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lunes, 30 de noviembre de 2009

El aprendiz de orador

Al maestro José Higuita

1. El inicio

Por allá en 1986 me picó el mosquito de la política. Estaba en la plenitud de de mis 40 años y algo se podía hacer todavía en ese campo, aunque otros han empezado más jóvenes y otros aun parecen haber nacido en él.

Para los que no estén informados ingresé en lo que aquel tiempo se llamaba el Directorio Liberal de Antioquia orientado por el doctor Bernardo Guerra Serna. Directorio que se autoconsideraba como el oficial de Antioquia en el partido liberal. En aquel año ese grupo tenía las mayorías en Antioquia. Más de la mitad de los diputados y más de la mitad de los senadores antioqueños (la circunscripción era departamental) pertenecían a ese directorio.

No detallo nombres de todas las personas de las que algo aprendí en aquel entonces porque ocuparía un gran párrafo en este escrito. A cada una de ellas algo debo agradecerle. Tal vez sí van a aparecer nombres de algunas personas de la asociación interna del Directorio a la que me uní por haber nacido en una de las poblaciones objeto de la misma: Asociación para el Desarrollo del Occidente Antioqueño.

Durante los primeros meses del año de 1987, asistía a las reuniones en la Casa de Mármol del partido y algunos fines de semana me unía a las giras que tenían cono objetivo ir preparando las respectivas candidaturas a la primera elección popular de alcaldes. Casi todos los miembros de esas comitivas hablaban en los diferentes municipios unas veces en reuniones en plaza pública, otras en reuniones internas programadas en las sedes los directorios municipales.

Yo me dedicaba al conocimiento de los líderes liberales y de los funcionarios de cada municipio, relaciones de amistad que después me fueron provechosas para el desarrollo de mis labores en la Empresa Antioqueña de Energía, donde llegué gracias al trabajo político. También me fui enterando de las necesidades de electrificación de cada uno de los municipios del occidente antioqueño. Nunca hablaba en público ni se me obligaba por parte del jefe de la comisión respectiva, pero era reconocido mi trabajo por el inventario de la necesidad en electrificación rural que nos hacía concluir que los campos de Occidente estaban oscuros.

Llegó el año de 1988 y con él la recta final de la primera elección popular de alcaldes y la Asociación trabajó muy fuerte programado giras en varios municipios a la vez. Faltando cinco semanas para la elección me correspondió una comisión a Frontino dirigida por José Higuita, un docente jubilado que aspiraba a ser elegido diputado a la Asamblea de Antioquia, como efectivamente lo fue.

La primera noche en Frontino hubo una reunión en el local del Directorio Liberal y José me invitó a hacer parte de la mesa principal, mesa conformada por los que irían a hacer uso de la palabra. Como expliqué anteriormente, nunca en reuniones como ésta participaba de la mesa principal, pues yo no hablaba en público. Cuando estuve sentado, José me preguntó en qué orden quería hablar a lo que le respondí que yo no hablaría como no lo había hecho durante año y medio que participaba de giras como ésta. Nada me dijo José en contra de mi determinación ni me mostró enfado por mi negativa.

Al día siguiente, después de desayunar nos encaminamos hacia el corregimiento de Nutibara distante unos 30 km de la cabecera de Frontino. Allí nos tenían preparada una recepción en una casa de segundo piso en la que un balcón daba hacia el parque principal del poblado. José fue organizando el orden de los oradores y se acercó a mi para decirme:

—Usted habla de cuarto.

Ya no me preguntó si quería hablar. La expresión de José había sido una orden.

—José —le dije—, tú sabes que yo no hablo. Que mi trabajo consiste en ir recolectando información acerca de las necesidades de electrificación y cotejarla con los proyectos de la Empresa Antioqueña de Energía, pero yo no sé hablar de política ni sé arengar a las gentes.

José me miró a los ojos cual severo profesor en mis tiempos de adolescente y me dijo:

—Usted tiene dos alternativas: Hablar de cuarto es la primera. En caso de que eso no ocurra, deberá bajar al parque y buscar en qué irse para Medellín porque su comisión habrá terminado.

Sin darme tiempo para dar más argumentos, dio media vuelta y siguió adjudicando el orden de hablar a otros oradores.

A las 10:00 a. m. se dio inicio a la concentración con la entonación del himno del Partido Liberal. José saludó a la concurrencia, explicó el motivo de la reunión y anunció la participación del primer orador. Terminada la primera intervención José anunció la segunda después la tercera. Nunca había deseado tanto que los oradores se demoraran eternidades en sus intervenciones. Cortos o largos fueron desgranando sus argumentos y mis piernas temblaban y el estomago se me revolvía por cada una de las tres terminaciones de discursos con los consecuentes aplausos de la concurrencia y los vivas al glorioso Partido Liberal y a su director Bernardo Guerra Serna. Durante ese tiempo José nada me preguntó acerca de cuál de las dos alternativas había escogido y yo tenía la ligera esperanza de que en el papelito donde estaba el orden de los oradores siguiera un nombre diferente del mío.

José se adelantó al balcón abrió su papelito y anunció a la concurrencia que el siguiente orador sería el ingeniero Gabriel Escobar Gaviria. Un sudor frío me salió de todos mis poros y una sensación que no sentía desde los exámenes orales en la Bolivariana de Juanambú en la década del 50 me invadió por completo.

Me adelante al balcón, abajo una masa informe de colores diversos, alcanzaba a mirar al frente las montañas delineaban un cielo azul hermosísimo, pero yo no estaba para admirar paisajes. La masa informe eran mis examinadores. No recuerdo cómo empecé ni cómo terminé, si recuerdo haber usado la frase de cajón, recurso de muchos, acerca de “trasegar los campos de Nutibara en busca de la paz anhelada por el partido” y tuve especial cuidado en recordarle a la audiencia que el director del partido era Bernardo Guerra Serna. Al fin, no recuerdo cómo, logré decir que había terminado y me retiré del balcón. Miré un reloj cercano y sólo habían transcurrido cinco minutos. ¡Qué proeza! Había hablado cinco minutos y no había dicho nada. Es costumbre que cuando un orador termina su discurso, los demás y los que están cerca le extienden la mano como acto de aprobación de sus palabras. Nadie venía a darme la mano. ¡Nadie!

Sólo José vino desde dentro de la casa. Pensé que me diría que iniciara la segunda alternativa y tal vez si hubiera tenido dinero en el bolsillo la habría iniciado sin que me lo dijera. El mundo estaba derrumbado, Hasta ese momento no había hecho un oso más grande en mis 42 años a punto de cumplir.

—¡Muy bien, Gabriel, lo hiciste muy bien! —me dijo y siguió hacia el balcón a anunciar la participación del quinto orador.

Regresó del balcón y no cesaba de felicitarme como si quisiera reemplazar cada uno de los saludos que los demás no me dieron. Yo sabía que no lo había hecho bien, pero me di cuenta de que las felicitaciones pedagógicas de José tendrían por efecto amarrarme el pie de tal manera que no diera hacia atrás el paso que hacía menos de diez minutos había dado hacia adelante.

Entendí eso y me propuse que si tenía el apoyo de un docente como José, valdría la pena ensayar y no dar pie atrás.

