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lunes, 7 de enero de 2013

Serias dudas con EPM Ituango

Luis Fernando Múnera López 
Tomado de
El Mundo
7 de enero de 2013






Recibí una carta de un accionista de EPM Ituango S. A., E. S. P. en la cual dice: «Creo que usted debería analizar la intención de EPM de desmantelar EPM Ituango y hacerse dueña de todo lo relacionado con el proyecto. […] lo cierto es que a los accionistas minoritarios nos quieren sacar a las malas».


Se refería a la propuesta de ceder a Empresas Públicas de Medellín el contrato de Boomt que posee EPM Ituango, así como los demás derechos, obligaciones y contratos derivados de la ejecución del proyecto, y vender a EPM los activos y la infraestructura asociados al Boomt, que se presentará en la Asamblea General Extraordinaria de Accionistas de EPM Ituango que ha sido convocada para el 11 de enero de 2013.


Si esta maniobra se concreta, podrían afectarse los derechos de los accionistas minoritarios que permanecieron en ella.


Envié esta inquietud al gerente general de EPM, Juan Esteban Calle Restrepo, quien me respondió que la razón fundamental para pedir esta cesión es que el proyecto no obtuvo autorización del Gobierno Nacional para constituir la zona franca, la cual le hubiera permitido condiciones tributarias favorables y ahorros en los costos, pero EPM tiene celebrado un contrato de estabilidad jurídica que le permite recuperar esos costos si desarrolla el proyecto de manera directa. Estos ahorros serán transferidos luego a todos los dueños del proyecto y a la comunidad de la región.


Ante la inquietud expresada sobre los derechos de los accionistas minoritarios, el gerente agregó: “EPM, por su transparencia y respeto por sus grupos de interés, hará uso de las alternativas contractuales del contrato Boomt y demás alternativas legales que permitan materializar esta opción sin detrimento de los accionistas minoritarios”.


La Asamblea de socios de Hidroituango S. A., E. S. P., sociedad dueña del proyecto, debe autorizar la cesión del contrato. La reunión de esta asamblea se hará el mismo 11 de enero.


El gerente de EPM ha enviado a los socios de Hidroituango una propuesta de contrato para entregar sus acciones en usufructo a favor de EPM, para que esta pueda votar en la asamblea de HI a favor de la propuesta de cesión del contrato Boomt de EPM Ituango a EPM. La contraprestación que recibirán por ello será una suma equivalente al porcentaje de participación que cada socio tiene en HI (sin contar a EPM) aplicado a una base de 35 millones de dólares. Es decir, a cambio de facilitar la cesión, los accionistas de Hidroituango aparentemente recibirían de EPM el beneficio de los 35 millones de dólares que perdieron por la zona franca.


El contrato mencionado también incluye la adición de cien millones de dólares en inversión social, que ejecutará EPM y luego cargará como costo del proyecto.


Hasta aquí, veo clara la justificación para la cesión del contrato y le creo al gerente en su intención de respetar a los accionistas minoritarios. Pero me quedan inquietudes de fondo, que paso a enunciar.


¿Cuándo y cómo se definirá el mecanismo para que EPM garantice a los accionistas minoritarios de EPM Ituango la compensación de los derechos y utilidades que esperaban y que perderán cuando esta ceda el contrato?


Como EPM Ituango entra en causal de liquidación, ¿quién hará la valoración de la empresa y con qué criterios?


Cuando se ceda el contrato de EPM Ituango a EPM, ¿qué garantía real de cumplimiento otorgará esta a los dueños del proyecto?


El pago que ofrece EPM por el usufructo de las acciones será considerado un costo del proyecto. Por lo tanto, los socios no recibirán de EPM una retribución sino un préstamo contra utilidades futuras.


La inversión social que se cargará al proyecto debería hacerla el Departamento de Antioquia con sus utilidades, pero se hará con dinero de los accionistas, lo cual constituye una modificación de fondo al contrato original. ¿Es esta una exigencia del gobernador para aprobar la cesión?


Colombia sufre una crisis de confianza en sus instituciones. Hasta ahora, EPM ha sido una de las pocas que conservan la credibilidad. Ojalá esto no la dañe.
 
