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viernes, 21 de noviembre de 2008

El padre Gabriel Lalinde

El padre Gabriel Lalinde

El padre Gabriel Lalinde fue el segundo párroco que tuvo la iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Medellín. Su período pastoral allí coincidió con el tiempo que mi hermano Luis Gonzalo y yo pasamos en el Aspirantado (seminario) Salesiano de La Ceja.

Al iniciar las vacaciones, mi hermano y yo debíamos presentarnos ante él y después pedirle un certificado al finalizarlas para presentar a nuestros superiores de La Ceja. Durante las mismas, frecuentábamos la iglesia y ayudábamos en los servicios religiosos por la temporada decembrina.

Pasaron los años, mi hermano y yo abandonamos el seminario, otros párrocos se fueron sucediendo y la vida fue llevando su rumbo.

Un día, yo ya casado y una hija ya nacida, me encontré con el padre Lalinde en el atrio de la iglesia de San Juan de Dios en el centro de Medellín, donde él ejercía como párroco. Por lo aprendido en la Urbanidad de Carreño y reiterado por mis formadores salesianos, fui yo quien saludó al sacerdote.

–Padre Lalinde, ¿cómo está usted?

–¡Eh, avemaría!, ¡qué gusto verte! –me tronó con su inconfundible vozarrón, mientras en su mano derecha portaba el infaltable Lucky Strike– ¿Cómo has estado?

–¡Bien, padre, muy bien!

–¡Y ¿qué?, ¿ya trabajando?

–Sí, padre. Trabajo en EDA.

–¡Ah!, ¡muy bueno!, ¡muy bueno! Y ¿estudiaste alguna cosa?

–Sí, padre. Hice ingeniería eléctrica en la Bolivariana.

––¡Ah!, ¡muy bueno!, ¡muy bueno! Y ¿ya te casaste?

–Sí, padre. Me casé con la hija de Jaime Correa. –el padre conocía a mi suegro, pues ambos eran amagaseños.

–¡Ah!, ¡muy bueno!, ¡muy bueno! Y ¿tenés hijos?

–Sí padre. Ya tengo una hija, llama Marcela.

–¡Ah!, ¡muy bueno!, ¡muy bueno! Y contame una cosa ¿Quihay de Gabriel? Ese Gabriel era muy loco ¿no, hombre?

–Padre, yo soy Gabriel.

No recuerdo cómo se desenredó el padre del asunto, pero sí recuerdo haberle visto un rubor en el rostro. Hoy, casi treinta años después de ese encuentro y varios años después de que monseñor Lalinde (fue canónigo) regresara a la Casa del Padre, pienso que debí haberlo dejado inocente. No habría mentido si lo hubiera informado de que Gabriel seguía tan loco como de costumbre.


Julio 2 de 2005

jueves, 20 de noviembre de 2008

Vista de lince 37

Los cadáveres

Mi amigo Luis Carlos Guerra me aseguró haber escuchado el lunes en la mañana a un reportero radial pronunciar una joya de la que me abstengo de decir su procedencia y nombrar a su propietario, para no convertir en burla una noticia que tanto nos entristeció a los los habitantes del Valle de Aburrá.

"... se han recuperado siete cadáveres, todos sin vida..."

Tan garrafal error es producto de no pensar en lo que se está diciendo y es recurrente porque son muchas las tragedias en los que se comete el mismo error.

Esto me da pie para una enseñanza: Una de las etimologías mas extrañas la tiene precisamente la palabra cadaver. Se trata de que esta palabra es un acrónimo de la frase latina Caro data vermis que significa Carne dada a los gusanos. Les garantizo que no es una casualidad, sino la verdadera etimología de la palabra.
Clic


Es bueno que la Gobernación de Antioquia le vaya poniendo manos a la obra a la buena escritura de las palabras. En español existe la palabra clic para lo que en inglés dicen click. No tenemos cómo pronunciar la k después de la c.
¿Cómo conduzco?
Mi amigo Javier Gómez Montoya es un coleccionoistra de los errores en la frase ¿Cómo conduzco? que por obligación se pone en los carros de transporte público. Él me inició en esta colección. Presento como una rareza esta fotografía de un carro en el que el aviso está correcto. En una frase interrogativa de dos palabras se cometen muchos errores: En unos falta la tilde en otros faltan los signos de interrogación, en otros falta el de apertura, en otros lleva mayúscula innecesaria la segunda palabra. De estos errores tengo una gran cantidad de fotografías, pero haber encontrado uno bueno es casi un milagro.