2. El idioma nativo

José no sólo levantó mi ánimo mediante elogios inmerecidos, sino que me adjudicó un cargo para el resto del día: me convirtió en su auxiliar.

Antes del inicio de los discursos se nos había unido una joven indígena de los muchos nativos que hay en Nutibara tanto en el casco urbano, como en la parte rural del corregimiento. La joven era conocida de José y de varios de los miembros de la comitiva, mas yo apenas la conocí ese día. No recuerdo su nombre, pero en esta crónica la llamaré Yolanda.

Mientras el quinto orador hablaba José me dijo que le preguntara a Yolanda si hablaría de penúltima.

Me acerque a la joven y le transmití la pregunta. Su respuesta fue inmediata sin titubear:

—Dile que yo hablo en pasuancho.

Con la entonación que le dio a esa palabra quedé convencido de que pasuancho era el idioma con que ella acostumbraba comunicarse con los de su tribu. Le di su respuesta a José quien me contestó que no había inconveniente. La comunicación se transmitió bien y yo volví donde Yolanda a manifestarle que podía hablar como ella había dicho.

Después del quinto orador siguieron otros dos y por fin José anunció al último. Algo había pasado y yo no supe en el momento qué era, pero Yolanda no habló de penúltima ni José me preguntó nada, ni se extrañó de que ella no fuera a hablar de penúltima. Raro me parecía que José, tan severo que fue conmigo por no querer hablar, nada hubiera manifestado porque su penúltima oradora no había hablado ni en pasuancho ni en español, por el contrario, parecía estar enterado de que ella no hablaría, aunque yo le había comunicado que lo haría en su idioma. Durante el almuerzo tampoco hubo comentario de José al respecto de la frustrada participación de Yolanda.

Terminado el almuerzo José me comunicó que viajaríamos a Paso Ancho y me dio la lista de oradores para la concentración en ese lugar. En esa lista yo estaba de cuarto y Yolanda de penúltima. Ahí supe que Pasuancho no era un idioma, sino un lugar y comprendí por qué José no había preguntado nada. Yo le dije que Yolanda hablaría en otro idioma y él entendió que la joven hablaría en otra parte, como verdaderamente era su voluntad.

Ya estaba metido hasta las agallas en el cuento de José y no había más remedio que poner la voluntad para hacer bien las cosas. Esta vez les puse mucho cuidado a las intervenciones de los tres primeros y traté de captar una idea que me gustara y buscar palabras diferentes para exponerla o apoyarla. No piensen que es fácil recordar después de 21 años cuál fue, pero creo que esa estrategia me dio algún resultado, yo mismo sentí que el discurso empezó a ser coherente aunque no hubiera faltado el “trasegar por los campos de Paso Ancho” ni recordar que el orientador del partido era Bernardo Guerra Serna. Para no ser repetitivo este último concepto se seguiría expresando en todos los discursos de esta campaña y de otras que nos esperaban. Las felicitaciones de José ya fueron más sinceras y el tiempo de discurso aumentó a siete minutos.

A su turno Yolanda mostró una experiencia en estas lides que yo apenas estaba consiguiendo. Aunque la concurrencia estaba compuesta por igual número de indígenas que de blancos, el discurso, de alto contenido social, fue en español. En Pasuancho Yolanda habló en español.

Después de nuestra despedida de Paso Ancho, nunca más volví a ver a Yolanda.

3. Ascenso del primer día

De Paso Ancho la comitiva pasó a Musinga donde nuevamente José me entregó la lista para que yo comunicara el orden y nuevamente estaba yo de cuarto lo que me hace pensar a veces que ese cuarto lugar habría sido otra estrategia pedagógica de José. Allí empecé a sentir más confianza en mí mismo y hasta dejé la frase de cajón de “trasegar por los campos de Musinga”. Nuevamente la estrategia de escuchar con atención a los antecesores dio resultado, también mencionar las virtudes del candidato que el partido apoyaba para la Alcaldía de Frontino, Samuel Escobar Castillón. En Musinga fueron nueve minutos y las manos de apoyo al terminar no se hicieron escasas.

Con esto se terminó la comisión dirigida por José quien ahora esbozaba una sonrisa maliciosa en vez de la severidad de la mañana cuando me dio a escoger entre dos alternativas. Pero el día no había terminado y nos faltaba una concentración en Manguruma, el barrio más grande de Frontino y casi otro pueblo. Esta concentración fue preparada por la Juventudes Liberales cuyos directores, jóvenes recién egresados de la secundaria, trabajaban por el Partido a la par con los dirigentes tradicionales de una y dos generaciones anteriores a las suyas.

Ellos habían estado en las tres concentraciones de la gira por lo que fue una sorpresa para mí que me ofrecieran el uso de la palabra después de semejante oso del parque de Nutibara, aunque el avance de las otras dos concentraciones había sido notorio. Influyó en mi discurso que meses antes ya había trabado amistad con el joven Carvajal, hijo del dirigente de Nutibara y con Mariluz González de Manguruma. Con esto pude centrar el discurso en los valores que de ellos ya conocía y del esfuerzo que hacían ante otras ideologías juveniles de la época. Nuevamente expuse las virtudes del candidato. Fueron 14 minutos en los que el gagueo no se hizo presente. Los saludos de manos fueron abundantes y los aplausos sinceros. En menos de diez horas la obra de José empezaba a dar frutos. El miedo a hablar en público había sido vencido.

4. Cierre de campaña

Como cuando uno aprende a montar en bicicleta que ya no se quiere bajar de ella, me vino como anillo al dedo el final de la campaña porque fueron muchos los discursos y en diferentes municipios que se dieron: Sopetrán, Sabanalarga, Santa Fe de Antioquia, San Jerónimo fueron los más frecuentados durante este último mes de campaña y ya no esperaba que el director de la comitiva me programara, sino que yo mismo le decía que me pusiera entre los oradores; a veces tenía que volverme insistente porque algunos directores y jefes de directorio tenían sus propias preferencias y yo no estaba entre ellas.

Cuando coincidía con Samuel Escobar, el candidato de Frontino, comencé a darme cuenta de que él siempre empezaba su discurso con una corta parábola, terminada la cual la asociaba al momento presente de los escuchas y sacaba conclusiones tendientes a su futura gestión en la Alcaldía. Una de sus parábolas preferidas hablaba de que Belleza y Fealdad se fueron a nadar al mar; Fealdad salió de primera y al ver las vestiduras de Belleza, se las puso y se fue con ellas. Cuando Belleza salió sólo estaban las vestiduras de Fealdad y tuvo que ponérselas para no salir del mar desnuda. Desde entonces todo el mundo ve como bellas las cosas feas y como feas las verdaderamente bellas. Sólo mirándolas al rostro se podía distinguir que no eran las vestiduras adecuadas. Tales parábolas las empezaba Samuel con la introducción: “Cuenta la leyenda que...” No identificaba la fuente. Varias veces le manifesté mi gusto por la iniciación de sus discursos e indagaba por la fuente donde las obtenía. Sólo le arrancaba una sonrisa de satisfacción, pero con la fuente se me hacía el loco y eludía la respuesta. Comprendí que no quería competencia en el método.

