Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

martes, 19 de mayo de 2009

Vista de lince 70 A

Se trata de un documento que anda circulando desde hace dos años, acerca del uso del lenguje incluyente o equidad de género por parte de la Alcaldía de Medellín en el período pasado.
Por favor, doña Lucrecia, no más equidad de sexo en el idioma

Presento un análisis de la columna que la señora alcaldesa de Medellín, doctora Lucrecia Ramírez Restrepo, publicó en El Colombiano del 23 de diciembre del año pasado.

La finalidad de este análisis es alertar a todas aquellas personas que se están dejando embaucar en la tal equidad de género de lo difícil que es mantener esa idea a lo largo de todo un escrito. Que este análisis les muestre la cantidad tan exagerada de inconsistencias en que incurren al tratar de dañar alevosamente el idioma de Cervantes. Trataré de seguir uno o dos órdenes lógicos.

1. Los impulsores de la tal equidad entienden cuando se les habla bien. Muy cerca del inicio del primer párrafo dice la alcaldesa: “...para conseguir donaciones necesarias que garantizaran un número suficiente de jugueticos, carritos y muñequitas, me decían, ‘para regalarles a los niños pobres de Medellín’ y me aclaraban, ‘los de las comunas’”.

Como vemos claramente, doña Lucrecia no necesitó pedir aclaraciones sobre cómo les iría a salir a algunos niños con muñequitas pues no le habían mencionado las niñas ni le habían aclarado que se trataba “de los y de las comunas”. No, ella entendió perfectamente que los carritos y las muñequitas se entregarían según el sexo del niño y que allí niños generalizaba a unos y a otras. Hago notar el pronombre les bien escrito porque generalmente la gente dice erróneamente: “para regalarle a los niños”.

2. Los usuarios de la tal equidad de género se olvidan muchas veces de las preposiciones, de los artículos, de los adjetivos y de los pronombres.

a).
“...encargarse de conseguir los regalitos que se distribuían en un acto público a los niños y las niñas”.

No, doña Lucrecia, no les niegue a las niñas la preposición a, las puede traumatizar. “A los niños y a las niñas”. Advierto que lo segundo no es necesario. “se distribuían en acto público a los niños” queda entendido.

b). “porque con seguridad, era el único que su hijo o hija podía recibir en estos días…”

Tampoco les niegue el posesivo su a las damitas: era: “porque con seguridad, sería el único que su hijo o su hija recibiría en estos días…”

c). “todos los niños y las niñas”

El caso de los adjetivos merece numeral aparte porque es una evidencia de la contradicción del lenguaje equitativo, pues se está calificando en masculino a ambos géneros. El equitativo sería: “todos niños y todas las niñas”.

d). “que los niños y las niñas no sean distinguidos por el estrato”.

Lo mismo que el anterior el adjetivo “distinguidos” califica en masculino a ambos géneros. En lenguaje equitativo sería: “que los niños no sean distinguidos ni las niñas distinguidas por el estrato”.

e). “los convocamos y los cuidamos porque son niños y niñas”

Otro pronombre olvidado dos veces: “los convocamos y las convocamos, y los cuidamos y las cuidamos porque son niños y niñas” ¡Qué cansancio!

f). “Mis lectores y lectoras”

Mis lectores y mis lectoras.

3. Ésta es la primera vez que encontramos la repetición de niños y niñas. Observemos que el masculino está de primero y se conserva de primero en las nueve o diez veces restantes que usa la doctora tal repetición. No hay completa equidad porque al mencionar el género masculino de primero se nota la superioridad masculina en el subconsciente de la autora. Para garantizar la equidad será bueno sentarse a escribir con un dado a la mano para que cuando se presente el caso se lanza el dado y la cifra par o impar dará cuál genero inicia. A falta de dado también sirve una baraja, una moneda o cualquier otro medio para garantizar que el azar presente una probabilidad de que el 50% de las veces cada género será usado de primero. Advierto Que en mis ejemplos a partir de este renglón usaré el método de la moneda, acabo de poner una de $500 cerca del ratón. Lógicamente sin necesidad de explicación el lado del árbol representará a los niños y el de la cantidad de dinero, también, por lógica, a las niñas

