando el adverbio personalmente: Con dos temas que me parecen muy buenos. Es suficiente

4.º No tengo ni la menor idea de que pueda ser “un solo post” debe ser algún anglicismo de uso común entre los lectores de jorge Hurtado cualquiera que sea la especialidad. En caso de ser necesario el anglicismo debería ir en bastardilla

5.º Se nos presentan un caso de falsos amigos en la frase “una historia bastante bizarra”. La palabra bizarre en inglés significa extraño, estrambótico. Pero en español la palabra bizarro significa Valiente, esforzado, generoso lucido y espléndido. Na da de estrambótico.

Bloguero 3


1.º El bloguero demuestra dequefobia en la frase “Nos enteramos que las grabaciones de Vecinos... Pues uno se entera de algo. De qué nos enteramos. Nos enteramos de que las grabaciones...

2.º El estado de ánimo de Sara Corrales es uno; el estado de ánimo de Robinson Díaz es otro. Y, aunque se junten para tirarse las grabaciones de Vecinos, son dos estados de ánimo diferentes. Entonces: Debido a los estados de ánimo de Sara Corrales y de Robinson Díaz; o también: Debido al estado de Ánimo de Sara corrales y al de Robinson Díaz.

3.º Cuando leí el texto subrayé la palabra tema por si acaso daba para una notica, pero ahora durante la redacción veo que el concepto encaja perfectamente en el significado octavo (tendremos tiempo para hablar del abuso de la palabra tema según el cual esta palabra es usada sin significado alguno).

Bloguero 4






Aquí también taqué burro: Iba a hablar en contra del anglicismo fan y al abrir el Diccionario encuentro que es palabra aprobada por la Real Academia. Sigo pensando, sin embargo, que fanático y otros sinónimos son más elegantes.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Vista de lince 74

Reaparición


Bastante inquietud se estaba presentando entre amigos y lectores por la desaparición temporal de este blog.

Qué pena. Procuraré que no vuelva a ocurrir.

Varias circunstancias personales obstaculizaron el desarrollo de este propósito de llevar a los demás lo que conozco.

Las secciones acostumbradas irán reapareciendo paulatinamente, empezaré con Vista de lince y después irán llegando las demás.

La ingenuidad de Ferney

Es evidente que el hijito de Ferney de cuatro años es el mayor, no de otra forma se puede explicar la ingenuidad paterna que lo hace pensar que su cachifo de cuatro años le va a interesar y va a entender el fútbol. Pobre cachifo. De razón que se descargó con una buena dosis de coprolalia.

¿Qué de donde salió esa palabra? Pues así se llama una desorden patológico de la conducta que consiste en proferir obscenidades. La etimología de la palabra es de por sÍ muy diciente: del griego koprós ‘excremento’, y lalei `hablar’, es decir hablar suciedades.

Por lo tanto, no es tan normal la disculpa de Ferney para excusar su coprolalia, mientras critica la del vecino.

También pensaba hablar de las nuevas medidas para que los hinchas visitantes no usen camisetas ni banderas en los estadios de Colombia, pero ya se ha hablado mucho más de lo que yo pensaba decir. También me parece ingenuidad dejar a los hinchas locales que sí se pueden poner sus camisetas a merced de los delincuentes camuflados entre los hinchas decentes que no se disfrazan puedan hacer de las suyas.