Llegó el día de cierre de campaña y coincidencialmente fui asignado a la comitiva que cerraría en Frontino al mando de José Higuita. Había transcurrido un mes y ambos sabíamos que las alternativas no se darían esta vez por lo que mi nombre estaba programado en el acostumbrado papelito de José. Ya no recuerdo si estaba de cuarto o en otro lugar. A lo mejor, ya no era importante. La concentración esta vez fue en el mismo lugar del parque, pero los oradores estábamos en el segundo piso del kiosco y no en el balcón de hace un mes. Cuando me tocó el turno pude darme cuenta de que ya la concurrencia no era una masa informe de colores. No. Cada persona se diferenciaba perfectamente, los conocidos y los desconocidos. Todos estaban expectantes. Empecé por darles los agradecimientos por haberme dado la oportunidad un mes atrás de iniciarme en estas lides de la oratoria y les describí, como aquí lo hice, mi miedo de entonces. Eso arrancó risas en los presentes, algunos de los cuales con seguridad recordaban mi mal rato de entonces. Al lado de los oradores siempre estuvo el candidato quien cerraría la concentración seguí mi discurso desgranando uno a uno los argumentos por los que estábamos en esa concentración y por el motivo principal de hacer que Samuel Escobar rigiera los destinos de la municipalidad a partir del 1.° de junio de aquel año. Recuerdo que durante una pequeña pausa que hice para tomar agua y alientos, el candidato me dijo en tono de maestro: Si esto has avanzado en un mes te espera un futuro excelente en el campo de la oratoria.

Terminado el discurso la felicitación de José fue de abrazo esta vez. Su obra estaba completa. Tal vez éste está en su lista de logros como docente. Samuel cerró y a su discurso no le falto la parábola cuya fuente seguía desconocida por mí.

5. El librito

Las satisfacciones por el trabajo político realizado se dejaron sentir muy pronto. Mi continuo hablar con los líderes municipales y con los candidatos a la Alcaldía respaldados por el Directorio, muchos de los cuales ganaron en sus respectivos municipios (Ebéjico, San Jerónimo, Sopetrán, Sabanalarga, Santa fe de Antioquia, Frontino, Dabeiba, Uramita y Peque), dieron por resultado la toma de conciencia en la Asociación y en el Directorio de la necesidad de electrificar a Occidente. Bernardo Guerra buscó entonces que la gerencia de la Empresa Antioqueña de Energía quedara en manos de uno del Directorio y lo logró en con Jesús Arturo Aristizábal Guevara, en enero de 1989. Medio año antes el presidente Virgilio Barco había nombrado al médico Antonio Roldán Betancur en la Gobernación, y se había posesionado a nombre del Directorio Liberal de Antioquia.

Por mi parte, mi trabajo político se vio recompensado con mi nombramiento como jefe de Zona Occidente de la Empresa Antioqueña de Energía del que me posesioné el 11 de mayo de 1989 casi un año después de la posesión de los alcaldes a los que les ayudé a ganar. Durante las Fiestas de la Panela en junio de 1989 en Frontino el gobernador Antonio Roldan anunció la entrega de cuatro millardos de pesos para la electrificación de occidente. Y efectivamente la hizo, dos semanas después caía abatido por la dinamita del narcotráfico en un hecho hasta la fecha sin esclarecer.

Después de un período interino de Pedro Pablo Betancur en la Gobernación fue nombrada en propiedad Helena Herrán de Montoya quien adicionó ocho millardos de pesos más a la electrificación de Occidente.

Se empezaron a electrificar veredas por docenas y la población y los alcaldes felices porque se estaban cumpliendo promesas de campaña. Por cada inauguración recibía yo una llamada del Gerente con el objeto de que lo reemplazara en la ceremonia con un discurso. En las de Frontino volvía a envidiar los comienzos de los discursos del Alcalde. Por lo general a esas inauguraciones asistían los dirigentes liberales de cada municipio, para darle un tinte político a esa importante obra de la Gobernación de Antioquia.

Samuel Escobar hizo en Frontino una alcaldía de puertas abiertas. No se necesitaba hacer antesala para hablar con él. Una vez tuve que llegar a su oficina por alguna circunstancia del trabajo en común y lo encontré hablando por teléfono. Me hizo seña de que siguiera y lo esperara mientras terminaba la conversación, Así lo hice y como la conversación se prolongara me puse a curiosear la biblioteca que tenía en la oficina. De pronto me llamó la atención un librito de unos 12 cm por 17 cm y de escasas 50 páginas, lo tomé en mis manos y me puse a hojearlo. ¡Allí estaban las parábolas de los discursos de Samuel! Una a una esas deliciosas parábolas. Miré la tapa del libro: Khalil Gibran, El vagabundo. Miré de reojo para ver si Samuel me había pillado y no parecía. Puse nuevamente el librito en su lugar, saqué mi cuaderno y apunté autor y título para que no se me fueran a olvidar y me retire de la biblioteca para no despertar sospechas.

No. No conocía a Khalil Gibran y ¿qué?, ¿muy raro? Conozco gente muy erudita que no tiene ni idea de la Teoría de la Relatividad ni del colisionador de hadrones en la frontera Franco-Suiza y no por eso dejan de ser sabios en sus respectivos campos científicos. Eso es lo que contesto cada vez que contando esta anécdota se me reprocha por mi ignorancia literario-filosófica. Claro que una vez conocida la circunstancia de que era el autor de esas bellezas me volví hincha furibundo del libanés.

En la siguiente ida a Medellín pasé por la Librería América y allí compré el anhelado librito que se lee en una hora. Para estrenarlo tenía que esperar una oportunidad en que me encontrara con Samuel en una inauguración. La oportunidad llegó. Había una inauguración en Cañasgordas, municipio en el que el alcalde no era de nuestro grupo; pero la líder liberal se obstinó en que la inauguración la debía hacer Samuel, el alcalde de Frontino, y me relegó a mí que era el encargado oficial por parte del Gerente. Yo abrí la reunión y Samuel la cerró. Empecé a hablar y los demás dignatarios estaban detrás de mí a escasos pasos por lo estrecho del lugar. Empecé mi discurso con estas palabras: “En su obra El vagabundo nos cuenta el filósofo americano-libanés Khalil Gibran que dos hombres se encontraron a la orilla del mar...” Para Samuel debió ser un golpe terrible porque no sólo le estaba copiando su estilo sino que estaba revelando la fuente tan celosamente guardada, mientras seguí mi historia alcancé a escuchar a mis espaldas la voz de Samuel que se lamentaba:

—¡Vean a éste!, ¡me cogió el librito!

Tuve que contener la risa durante toda la inauguración.

Veinte años después en un encuentro político a mediados de noviembre de 2009, Samuel y yo recordábamos la anécdota y ese encuentro me motivó a escribirla desde sus principios

6. Los dos mejores

En verdad el librito me sirvió durante los 11 años que estuve en la EADE pues siempre hubo inauguraciones y eventos especiales a los cuales era invitado por el cargo que ejercía. También hubo variantes y no siempre usé la parábola al principio, sino que a veces la intercalaba en medio del discurso o usaba trozos de otros autores. Entre ellos Porfirio Barba Jacob, José Asunción Silva y Gregorio Gutiérrez González. Recuerdo una vez en la que compraré la oscuridad del Occidente antioqueño con el paisaje descrito por Diego Fallon en esta hermosa estrofa de La Luna: “¡Oh! y éstas son tus mágicas regiones,/ donde la humana voz jamás se escucha;/ laberintos de selvas y peñones./ en que tu rayo con las sombras lucha…” ¡Toda una belleza!