4. En el afán de repetir en femenino lo que la palabra en masculino generaliza descuida la alcaldesa una construcción lógica. Veamos: “Me imaginaba en uno de los parques de la ciudad entregándole un carrito o una muñequita a un niño o a una niña”. Como está construida esta oración, la doctora Ramírez se imaginaba a ella misma sacando de alguna bolsa un juguete al azar y entregándolo a un niño sin fijarse si entregaba una muñequita a un niño o un carrito a una niña, cuando según lo establecido por el gusto natural, que no ha cambiado en siglos, ella debió haberse imaginado –en su construcción de equidad– entregándole una muñequita a una niña o un carrito a un niño. ¿De acuerdo? Pero en pro de la simplicidad del idioma, doña Lucrecia, por favor, imagínese a usted misma “entregando aquellos jugueticos (ya los había mencionado) a los niños de las comunas”. Está entendido así que los carritos irán a los niños y las muñequitas a las niñas.

5. Cada usuario parece ensañarse en algunos sustantivos, pero olvidan aplicar la equidad en otros. Prueba de que ellos también entienden la generalización como ya se vio en el punto 1. Veamos los que olvidó doña Lucrecia, en orden de aparición. En el caso de doña Lucrecia, el objetivo de repetición es los niños.

a). “...para que en la foto quedara claro que la ciudad si cuidaba de la infancia desfavorecida y se acordaba de ellos en la Navidad...”

Ven, se olvidó de ellas. Pero además la oración tiene una discordancia, pues al usar el colectivo infancia es de ella –de la infancia– de quien se acuerda la ciudad en Navidad.

A propósito, ¿si se acomodarán sin traumatismos en el colectivo infancia, niños y niñas?, ¿no será mejor estar seguros de impedir una futura frustración de unos o de otras y hablar de que la ciudad sí se acordará de la infancia masculina desfavorecida y de la infancia femenina desfavorecida?

b). “Algo en mí se resistía a participar de lo que, a vuelo de pájaro, nadie vería de mala manera”.

¿Qué pasa, doña Lucre?, ¿acaso las pájaras no vuelan o no se traumatizan si no se las menciona?, entonces es “a vuelo de pájaro o de pájara”.

c). “Así como también sus mamás, sus papás y sobre los dirigentes comunitarios que organizaban el desplazamiento de los afortunados al sitio de la entrega, porque para ellos también había reconocimiento”

Aquí hubo tres olvidos en cascada pues también hay dirigentes comunitarias, entre los que se desplazan también hay afortunadas, y en fin para ellas y para ellos también hay reconocimiento. Entre otras cosas, cuando la 0rganización corre de cuenta de líderes comunitarias, es más bueno porque no falta la comida, en cambio, los líderes comunitarios creen que todo es trago.

d). “Cuando se acercaban las fechas, el despacho recibía muchas llamadas de mamás que desde siempre”.

En esta cita el olvido fue el masculino papás, porque ellos también llaman, yo lo sé. La generalización elegante en este caso es muchos padres de familia…

e). “incluso los transportadores, aprenden a pensar en forma altruística”.

¿Y las transportadoras no aprenden o no fueron a clase?

f). “Porque cuando tú los convocas y les das algo porque son pobres”.

Ahora se olvidó de convocarlas, sólo convocó en masculino.

g). “como lo único que convoca la mirada y el reconocimiento del otro”.

¿Y la otra no mira ni reconoce? Yo creo que sí porque doña Lucrecia, otra, es la que mejor mirada está dando a los niños (qué cuento de las niñas ya estoy mamado).

h). (a este paso se me van a acabar las letras del alfabeto) “¿Cuantos menores ricos de nuestra ciudad no conocen parques y museos, porque precisamente sus recursos económicos los condenan al mal

¿Acaso sus hermanitas, sus primitas y demás –las menores ricas– conocen esos museos y parques? Vean pues cómo se van al escondido. ¿Acaso sus recursos no son los mismos de los de sus hermanitos y no las condenan al mal? ¡Ah!, y se olvidó de la tilde de cuántos “¿Cuántos menores ricos y cuántas menores ricas...

i). “Que en la misma fila para entrar al cine, o al museo, o al parque, se encuentren todos, se miren a los ojos, se reconozcan en su condición común y digna de seres humanos únicos, curiosos, fascinantes”.