 

miércoles, 2 de enero de 2013

Vista de lince 160


Malala, otra vez

Pena me da con los amigos que aún me quedan en El Colombiano, pues van a pensar que le cogí bronca a Malala. Pero no, me parece simpática la muchachita, y creo que sacaría cinco en Educación Cívica y Urbanidad, y a lo mejor los saca en los nombres actuales de esas materias que los viejitos cursamos, dictadas por profes que las practicaban; pero en Español, me temo que a Malala no le gusta ni el forro del libro. Hay cosas muy notorias: Malala comete los mismos errores de los periodistas adultos que la componen, tales como la supermuletilla del verbo «apostar», usar la palabra «cifra» para infinidad de significados que no son cifras y otros. Además le introducen el feísimo esqueísmo para simular el habla infantil del personaje.

Mi preocupación, lo repito en esta tribuna, es la contaminación por parte de los seguidores de la miniperiodista, pues padres y maestros aconsejan a sus niños leer sus crónicas   para que aprendan civismo. Algunos niños querrán ser como Malala y, como siempre, se copia lo malo, pero no lo bueno.

Entremos en materia:


¿De dónde saca Malala la tilde de la inflexión verbal con pronombre enclítico «dense»?  De ptonto me responden que por llevar pronombre enclítico conserva la tilde de la inflexión.

Doble error:

1.° La inflexión verbal «den» nunca ha tenido tilde.

2.° Si la hubiera llevado alguina vez, hay una norma ortográfica aparecida un año antes del nacimiento de Malala (le calculo doce años de edad), en el libro de Ortografía de junio de 1999 que elimina esa regla y establece que en el caso de enclíticos se siguen las reglas generales de acentuación. Entonces, ya no llevan tilde las inflexiones con enclíticos «deme» y «acabose», por ejemplos, por ser palabras llanas terminadas en vocal, pero si la lleva «démelo» por ser palabra esdrújula.

Veamos otros asuntos:

 
Aquí tenemos un caso de puntos suspensivos, el último de ellos no se pega a la palabra siguiente, la cual para empezar con minúscula demanda una coma después de los suspensivos anteriores a ella, así:
«... tas..., tas...».
 
El otro error está en sustituir por presente de indicativo lo que es pretérito imperfecto de subjuntivo, como antecedente de una condicional:
«Creo que si ahorraran...».
 
 
Estamos ante una frase, esta sí, infantil o de persona de escaso nivel académico. Consiste en dar un consejo como pregunta de la que no se demanda la respuesta. Es mejor eliminar la pregunta:
«... que si no les importaba su salud, pensaran en los vecinos...».
 
 
«Año Nuevo» como nombre  de una fiesta va con mayúsculas.
 
Los numerales cardinales que se pronuncian en una sola palabra se escriben en letras: «... cinco millones...». Es norma de la nueva Ortografía.
 
De primera.
 
En la primera página de la edición de la que tomé los errores malalianos encontré algunos lunares que nuestro diario se obstina en no corregir. Algunos son normas recientes de la Gramática de hace tres años y un mes y otros de la Ortografía de hace dos años y un mes tiempos suficientes para que los profesionales de la palabra ya las hubieran leído y aprendido. La primera página es como la fachada de nuestra residencia: nadie la quiere sucia.
 
 
 La nueva ortografía en seña que el símbolo de porcentaje (%)  representa una expresión en palabra que va separada de lo que le antecede, por tanto, es necesario dejar en espacio: «4,0 %», «3,3 %», «30 %» y «22 %).
 
 
 
La expresión «producto interno bruto» no es nombre propio y aunque la sigla se use en mayúsculas, «PIB» la expresión completa no.
 
Cuando las cantidades que acompañan los porcentajes van en número se usa el símbolo, no las palabras: «4,0 %» «3,3 %».
 
Ahora, sí un acierto aunque la norma es nueva.
 
 
En el Editorial de la edición que venimos trabajando se acertó en una norma nueva: los nombres de los cargos, «ministro» en este caso,  sólo llevan mayúscula en cartas al personaje que ocupa el cargo.