Perdí la cuenta de los discursos de la última década del siglo XX, pero me quedó la satisfacción de que cuando di el paso fue para quedarme y aún estoy disponible

Cierro esta crónica rememorando los que considero mis dos mejores discursos de la época de las inauguraciones. En los dos estuvo presente un mismo personaje. Recordemos que el gobernador Antonio Roldán Betancur, vivió sólo dos semanas después de haber ordenado la primera parte de las electrificaciones de Occidente. No alcanzó a inaugurar ninguna de las obras de las veredas que con su auxilio se electrificaron, pero el pueblo sí se alcanzó a enterar y en algunas partes hubo muestras de agradecimiento. El municipio de Ebéjico le dio el nombre de Antonio Roldán Betancur al estadio cuya construcción coincidió con la época de las electrificaciones, desconozco si para la misma hubo aporte de la Gobernación de Roldán. El gerente de EADE, Jesús Arturo Aristizábal Guevara, fue invitado a la inauguración y por supuesto delegó en mí esa invitación. Toño y yo habíamos compartido muchos momentos desde que ambos teníamos nueve años hasta que nos separó la Universidad: él en Medicina de la U de A. y yo en Ingeniería Eléctrica de la UPB. En Ebéjico no tenía que hablar del Gobernador allí hablé del amigo de barrio, del deportista, del hincha del Atlético Nacional. La audiencia se enteró de muchas cosas del aspecto humano de Antonio.

Para el otro fue hasta mi oficina un campesino a “pedirme un permiso” porque en su vereda habían hablado acerca de que la inauguración la debían hacer con una misa por el eterno descanso del alma de Antonio Roldán Betancur que porque ellos sabían que la plata para su vereda la había dado ese gobernador que tan lamentablemente había muerto. Le dije que a mí no tenía que pedirme permiso porque las inauguraciones eran propiedad de los campesinos y ellos podrían hacer en sus inauguraciones lo que a bien tuvieran, que ahí tendrían que contar con el párroco respectivo, a lo que me contestó que con el sacerdote ya habían hablado. Le pregunté por el nombre de la vereda y me dijo que era la vereda Fátima en Las Azules. Me dijo el día y me pidió que los acompañara. Le dije que sí.

Tres días antes de la fecha de la inauguración de la vereda recibí la consabida llamada del gerente Jesús Arturo Aristizábal Guevara para que lo reemplazara con un discurso en la vereda Fátima de las Azules en Santa Fe de Antioquia.

Como Las Azules todavía no tenía carretera había que caminar una hora para llegar a la vereda Fátima y la misa era a las 5:00 p. m. Me fui muy temprano de tal manera que a las 4:30 p. m. ya estaba en la casa donde se celebraría la misa.

Esperé sentado en un corredor y estaba inquieto porque el sacerdote tuviera que pegarse la caminada que me pegué yo. Aún no habían llegado los funcionarios de la Administración municipal ni los líderes del partido y se iba acercando la hora de la misa.

De pronto hizo aparición un personaje como salido de las películas del oeste americano, jinete sobre un caballo gris, excelente ejemplar; sus botas y su sombrero le daban un aspecto de hopallong cassidy, pero sin los revólveres. Su actitud autoritaria al bajarse del caballo hizo que me levantara del asiento, me entregó las alforjas y me indicó que las entrara a una habitación. Miedo me dio por el contenido. No fuera a ser el producto de un atraco a una diligencia. No lo era. El personaje entró detrás de mí a la habitación, me pidió las alforjas y comenzó a vaciar su contenido: un cáliz, una cajita con hostias, unos ornamentos que se fue poniendo después de quitarse el sombrero, un misal y todo lo necesario para la celebración de la Eucaristía. Tomó el misal y sin saber que yo representaba la autoridad de la EADE me preguntó si sabía hacer la lectura, le respondí afirmativamente y me entregó el misal para que fuera preparando. Mientras tanto llegaron el Alcalde con su comitiva y los líderes.

Terminada la Eucaristía el sacerdote se convirtió de nuevo en hopallong y se excusó de la concurrencia porque tenía que celebrar otra Eucaristía en otra vereda. Montó en su caballo y se marchó.

Los que quedamos iniciamos la inauguración y en mi discurso volví a hacer uso de mi amistad infantil y adolescente con Antonio al que le pude sumar varios elementos coincidentes: El barrio de Medellín donde crecimos fue el barrio Fátima y esta vereda llevaba ese nombre. En la iglesia de Fátima cuando teníamos 18 años nos alternábamos la lectura en las misas y el micrófono en los bazares y aquí me tocó hacer la lectura en una misa por su eterno descanso. El representante del partido se excusó de hablar porque consideró que el ingeniero de la EADE había dicho suficiente sobre las bondades de Antonio.

Gabriel Escobar Gaviria
Noviembre de 2009

domingo, 29 de noviembre de 2009

Preguntario 2

Descrestar

3. En su columna de hoy la señora Ponsford dice, después de hacer un alto elogio de las jornadas culturales en Madrid, "La verdad, lo de Madrid fue un descreste". ¿Por qué la señora no se toma la pena de consultar el diccionario antes de escribir tonterías, ya que el DRAE dice: "descrestar. tr. Quitar o cortar la cresta 2. Col. Engañar a una persona"?


Muchas veces el Diccionario no recoge el significado completo de una palabra. Como ven, dice que en Colombia le ponemos el significado de engañar. Yo no he escuchado ni he leído tal significado en mi país, aunque puede ser que algunas regiones lo usen así. Al menos en Antioquia, mi región, el significado es el que le da la señora Ponsford: Asombrar o asombrarse. Así: Me quedé descrestado con la conferencia de Gustavo ayer en la Universidad; Me descrestaron los alumbrados navideños del río.


Lástima que no tengo a la mano el Nuevo Diccionario de Colombianismos del Instituto Caro y Cuervo, muy completo y muy bueno. Pero en una oportunidad que pase por alguna Biblioteca, lo consultaré y les comentaré.


Bajo tierra


4. En Televisión Colombia dijeron la siguiente noticia: La única forma de que haya vida en Marte es bajo tierra. ¿Es posible esto?


Quien formula esta pregunta da a entender que si se está en Marte se debe decir bajo marte; en la Luna, bajo luna y en Kriptón (el planeta de don es oriundo Supermán, bajo kryptón.


Siempre busco lógica en el Diccionario y eso he tratado de enseñar.


El cuarto significado de la entrada tierra:


"4. f. Suelo o piso. Cayó a tierra"

Pueden observar que en el ejemplo la palabra tierra está con minúscula. Obviamnte no se refiere al nombre de nuestro planeta que exige la mayúscula, sino que es un sinónimo establecido de suelo o piso de tal manera que en Marte también se pueda caer a tierra o al suelo, o al piso. No existe la expresión caer a marte. Es lo mismo que el significado de aterrizar, según el cual un avión puede aterrizar en cualquier superficie. los únicos que pueden acuatizar son los hidroaviones.


