Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

viernes, 20 de marzo de 2009

Cuenticos griegos 3

Perseo y Andrómeda



Contado a lo paisa por Carlos Augusto Cadavid Arango, nuevamente a la versión infantilde los miembros de Consulforo.


—Vea pues, estos muchachos llegaron primero que yo. ¡Ah, pues! ¿quieren versito, y Perico y el Rosco no enviaron nada? Vea, que yo también sé hacer poesía pedestre:

Desde arriba Perseo la vio
a una piedra amarrada,
esperando al monstruo Ceto
que seguro se la almorzaba
.

—Si, Malusita, por eso, es poesía hecha con las patas. A ver, no acosen, entonces Manuelita y Jorgito estuvieron averiguando… ¿qué? Más bien hablamos al final, voy a seguir contando. Bueno, entonces cuando Perseo iba volando por encima de la Filistia…

—Si, Manuelita, por allá al final del mar Mediterráneo, por Israel y El Líbano… decía que iba volando…

—Si, Jorgito, por allá se están rompiéndose el alma desde hace tiempos… pero si me vuelven a interrumpir no cuento nada.

—Decía que cuando Perseo iba volando miró pabajo y vio en la orilla del mar a una muchacha encadenada a una piedra grandota, le dio una vueltecita pero no hizo nada, no fuera que de pronto metiera la pata; eso sí, vio que era muy linda, así que se fue a averiguar por qué habían botado a esa muchachona que estaba en tan buenas condiciones, y se encontró que era la hija de Cefeo, que había acompañado a Jasón cuando se fue a buscar el vellocino, y de la reina de Yope, que se llamaba Casiopea. El problema fue que a esta señora, que también era muy linda, se le subieron los humos, se puso lo más de chicanera y se pegó a decir que ella y su hija eran más lindas que las Nereidas, las hijas de Poseidón, el dios del mar, y claro, las muchachas esas se enojaron y le contaron al taita, que también se embejucó y pa castigales ese orgullo tan pendejo les mandó un diluvio, y de ñapa envió al monstruo Ceto o Cetus, ¿o será monstrua?, porque era hembra…, bueno, lo cierto es que ese menco de animal arruinó las costas del país porque todo el mundo se fue muerto del miedo…

—Si, Hachito, como si fuera narcoguerrilla en Nariño; yo creo que allí empezó el problema de los desplazados, pero no había ACNUR. Sigo. Entonces, a los reyes no les quedó más remedio que isen a consultar un oráculo, y se fueron pal Oráculo de Amón, que les dijo que pa librarse de Ceto tenían que dale a la hija en sacrificio, y por eso fue Perseo se la encontró amarrada por allá.

—Sí, sí, déjemen un respirito, que ya sigo. Entonces Perseo, que estaba piense que te piense en la muchacha desde que la vio, se fue a hablar con los papás, que le dijeron que se podía casar con ella si mataba ese trolempo de bicho. Entonces él, que no se le arrugó a Medusa, menos se iba a encoger con Ceto, así que se fue a esperalo… a esperalo… y cuando vió que se iba a merendar a Andrómeda, ¡zuás!, se le fue en picada con la cabeza de Medusa en la mano, eso sí, mirandito pa otro lado, y la pobre Ceto se convirtió en piedra y se fue pal fondo del mar. Entonces volvió a guardar la cabeza de Medusa, con mucho cuidado pa que Andrómeda no la fuera a ver de frente, y luego ya si pudo desamarrar a la muchacha y la pudo mirar de cerquita, ¡y ni pa qué les digo la tragada que se acabó de pegar!

—Perseo se llevó volando a Andrómeda hasta el palacio de los papás, pero Casiopea no quería que se casara con ese piernipeludo que no tenía nada, así que decidió dale materile, y cuando Perseo se dio cuenta los convirtió a todos en piedra. Zeus, que estaba pistiándolos y lo vio todo, cogió a Cefeo y a Casiopea y los puso en el cielo, pa que todo el mundo viera a ese par de traicioneros; entonces Poseidón, pa burlase más de Casiopea, la puso de tal forma que en ciertas estaciones del año quedaba con la cabeza pabajo, y cerquita les pusieron a Ceto. Y Atenea, pa no quedase atrás, cuando murieron Perseo y Andrómeda, también los puso en el cielo pa que todos vieran a esos dos que se amaban tanto, y los puso cerca de Pegaso. Cerquita también hay una estrella que se llama Algol y que dicen que es la cabeza de Medusa.

—En fin, que con tantas cosas ya Perseo estaba preocupado por Dánae, y una tarde agarró a Pegaso y le dijo a Andrómeda: ¡Vámonos pa onde mi amá y allá nos casamos! Cuando llegaron a la isla de Sérifos nada que veían a Dánae, y se pusieron a buscala, hasta que la encontraron a ella y a Dictis escondidos en un templo, pues Dánae no quería casase con Polidectes y Dictis estaba protegiéndola. Entonces Perseo le dijo a su mamá que eso había que arreglalo y se fue al castillo, todo decentico y haciendo gala de su cachacura, pero nada, que cuando dijo que había matado a Medusa y llevaba la cabeza como se lo había prometido al rey, todos se rieron, empezando por el rey, y le decían que qué iba a poder hacer eso un pollo peletas como él, y lo atacaron. Entonces Perseo, que ya le habían sacao la piedra, cuando vio esa tracamanada que se le venía encima, sacó la cabeza del morral y se las puso al frente, y ai mismito todos se quedaron como estatuas malucas. Cuando el pueblo se dio cuenta se puso muy contento, porque Polidectes ya los tenía mamaos con sus arbitrariedades, y quiso que Perseo fuera el rey, pero él dijo que no le caminaba a eso, que ese trono era de Dictis, que había probado ser un señor muy bueno, decente y confiable, y después de ponele la corona, se fue de viaje pa regalale la cabeza de Medusa a Atenas y devolver todas las cosas mágicas que le habían prestado, porque el decía que apenas era un mortal y no tenía derecho a tener cosas de los dioses, y por eso todos los habitantes del Olimpo lo quisieron más.

—Una tarde estaba conversando con Dánae, y cuando creía que ya todo estaba resuelto, ella se acordó de su papá Acrisio, el rey de Argos, que se había portado tan mal con ellos y ella no entendía muy bien porqué, así que Perseo, que no conocía a su abuelo, le dijo que eso también había que resolvelo porque cómo se iban a quedar toda la vida con ese entripao, así que, como ya no tenían a Pegaso ni las talarias pa isen volando, agarraron sus morrales, se fueron pal puerto a comprar unos pasajes en barco y salieron pa Argos.

—Lo malo es que en ese tiempo los barcos se movían con el viento y con remos que manejaban esclavos o presos que llamaban galeotes. Los viajeros se acomodaron porai y los remeros… sí, los galeotes, empezaron a remar, y a remar, y a remar, y a remar…

—¡Me cansé! Después seguimos.

No hay comentarios: