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sábado, 1 de noviembre de 2008

La columna de Angelita

Mundo moderno

El mercado del 2009

Si vieron noticias esta semana, se habrán dado cuenta de que a la tradicional familia colombiana le dio duro entrar al nuevo milenio. Al parecer, una noche típica en un hogar cualquiera consiste en darles dulces a los niños para que se distraigan jugando con los muñecos y viendo un DVD mientras la mamá y el papá le dan una vueltica al Viagra, después de la cual tienen que tomarse un par de Gatorades cada uno y llamar al veterinario para recoger el perro de ida hacia la farmacia homeopática para comprarle el té diurético a la abuela y llevárselo a Hogar de Ancianos, para al otro día tener que ir a comprar una prueba de embarazo porque con el afán del Viagra quién tiene tiempo de cuidarse...
No será un retrato muy bonito, pero supongo que es bastante acertado. Al menos según Héctor Maldonado, Director del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, quien anunció esta semana lo que contendrá la Canasta Familiar para el año entrante: bebidas hidratantes, medicina homeopática, potenciadores sexuales, dispositivo de pruebas de embarazo, DVD, alquiler de lavadoras, muñecas, carritos, servicio de veterinaria, alimentos para mascotas, gastos en gimnasio, gastos en hogares geriátricos, leches condensadas y chocolatinas.
No sé por dónde empezar a digerir todo esto. Obviamente, lo primero que salta a la vista es que el Viagra y la leche condensada son más importantes que las pilas y los fósforos, que están notoriamente ausentes de la lista. ¡Vaya, nuestra prioridades sí que han cambiado!
No quiero ser alarmista ni sacar conclusiones desmesuradas ni precipitadas, pero me parece que esta lista de mercado está tratando de decirnos algo. No sé qué, exactamente, pero juguemos al futuro un rato.
Si proyectamos las compras actuales, creo que estamos en un punto en donde podemos atisbar un futuro que incluye el Valium en polvo como aderezo para ensaladas, los niños le van a decir “mami” al televisor y la gente no sólo alquilará la lavadora sino la nevera y el horno también porque nadie va a comprar comida en el mercado. Es un panorama un poco desolador…
Si me preguntaran a mí, aunque rara vez lo hacen, yo les diseñaría una canasta familiar que nos tendría contentos a todos. A ver…, para empezar, mi canasta familiar ideal incluye helado, Bailey’s, empanadas, aceite para masajes…, esperen: ¿masajes? ¿Se pueden incluir verbos en la canasta familiar? Pues, si incluyeron el Viagra, es porque sí se puede, ¿o me van a decir que el Viagra está ahí por su rico contenido vitamínico?
Me pregunto también si uno puede incluir servicios, porque en ese caso incluiría una manicurista y contrataría alguien para que limpie la arenera del gato. Ah, y los domicilios definitivamente entran en mi canasta familiar. Pero no sé si ese es un artículo solo o la pizza, el pollo y el arroz chino se cuentan por separado.
El caso es que todo este asunto de la canasta familiar me hace preguntarme un poco sobre la clase de familia que surte dicha canasta. No quiero decirle al señor Maldonado cómo hacer su trabajo, pero no creo que la nueva canasta sea un reflejo de todos los hogares. Porque les confieso, algunos de esos artículos me asustan un poco. Sé que estoy recién casada y tal vez sea un poco ingenua, pero no creo que mi esposo y yo vayamos a necesitar comprar grandes cantidades de…leche condensada.

Ángela Álvarez V.
angela_alvarez_v@yahoo.com

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