Éste es el tipo de discusiones preferidas por los gramatiqueros parecidas al vaso con agua y a yo distingo a Pedro


Ciudad invitada


Santander, Cantabria, España



«Los primeros datos de sus pobladores se remontan al año 21 a.C., fecha en la que el emperador Augusto envió la armada de Agripa para someter a los cántabros, centrando en la ensenada santanderina su base logística, a la que denominaron Portus Victoriae por el triunfo romano sobre la organización tribal...


»Corrección (Por Eloy Guevara): Los primeros pobladores (sapiens sapiens) se remontan al 36.000 aC (Herminio Alcalde del Río), no al 21 aC; en ésta fecha comenzaron las guerras cántabras, pero noricia escrita de su habitación, ya con el apelativo de cántabros, la tenemos, por Catón, en el 195 aC (aunque probablemente fuera muyyyyyy anterior). Augusto, efectivamente, ordenó a Agripa, su cuñado (con justa fama de sanguinario) tomar Cantabria; pero primero, fué el propio Augusto quien lo intento con cuatro legiones y ante la inesperada masacre sufrida a manos Cántabras, y tras dos años de cruenta campaña, derrotado, deprimido y enfermo, regresa a Roma y es entonces cuando envía a Agrippa y sus legiones». Historia, Página web de pueblos de España. Santander.



1.° Las abreviaturas de dos o más letras se escriben intercalando un espacio entre ellas año 21 a. C.


2.° La corrección de Eloy Guevara acaba por perjudicar más las abreviaturas pues no solo les quita el espacio entre las letras sino el punto de cada una. Grave.


3.° Descuido en la escritura al escribir noricia por noticia: el dedo cayo en la tecla vecina.


4.° No se explica uno que en un escrito serio se usen los artiuficios juveniles de los chateos como el de la exageración del adverbio muy mediante la multiplicación por cinco de la última letra. Con una sola bastaba.


5.° La inflexión fue del verbo ser no lleva tilde.


6.° A la inflexión intentó del verbo intentar en el mismo renglón se le puede asignar la tilde sobrante del numeral 4.°


7.° Los gentilicios como cántabras no van con mayúscula.


8.° El nombre de Agripa, en español es indiscutible que va con una sola pe para nada es necesaria la otra. Consultado en mi buscador predilecto me salen 151.000 páginas web con doble pe contra 22.000 con una sola pe lo que me hizo suponer que en latín era con doble pe. Por ahora no entro a discutir porque mi gramática latina de cabecera la del padre Héctor H. Hernández, texto completísimo, la trae con una sola pe. Esto me obligará una vista a la Biblioteca de la UPB o a la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Pues ya son dos las consultas que debo.


jueves, 26 de noviembre de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

Espera y desesperación

Matías está próximo a nacer. Ya me entró el tuto y como siempre ante el temor a lo desconocido, recurro a la sobreinformación. He buscado y he leído mucho sobre qué esperar del parto y debo confesar que estoy aterrada porque he dado con consejos irrisoriamente inútiles.

En un libro que me regalaron sugieren: "para amenizar el parto, la parturienta debe empacar juegos sociales; para celebrar luego no olvidar llevar una botella de champán, pero sobre todo recordar llevar sus implementos de aseo y maquillaje”.

Empecemos, por favor, por la palabra parturienta, que si bien es semánticamente acertada ¡suena horrible! Suena a algo que una gritaría en un trancón: ¡quite de ahí, parturienta piernipeluda! No suena a maternidad Disney, precisamente, así que ya de entrada en un libro que me dicen que soy una parturienta me siento ofendida.


Pero sigamos con el cuento de los juegos sociales. No sé en qué están pensando estas señoras o qué programa de Discovery se vieron en donde las mujeres tienen tiempo, ganas o neuronas desocupadas suficientes para entablar un juego de mesa entre contracción y contracción, pero salvo que exista algo que se llame jaque, mate, puje, no estoy interesada. Es más, creo que quien se atreva a pasarle un par de dados a una mujer en trabajo de parto necesitará una rectoscopia de urgencia.


Abordemos ahora el detalle del champán. Pasemos por alto en principio el que están recomendando llevar una botella de vidrio con corcho volador a un recinto en donde va a haber un recién nacido y prefiramos ignorar que la parafernalia de las copas sólo añadiría más elementos peligrosos a la ya volátil mezcla de medicina y festejo. Fijémonos únicamente en el detalle de que una mujer que acaba de tener un bebé no debe consumir alcohol. Aquí sólo hay dos posibilidades: que creen que la mamá es una alcohólica empedernida y que no le importa la salud de su bebé o que suponen que el papá es un cretino que llevaría trago a semejante ocasión y en ambos casos, estamos hablando de gente que llevaría Tequimón o aguardiente amarillo y no champán.


Finalmente, el detalle del maquillaje. En el libro dicen que es para que a la mamá no se le ahonde la depresión postparto al verse fea en las fotos que le tomen después del parto. ¿A quién engañan? Si una tiene que expulsar una cosa del tamaño de una sandía por una abertura del tamaño de un limón, no hay base suficiente en el mundo para hacer que uno luzca como si nada. Y, aquí entre nos y sin juzgar a nadie, ¿no está una lo suficientemente preocupada con detalles bobitos como si el bebé nació completo y ojo se me lo llevan como a esa pobre señora en el noticiero? Porque el detalle de que se me ven las ojeras me parece un poco trivial en comparación.






¿Ven por qué estoy preocupada? Si estos son los consejos que dan para el parto ¿cómo serán los que dan para manejar adolescentes?




domingo, 22 de noviembre de 2009

Vista de lince 84

El hasta bogotano

«Sólo hasta 1956 y tras ser aprobado un acto legislativo, Carola Correa de Rojas Pinilla, esposa del general Gustavo Rojas Pinilla, presidente de la Nación, se convirtió en la primera mujer en obtener la cédula. Con el documento en mano ella votó el plebiscito de 1957, que abrió el camino al Frente Nacional». El País (Cali) 09-11-22.

En esta cita del diario El País de Cali se observa cuánta ha sido la influencia bogotana en el habla de todo el país. Hace unos años ese error de semántica sólo se escuchaba o se leía en Bogotá. Ahora, por obra y gracia de la televisión en sus telenovelas y en sus tales concursos reales, con guiones de telenovelas. se han repartido los errores y dichos bogotanos a lo largo y ancho del territorio nacional. Como está la cita, dice que doña Carola fue la primera mujer en obtener cédula hasta 1956. ¿Cómo harían para que después de 1956 fuera otra la primera?

Dejo pendiente para cuando pueda averiguar, o si de pronto un lector tiene alguna luz sobre el asunto, el hecho de por qué si mi general estaba en el exilio, su esposa no lo estuviera acompañando, o vendría sólo a votar, toda vez que la primera oportunidad que tuvieron las mujeres en Colombia de acercarse a las urnas fue el 1.° de diciembre de 1957 para votar el plebiscito cuya aprobación popular crearía el Frente nacional que haría una alternación del poder entre los dos partidos tradicionales: el Liberal y el conservador. Tal vez fue considerado emblemático el voto de doña Carola.

La oración correcta: En 1956 y tras ser aprobado un acto legislativo, Carola Correa de Rojas Pinilla, esposa del general Gustavo Rojas Pinilla, presidente de la Nación, se convirtió en la primera mujer en obtener la cédula. Agrego que sigue siendo la primera mujer en haber adquirido cédula en Colombia.