Disculpas

¡Huy, qué pena!
Diecinueve días sin entrar en este blog son una falta de respeto para los lectores que ya estaban llegando. Aun así, tengo cara para pedir disculpas por eso y no pienso echarle la culpa a nadie ni a otros trabajos, aunque puede ser por ese lado. Lo importante es asegurarles que reanudaré las secciones ya establecidas como sonVista de lince, La columna de Angelita, los escritos de Luis Fernando Múnera, las anécdotas, los escritos de Francisco Jaime Mejía Garcés, los escritos de Mariscal y otros aportes que me vayan llegando.

sábado, 1 de noviembre de 2008

La columna de Angelita

Mundo moderno

El mercado del 2009

Si vieron noticias esta semana, se habrán dado cuenta de que a la tradicional familia colombiana le dio duro entrar al nuevo milenio. Al parecer, una noche típica en un hogar cualquiera consiste en darles dulces a los niños para que se distraigan jugando con los muñecos y viendo un DVD mientras la mamá y el papá le dan una vueltica al Viagra, después de la cual tienen que tomarse un par de Gatorades cada uno y llamar al veterinario para recoger el perro de ida hacia la farmacia homeopática para comprarle el té diurético a la abuela y llevárselo a Hogar de Ancianos, para al otro día tener que ir a comprar una prueba de embarazo porque con el afán del Viagra quién tiene tiempo de cuidarse...
No será un retrato muy bonito, pero supongo que es bastante acertado. Al menos según Héctor Maldonado, Director del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, quien anunció esta semana lo que contendrá la Canasta Familiar para el año entrante: bebidas hidratantes, medicina homeopática, potenciadores sexuales, dispositivo de pruebas de embarazo, DVD, alquiler de lavadoras, muñecas, carritos, servicio de veterinaria, alimentos para mascotas, gastos en gimnasio, gastos en hogares geriátricos, leches condensadas y chocolatinas.
No sé por dónde empezar a digerir todo esto. Obviamente, lo primero que salta a la vista es que el Viagra y la leche condensada son más importantes que las pilas y los fósforos, que están notoriamente ausentes de la lista. ¡Vaya, nuestra prioridades sí que han cambiado!
No quiero ser alarmista ni sacar conclusiones desmesuradas ni precipitadas, pero me parece que esta lista de mercado está tratando de decirnos algo. No sé qué, exactamente, pero juguemos al futuro un rato.
Si proyectamos las compras actuales, creo que estamos en un punto en donde podemos atisbar un futuro que incluye el Valium en polvo como aderezo para ensaladas, los niños le van a decir “mami” al televisor y la gente no sólo alquilará la lavadora sino la nevera y el horno también porque nadie va a comprar comida en el mercado. Es un panorama un poco desolador…
Si me preguntaran a mí, aunque rara vez lo hacen, yo les diseñaría una canasta familiar que nos tendría contentos a todos. A ver…, para empezar, mi canasta familiar ideal incluye helado, Bailey’s, empanadas, aceite para masajes…, esperen: ¿masajes? ¿Se pueden incluir verbos en la canasta familiar? Pues, si incluyeron el Viagra, es porque sí se puede, ¿o me van a decir que el Viagra está ahí por su rico contenido vitamínico?
Me pregunto también si uno puede incluir servicios, porque en ese caso incluiría una manicurista y contrataría alguien para que limpie la arenera del gato. Ah, y los domicilios definitivamente entran en mi canasta familiar. Pero no sé si ese es un artículo solo o la pizza, el pollo y el arroz chino se cuentan por separado.
El caso es que todo este asunto de la canasta familiar me hace preguntarme un poco sobre la clase de familia que surte dicha canasta. No quiero decirle al señor Maldonado cómo hacer su trabajo, pero no creo que la nueva canasta sea un reflejo de todos los hogares. Porque les confieso, algunos de esos artículos me asustan un poco. Sé que estoy recién casada y tal vez sea un poco ingenua, pero no creo que mi esposo y yo vayamos a necesitar comprar grandes cantidades de…leche condensada.

Ángela Álvarez V.
angela_alvarez_v@yahoo.com