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sábado, 4 de octubre de 2008

Vista de lince 32

Acento diacrítico

Don Abel:
De aposta dejo pasar varios días sin entrar a su blog, como cuando de niño guardaba los confites de menta en el cajón de la mesa de noche antes de comérmelos, para aumentar el gozo con la demora. Hoy entré y me encontré gratas sorpresas. Felicitaciones y gracias por brindarnos entretenimiento y enseñanzas.
Le escribo para solicitar su concepto. Desde hace muchos años utilizo el adjetivo solo, sin tilde, y el adverbio sólo, con acento diacrítico, para diferenciarlos. Una persona amiga durante un tiempo me ha dicho que esa distinción no es necesaria, que se pueden escribir iguales, ambos como solo, y se apoya, entre otras cosas, en el DRAE:
solo1, la. (Del lat. solus). 1. adj. Único en su especie. 2. adj. Que está sin otra cosa o que se mira separado de ella. 3. adj. Dicho de una persona: Sin compañía.
solo2 o sólo. 1. adv. m. Únicamente, solamente.
Pues bien, creo que esa tilde diacrítica es necesaria. No usarla puede llevar a confusiones, hasta peligrosas. Mire si no:
Un lunes en la mañana, mientras esperábamos para empezar una reunión, oi el siguiente diálogo entre dos compañeros de trabajo:
- ¿Qué hiciste el fin de semana?
El otro contestó:
-Estuve en San Andrés.
-¿Estuviste solo en San Andrés?
A lo que el segundo replicó con cara pícara:
-¿Tu pregunta es si estuve solo en San Andrés o si estuve sólo en San Andrés?
¡Acuérdate de que soy casado y la diferencia entre ambas preguntas es delicada!
Profesor don Abel, gracias por oirme y que tenga buen día.
Luis Fernando
Luis Fernando Múnera LópezCorreo electrónico lfmunera1@une.net.co
Estimado Luis Fernando
Casi que su mensaje de hoy me sonó a regaño porque he descuidado un poco el blog debido, como sabe, al atranque tan templado que se me ha presentado en el trabajo de la Gobernación de Antioquia. Por lo anterior, pido disculpas muy sinceras a los amigos y a los enemigos que ya están disfrutando este blog. Este fin de semana trataré de ir combinando todas mis actividades y darles curso a varias cositas que están represadas edesde hace días. Y además anuncio que he podido mermar el atraso mencionado por circustancias favorables que se me han presentado en el trabajo.
Como bien sabe, estoy ciento por ciento de acuerdo con usted acerca de que la tilde diacrítica se debe poner siempre al adverbio y nunca al adjetivo. Al respecto, he evocado varias veces a mis profesores de primaria del Colegio de la UPB, don Darío Restrepo, ex futbolista del Huracán, don Aníbal Escudero, con quien me encontré hace unos cinco años para llevarme la sorpresa de que sólo me lleva 12 años de edad cuando por el saco y la corbata que usaban en aquel tiempo y por el título de don que nunca les quitábamos a los profesores lo imaginaba ya en las últimas de cambio y a don Francisco Lopera de quien recuerdo las expresiones histriónicas que les ponía a las lecturas, sobre todo a aquélla de la fábula de la gallina y de la rana en la que ésta se extrañaba de la alaraca que aquélla hacía al anunciar un solo huevo. De esos tres profesores recuerdo sus conocimientos en todas las materias y ese cuidado en el uso correcto de todas, de todas las normas gramaticales. ¡qué tiempos aquéllos, que parece nunca volverán! En aquellos días, entonces, yo aprendí lo de la tilde que nos ocupa.
Pasaron apenas 20 años después de haber adquirido esos conocimientos y apareció una obra que, a pesar de haber sido titulada como un ensayo, y haberse advertido en su prólogo que no tendría carácter normativo por ser transitoria duró 34 años en tal interinidad. Se trata del Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, excelentre obra, cuya primera y única edición data de 1973 y durante los 34 años de interinidad tuvo varias reimpresiones –no sé cuántas, yo poseo la novena de 1983–. En la página 140 aparece la nota de pie depágina n.° 42 en letra casi imperceptible para nosotros los de bifocales que dice:
«El uso de la tilde es potestativo en los dos casos (éste, ése, etc., y sólo). Es lícito prescindir de ella cuando no existe peligro de anfibología (reglas 16 y 18 de las Nuevas normas de Prosodia y Ortografía que entraron en vigor el 1.° de enero de 1959).
Declaro desconocer y no haber buscado la pista de las mencionadas Normas de Prosodia y Ortografía.
Se puede observar, señor Múnera, las características antiimpositivas de esa norma:
1.° Es una norma de un esbozo de Gramática en la interinidad.
2.° Habla de una licitud en prescindir de ella, no de una obligación y sólo en los casos de no haber peligro de anfibología.
A pesar de ello, aparecen en el medio algunos gramatiqueros furibundos que obligan a prescindir de la tilde en todos los casos habidos y por haber.
Yo agrego, estimado don Luis Fernando, que la posibilidad de anfibología es un concepto subjetivo, no objetivo. Por tanto, es posible que para quien escriba sea claro lo que está afirmando, pero para el que lee lo tome a confusión.
A su ejemplo del picaresca conversación sobre el viaje a San Andrés, yo agrego otro muy sencillo.
Cuando digo Solo estudio ¿manifiesto que estudio sin compañía o que estudiar es la única actividad que desempeño? Averígüelo, Vargas.
Por tales razones no quiero moverme un milímetro de las enseñanzas de don Darío, de don Aníbal, de don Francisco y de los profesores de secundaria que reafirmaron tales conceptos.

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