Uno de mayúsculas

«Una escena feliz con tres parejas jurando su amor en el altar, selló el final de la serie de televisión Padres e Hijos, tras 16 años de emisiones ininterrumpidas». Del blog Así lo veo publicado en El Colombiano 09-07-24.

Transcribo el numeral 4.17. de las normas para el uso de las mayúsculas del Diccionario panhispánico de dudas:

«4.17. La primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio o televisión, etc.); el resto de las palabras que lo componen, salvo que se trate de nombres propios, deben escribirse con minúscula: Últimas tardes con Teresa, La vida es sueño, La lección de anatomía, El galo moribundo, Las cuatro estaciones, Las mañanas de la radio, Informe semanal. En el caso de los títulos abreviados con que se conocen comúnmente determinados textos literarios, el artículo que los acompaña debe escribirse con minúscula: el Quijote, el Lazarillo, la Celestina».

La serie de televisión Padre e hijos es tal vez la que más desobedece esta norma. La razón está en que las palabras padres e hijos se complementan en el concepto y al ver la primera con mayúscula, induce la mayúscula de la segunda, pero lo correcto es Padres e hijos.

Ciudad invitada

Bucaramanga
Por solicitud especial


Gazapo subcampeón

«Soy de los que creo que todo pensamiento debe ser respetado y expresado sin derecho a ser condenado por los demás, pero con usted francamente no encuentro otro camino». Manolo Azuero. Vanguardia.com, Vanguardia liberal (Bucaramanga) 09-11-20.

El periodista bumangués –gentilicio de los nacidos en Bucaramanga– es uno de los que caen en el gazapo subcampeón: discordancia en el número entre un sujeto y un verbo:

Explico. Muchos son los que creen que todo pensamiento debe ser respetado; yo (Manolo) soy uno de ellos; entonces, yo (Manolo) soy uno de los que creen que todo pensamiento debe ser respetado. O bien: Soy de los que creen...




Carnaval

«Hoy, Bucaramanga vivirá el Carnaval de la Alegría, como una integración de los 67 grupos del adulto mayor, que celebrarán con risas, color, ritmo, danzas y disfraces. De la página web oficial de Bucaramanga (cliquear el nombre de la ciudad).

Por alegres que sean los carnavales; por risas, color y ritmo que tengan; por las danzas y disfraces que se muestren, es imposible hacer carnavales en noviembre. Para que me ayuden un poco en el trabajo les pongo en la palabra carnaval el enlace para que encuentren su significado y se darán cuenta de que los carnavales sólo son posibles a finales de febrero o a principios de marzo.

Por último, qué bueno si dejáramos ese eufemismo de adulto mayor por anciano. Los ancianos no se van a ofender porque les digan ancianos.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Vista de lince 83

El gazapo campeón

«Madonna le da una clase de desarrollo espiritual a niños de una favela brasileña».

«Río de Janeiro, 12 nov (EFE).- La cantante estadounidense Madonna recibió ayer en un hotel de Río de Janeiro a 36 niños del proyecto social "Energía Olímpica", a los que le dio una clase de desarrollo espiritual fundamentada en la doctrina de Cabala, corriente de la mística judía».

«Además de la clase de "desarrollo emocional y espiritual", Madonna le pidió a dos de los niños que la visitaron para que le hicieran una demostración de sus habilidades para danzar, una de las actividades que forman parte del proyecto».

Tiene razón mi amigo y colega Sófocles en llamar gazapo campeón la falta de concordancia presente en el titular de la noticia y en dos de sus párrafos. Consistente este error en poner el pronombre le en singular cuando reemplaza un concepto plural. Mi experiencia me ha enseñado que ese gazapo se encuentra en todos los medios de comunicación escritos y hablados. No se escapa ni Efe, una agencia de noticias que se preocupa mucho por el idioma. Les queda como ejercicio visitar la página de esa agencia, para ello pueden hacer clic en cualquiera de los nombres de Efe en esta página o en la sección enlaces asociados del blog. Abierta la página de Efe encontrarán en la parte derecha centro tres enlaces que merecen su estudio: Español urgente, vademécum y fundéu.

Las correcciones a esta falta de concordancia en la cita son:

Madonna les da una clase de desarrollo espiritual a niños de una favela brasileña.

...a los que les dio una clase de desarrollo espiritual fundamentada en la doctrina de Cabala.

Madonna les pidió a dos de los niños.

Otro ejemplo del mismo gazapo lo encuentro en Wikipedia. Al ser una enciclopedia escrita a muchas manos es menos exigente en la corrección. Le convendría un manual de estilo exigente y una corrección coordinada:

«Cuando Karol aún era muy pequeño su madre le decía a otras mujeres: "Verán que mi pequeño Karol será una gran persona" Wikipedia».

Lo correcto: Su madre les decía a las otras mujeres.

Es seguro que esta corrección la se repita en muchas entradas, no por el ánimo de repetir, sino que por la persistencia en el error se debe ser persistente en la corrección.

Mayúsculas

«Río de Janeiro, 12 nov (EFE) El encuentro en el hotel Fasano del exclusivo barrio de Ipanema duro cerca de dos horas y fue promovido por la Organización No gubernamental (ONG) Spirituality for Kids, responsable del proyecto desarrollado en la popular favela».

Son muchas las expresiones que significan nombres comunesy son conocidas más por sus siglas: CDT de certificado de depósito a término; PIB, de producto interno bruto y muchas otras. Se pueden usar siglas de nombres comunes que no necesitan la mayúscula, se pueden usar siglas para asuntos personales, sólo conocidas por el propietario. Las siglas son en mayúsculas, pero los nombres comunes siguen siendo en minúsculas. La rxpresión organización no gubernamental no es un nombre propio, en este caso el nombre propio está después del nombre común: Una organización no gubernamental, Spirituality for Kids.

Hay más acerca de las mayúsculas, esta vez de los nombres propios: En el supuesto de que la expresión Organización no Gubernamental fuera un nombre propio, se usan las mayúsculas sólo en los sustantivos y adjetivos, en ninguna circunstancia en adverbios, preposiciones, conjunciones y verbos: Empresa Antioqueña de Energía; Alianza para el Progreso. En Medellín, Colombia, la Alcaldía tiene un programa para revisar las actividades de la Administración, lo llaman Medellín Cómo Vamos. Sobran dos mayúsculas y falta una coma: Medellín, cómo vamos. De ese desinterés de los funcionarios por las normas gramaticales siempre me pregunto: ¿Por cuántos escritorios con diploma pasó ese nombre antes de ver la luz pública con tres errores cacográficos graves? ¿Ortografía, cómo vamos?

Ciudad invitada
Anserma, Caldas, Colombia


«Por esa razón existe un testimonio muy cercano a la realidad de hace ya quinientos años. La fidelidad de los escritos es relativa: o mucha imaginación del amanuense, o demasiada parcialidad, o descuidos imperdonables. Lo cierto es que su trabajo es lo único que nos queda, fuera de los documentos oficiales que la gran mayoría de las veces fueron redactados po0r ellos mismos. Frente a este hecho, los apuntes de los cronistas, son la verdad revelada en esto de la historia americana». Web de Anserma, historia

Hay frases del habla común que se van metiendo en los escritos si ningún control. Muchas de ellas tienen frases que sobran. Un ejemplo de ello es “Lo cierto es que su trabajo es lo único que nos queda”. Comparémosla con esta: Su trabajo es lo único que nos queda. Qué tal que todo lo tuviéramos que decir certificándolo: Lo cierto es que el gato come ratones; lo cierto es que el perro es el mejor amigo del hombre; en vez de El gato come ratones, el perro es el mejor amigo del hombre.