Ya al final de la columna se le ve el cansancio a la alcaldesa por tanto olvido tan seguido: “Que en la misma fila para entrar al cine, o al museo, o al parque, se encuentren todos y todas, se miren a los ojos, se reconozcan en su condición común y digna de seres humanos únicos y únicas, curiosos y curiosas., fascinantes”.

j). “Ahora, pensémosle más al tema del regalo para aquellos sin recursos”.

¿Irán a dejar sin regalo a aquéllas sin recursos o no habrá necesidad de pensarlo? Se salen con cualquier Barbie, de la que dicen por ahí que es satánica.

k). “que en Navidad ninguno se quede sin su traído”.

Ya vamos por el undécimo nomenclador de este ítem de olvidos. ¿Se van dando cuenta de lo difícil que es sostener esta caña de la tal equidad de género? Doña Lucrecia debería contratar un asesor, pero no me ofrezco porque no puedo ir en contra de mis principios. “Que en Navidad ninguno ni ninguna se queden sin traído”.

l). “Así, la infancia de Medellín recibiría el mejor regalo que puede recibir ser humano alguno: dignidad”.

Aquí vuelve a aparecer mi preocupación acerca de si en el colectivo “infancia” se podrán acomodar niños y niñas sin problema alguno por lo que se puede dividir en dos: la infancia masculina y la infancia femenina. Lo mismo puede pensarse del ser humano que puede ser alguno y alguna.

6. Golpe bajo. Muchos usuarios, entre ellos la doctora alcaldesa, dan un golpe bajo, sobre todo cuando se trata de niños, elidiendo el género masculino y poniendo el femenino a manera que afecte ambos artículos. Con seguridad iban a agradecer los y las niñas. Resolviendo queda: “los niñas y las niñas”. Sí es más fácil que un niño se traumatice porque lo llamen niña. Esto parece una venganza sadomasoquista feminista.

He terminado mi análisis. Pero hay más.

El alcalde Fajardo ha conseguido un nombre como uno de los alcaldes que se preocupan por su ciudad. Las obras se ven y no circulan chismes acerca de corrupción (ojo que no soy fajardista ni busco puesto). Y es curioso que en el sector educativo (liceos y bibliotecas) es donde se ven más obras del Alcalde. Escucho al magisterio y creo que por primera vez los maestros hablan bien de una autoridad.

¿No es paradójico que mientras el alcalde construye cultura, la alcaldesa destruye nuestro idioma con el melindre de la equidad de género?

¿Cómo pudo doña Lucrecia sacar una columna de tan baja calidad en medio de dos plumas tan exquisitas como la de Ernesto Ochoa Moreno y la de Raúl Tamayo Gaviria? (Ver periódico El Colombiano del 23 de diciembre pasado, página 4ª).

¿No se da cuenta doña Lucrecia que en abril próximo será la anfitriona de los Reyes de España en una reunión en esta ciudad antes de la Asamblea de Academias de la Lengua en Cartagena? Óigase bien de los Reyes de España, no del Rey y de la Reina. ¿Cuántos Reyes hay en España? Uno solo: don Juan Carlos, pero a la pareja de Juan Carlos y Sofía se le denomina los Reyes de España. Ellos vienen como máximas autoridades de la Lengua Española. ¿Qué les irá a decir cuando le pregunten cómo está el idioma en la ciudad? ¡Por Dios!, que alguien la asesore para que no nos haga quedar como un zapato, que ni se le vaya a ocurrir darle tratamiento a doña Sofía de Primera Mujer de España, ella es la Reina. Que tampoco se le vaya a ocurrir presentarse como Primera Mujer de Medellín: los expertos en protocolo se reirán de ella y, lo más grave, de todos nosotros por montañeros. Yo ya me había reído de ella y de nosotros cuando empezó con ese cuento. Que alguien le enseñe a que se presente como alcaldesa de Medellín y así cumple con el protocolo. Como el rey tiene su reina, el alcalde tiene su alcaldesa.

Jerónimo de Luis Tejelo

No hay comentarios: