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martes, 10 de febrero de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

La crisis al desnudo

Supongo que ya sabrán que este será en año del Consumismo: Con su mismo carro, con su mismo celular, con su mismo computador…, pero lo importante es que no cunda el pánico. Por eso pongo mi granito de arena y busco algo cómico para decir sobre todo este asunto pues sólo porque la crisis económica es peor que el divorcio (porque igual uno pierde la mitad de la plata pero se tiene que seguir aguantando al marido), no significa que no podamos intentar buscar algo de humor.

Me propuse hacerlo y por fortuna, no tuve que buscar mucho pues resulta que esta semana, Larry Flynt (fundador y CEO de la revista Hustler) y Joe Francis (CEO de la franquicia de videos Girls Gone Wild) anunciaron que ellos también van a pedirle al Gobierno norteamericano una ayudita, de cinco millones de dólares, para que le den una mano a la industria pornográfica, que está en declive, no porque la gente haya dejado de buscar porno, sino porque la internet ofrece porno gratis y la gente ya no quiere pagar por ver desnudez. Empelotarse ya no es una manera fácil de salir de aprietos económicos. Vaya, eso significa que el mundo realmente está cambiando con la crisis.

Esta noticia me hizo recapacitar bastante, puesto que no habría pensado en la industria pornográfica como un indicador económico, pero mientras más lo pienso, más veo relaciones entre la crisis bancaria y el porno.

Para empezar, tanto en la una como en la otra, el principio siempre es seductor, pero uno se cansa rápidamente del tire y afloja. Los extractos bancarios se parecen a los guiones de las películas porno porque son excesivamente gráficos y ligeramente bochornosos.

El porno, como la banca, promete una relación duradera, pero termina siendo efímera, y las transacciones con ambos lo dejan a uno sintiéndose un poco sucio. En ambos casos, el meollo del asunto está en necesidades que nadie más quiere satisfacer y ambos engañan al público diciéndole que lo que sucede allí es perfectamente legal, que todos son adultos responsables, que nadie está allí en contra de su voluntad, que es algo perfectamente natural y que no se le está haciendo daño a nadie, pero uno sabe que le están ocultando algo porque —en los folletos y en los filmes— eso no puede ser tan fácil.

También los actores principales de cada una de las industrias aquí comparadas tienen cosas en común porque todo el mundo quiere conocerlos, pero nadie quiere tenerlos como amigos ni parientes. En cada caso, la gente luce muy accesible y dispuesta, pero siempre están detrás de un vidrio. Además, ambos usan la estrategia de la sobreinformación para confundirnos: muestran tantas cosas que uno no sabe bien qué está pasando, pero tenemos la sensación de que alguien está saliendo jodido.

Y, finalmente, la gente que sale en las películas se quita los calzones, y en esta crisis definitivamente cogimos a la banca con los calzones abajo.

angela_alvarez_v@yahoo.com

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