Es común en las páginas web y en los blogs —y éste no es la excepción— que los transcriptores dejen palabras con letras trabadas. Es necesario que los encargados de las transcripciones hagan revisiones minuciosas de los escritos antes de cargarlos en los sitios web. En el de la cita hay una preposición por de cuatro signos: po0r. Faltó revisión final.

martes, 17 de noviembre de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

El romance ya no es lo que fue

A pesar de mi cinismo abiertamente reconocido, he de admitir que siento algo de nostalgia por el amor de antaño. Sí, claro, las feministas nos han hecho caer en la cuenta de que el amor romántico no es más que un constructo postmoderno y han derrotado el mito del amor a primera vista con la explicación, racional además de cierta, de que es imposible saber todo lo que se necesita saber de alguien para amarlo con sólo mirarlo. Datos como que el 50% de los matrimonios terminan en divorcio no ayudan a mantener viva la llama, pero aún así, a mí me gustaba la idea de que eso del amor era posible. Ese amor que hace que en las películas la gente se bese y oiga a Puccini en la cabeza me parecía de lo más lindo, pero hechos recientes me han obligado a encarar la verdad: el romance ha muerto. ¿Quién lo mató? Temo que fue la tecnología.

La tecnología, que jugó un papel tan importante en mi propia historia de amor (para quienes no sabían, mi esposo y yo nos conocimos por teléfono, nos enamoramos por correo electrónico, fijamos la fecha por messenger, armamos la luna de miel en Disney.com y participamos vía Facebook) parece haber acabado con algo de galanteo al que nos tenían acostumbradas las novelas de Corín Tellado.

Ahora, en lugar de miradas furtivas que atraviesan un salón de baile lleno de escotes y penetran abanicos de encaje nos encontramos con que la gente se conoce gracias a los avisos personales en sitios como encuentratupareja.com o encuentraacaconquien.net, coquetea en las salas de chateo, se fijan en los avatares a ver si se gustan y cuadran la salida intercambiando mensajes de texto. La serenata ha sido reemplazada por el ringtone (a propósito, no sabía qué tan caros eran los ringtones hasta hace poco y decidí que mejor me ahorro la plata y contesto cantando yo misma el teléfono, así que no se sorprendan si llaman y entono Lucy in the Sky with Diamonds en lugar de decir aló), las flores reales por virtuales y en vez de “pedir el cuadre” sencillamente actualizan su estatus en la red social de “soltero/a” a “en una relación con XX”.

Así mismo, las relaciones terminan mediadas por la tecnología. Uno ya no puede tirar el teléfono, lo único que puede hacer es presionar enfáticamente el botón rojo del celular, eliminarlos del marcado rápido, borrarlos del Facebook, bloquearlos del messenger, poniendo un mensaje personalizado que rece “A XX no lo quiero ver ni en emoticón” y cambiando su estatus a “soltero/a” de nuevo para luego jaquear (¡estaba segura de que Word me iba a subrayar esa palabra, pero parece que sí existe!) la cuenta del otro para enviarle mensajes inapropiados al jefe o fotos reveladoras a la mamá.

Según un sitio en internet, el año pasado el 48% de las personas menores de 21 años eligieron terminar sus relaciones por internet. Nada que hacer. El romance ha muerto; ¡que viva el e-love y la cibertusa!

jueves, 12 de noviembre de 2009

Preguntario 1

Estimados amigos de don Abel:

Como ya están enterados, este Blog estaba en peligro de haber sido declarado desaparecido porque no se había vuelto a mostrar, pero con la nota del pasado 9 de noviembre se le dio reanimación respiratoria y ya está en pie. El blog seguirá con las mismas secciones, pero a los aficionados a las secciones El lince matemático y Gazapera histórica les pido un poco de paciencia porque no he terminado de desempolvar los libros de Matemáticas recreativas, ni el archivo de Sófocles.

Ahora les presento una nueva sección: Preguntario. En ella pretendo dar respuesta pública a las preguntas que me hacen en diferentes medios y en diferentes lugares. En esta sección al igual que en Vista de lince tendremos algunas veces la subsección Ciudad invitada en la que trataremos de comentar gazapos cometidos en documentos relacionados con las ciudades donde alguien ha abierto alguna vez el Blog. La aparición de esas ciudades en la mencionada subsección será al azar. Cuando el nombre de quien pregunta no aparece es porque no estoy seguro de que le vaya a gustar ver su nombre en público.

Ahora sí, el Preguntario de inicio

1. El espónsor

Semántica

He estado revisando la prensa y me encuentro con esa palabra, espónsores, como no la encontré en el diccionario, en Google me dieron a entender que se trata de un equipo de fútbol español. Si es un equipo ¿por qué no está con mayúscula? al no ser un equipo, ¿qué es?.

manuelita

«El jugador, al que apenas le nace el primer diente en la cancha, ya empieza a fijarse en quién lo mira para llevarlo en rastras a los 'espónsores'». El Tiempo 09-11-12.

Estimada manuelita:

Ante todo, te recuerdo que cuando termines un párrafo con signo de interrogación o de exclamación no es necesario que pongas el punto final. Ese oficio lo asume el signo de los mencionados que hayas puesto.

Todo lo que encontré en el Diccionario fue esto:



Artículo propuesto para ser suprimido.


Avance de la vigésima tercera edición

sponsor.

(Voz ingl., y esta del lat. sponsor, fiador).


1. com.
patrocinador (‖ persona o entidad que patrocina una actividad).


Que aparezca en el Diccionario no significa que sea aprobada. Al ponerla en bastardilla la Real Academia da a significar que el uso de la palabra es en el idioma de origen la ponen en bastardilla para significar que es extranjera.

En esta otra página, que puedes abrir cliqueando la palabra espónsor, encuentras una adaptación en español, aún no aprobada por la Real Academia Española.

No estoy de acuerdo con esa acentuación grave pues las palabras que terminan en -or y significan una persona que desarrolla alguna actividad son agudas: profesor, cantor, creador, celador, etc.

2. De lo entrañable y lejano

Semántica


Es correcto escribir : entrañable y lejano, y entrañable pero lejano. ?

Antes de la respuesta, unas observaciones:

Si se cierra interrogación se debe abrir.

No hay que dejar espacio entre la última letra de la palabra y los dos puntos ni el signo de interrogación.

Antes de la conjunción pero se pone coma.

Considero que la conjunción que debió usar era la disyuntiva y poner las dos frases entre comillas o en bastardilla.

Si va punto de interrogación no se le pone punto final al pàrrafo.

La pregunta es:

Semántica

¿Es correcto escribir: “entrañable y lejano” o “entrañable, pero lejano”?

La primera frase significa que es entrañable y está lejos; la segunda que aunque es entrañable y debería estar cerca, está lejos.

En ambos casos el lejano puede significar la distancia física (como decir que está en otro país) o referirse al alejamiento afectivo.

Ciudad invitada

Melgar, Tolima, Colombia.



«Diversas fuentes históricas indican, que en lo que hoy se conoce como Melgar tuvieron asentamiento varías tribus indígenas de cultura Caribe, entre ellas, las etnias Panches, Pantágoras, Sutagaos, Cualamanáes y naturalmente los temibles Pijaos, quienes merced a su eminente espíritu guerrero, ejercían control y dominio sobre extensos territorios que permanentemente vivían arrebatándose entre sí, hasta la llegada de los españoles». Reseña histórica página web oficial de Melgar (cliquear).


Una herencia que hemos recibido de los antropólogos gringos y de los criollos que estudian lejos es la manía de ponerles mayúsculas a los nombres de las etnias indígenas. Esos nombres son equivalentes a los gentilicios, que siempre los usamos con minúscula: colombiano, peruano, argentino.

La coma que hay después del inflexión verbal indican no va.

Entonces:

«Diversas fuentes históricas indican que en lo que hoy se conoce como Melgar tuvieron asentamiento varias tribus indígenas de cultura caribe, entre ellas, las etnias panches, pantágoras, sutagaos, cualamanaes y naturalmente los temibles pijaos...»

miércoles, 11 de noviembre de 2009

La columna de Angelita

Mundo moderno

Amores de verdad

Quienquiera que haya dicho que los niños son los verdaderos maestros tenía toda la razón. Hace unas semanas mi sobrino nos dio a todos una clase magistral en relaciones de pareja. Emilio, el Niño más Lindo del Mundo (título oficial otorgado por su madrina y tía, es decir, totalmente imparcial) empezó el colegio este año y al poco tiempo ya tenía su propio harem. Antes de salir a vacaciones de mitad de año tenía tres novias y al regresar agregó una cuarta, de quien se enamoró porque tenía las mismas botas que él. Emi aseguraba estar igualmente enamorado de las cuatro, pero al parecer una tomó la delantera porque hace unos días anunció que se casaba con María José.

—¿Por qué te casas? —preguntó su madre.

—Porque ella me dijo que nos casáramos —contestó el niño.

Curiosa, mi hermana continuó el interrogatorio:

—¿Y tú te quieres casar con ella?

A lo que él respondió:

—Claro que sí porque ella es muy querida y siempre se alegra de verme.

Y ahí lo tienen, este niño de tres años y medio tiene más y mejores motivos para casarse que mucha gente que conozco. ¿Quién no sería feliz con alguien que fuera querido y siempre se alegrara de verlo a uno? Si me preguntan, creo que Emi está hecho.

Tras saber del incidente amoroso me puse a pensar y recordé que más o menos a esa misma edad tuve yo mi primer amor. Él se llamaba Juampelipe (así lo recuerdo y así se quedó) y estábamos profundamente enamorados. Todos los días nos encontrábamos en el Jardín y planeábamos nuestra vida juntos mientras compartíamos la lonchera. Él me daba sus frunas porque a mí me tenían a dieta. Él estaba buscando una casa que tuviera escaleras y columpios y yo me concentré en aprender a ser buena mamá practicando con mi osito.

Ese recuerdo me condujo a otro, al del amor de un niño llamado Simón por mi hermana Lina. Cuando él, de 5, iba a hacerle visita a ella, de 17, le llevaba almendras achocolatadas. Un día se encontró con algo de competencia adolescente así que, en un acto de desprendimiento que hasta el momento no tiene rival, vació la caja de almendras en una matera para que ella no tuviera que compartirlas con esos otros muchachos. Ahora que lo pienso, ese barrio era terreno fértil para los romances pues recuerdo que en el edificio del frente vivía un niño —al que llamaré José— que un día, cuando él tenía alrededor de 8 años, me pidió el favor de que le revisara la ortografía a una carta para la novia. Ella estaba en la finca porque estábamos en vacaciones y su manera de decirle que la extrañaba sigue siendo para mí hasta el sol de hoy una de las metáforas más sinceras y expresivas. Decía la misiva “Espero que vuelvas rápido porque mi vida sin ti es como una pizza sin cocacola”. Ningún poeta ha sido más contundente.

Recordar estas historias me puso a pensar en las relaciones modernas, y en todo lo que conllevan. "¿Me llamó?”, “¿por qué no?”, “¿le digo?”, “¿qué estará pensando?”, “¿seremos el uno para el otro?”, “¿estará con otra?"… todo parece tan complicado ahora, tan difícil y doloroso. Tal vez no lo sería tanto si aprendiéramos un poco de los niños. A lo mejor todos seríamos felices sin tan sólo encontráramos alguien que siempre proteja nuestros intereses, quiera que el hogar que tengamos juntos sea un lugar divertido, comparta lo que tenga sin reservas, sea querido con nosotros y sobre todo, siempre se alegre de vernos.

Telenovela tintiada



En la extinta Empresa Antioqueña de Energía era costumbre permitirles a los operadores de subestación tener un televisor en el sitio de trabajo debido a que una vez aseado el local y mantenidos en orden los aparatos de maniobra de la subestación, su trabajo se reducía a tomar lecturas cada hora de amperímetros voltímetros, vatímetros, etc. y estar vigilantes a operar los circuitos por alguna contingencia o por operaciones de mantenimiento.

La oficina de recaudo de de una de las sedes que me tocó administrar quedaba aledaña a la subestación y la cocineta quedaba de tal forma que si alguien de la oficina de recaudo deseara servirse un tinto debía pasar por la subestación y por la salita improvisada que los operadores le tenían al televisor.

Los administradores, encargados de la oficina del recaudo, no tenían un trabajo tan descansado como el de los operadores. A aquellos les tocaba recaudar, atender reclamos, organizar la reparación de daños menores en la zonas urbana y rural, organizar corte y reconexión, facturar y todo lo demás que le fuera ordenado por el jefe inmediato y de ahí para arriba.

A mí, como jefe de la Zona, ya me había llegado la onda de que una de las recaudadoras, llamémosla Lola, no se perdía una telenovela que pasaban como a las 10:00 a. m.

Un día decidí aparecerme como a las 10:10 a. m. en la subestación. Efectivamente allí estaba doña Lola de pie y con un pocillo de tinto en la mano.

–Lola, ¿y vos qué? –le pregunté.

–¡Ay, ingeniero! No vaya a pensar que estoy viendo la telenovela, yo vine no más a tomarme este tinto.

Acto seguido entré a la cocineta, me serví un tinto, me paré al lado de Lola a tomármelo y empecé a ver la telenovela. Cuando más o menos le había cogido el hilo a la escena, que no lógicamente a la trama completa, pregunté algo así:

–Bueno, ¿y ése está enamorado de ésa?

–No, ingeniero –brincó Lola inmediatamente–, vea: a este Carlos sí le gusta Inés, pero la novia de él se llama Ángela y está en Europa, pero la mamá de Inés, les hace como cuarto, porque a ella le parece excelente muchacho. Sin embargo, una amiga de Ángela le ha mandado cartas exagerándole la amistad con ésta, de tal manera que...

–Oíste, Lola –la interrumpí–, si todo eso te lo aprendiste con un solo tinto, vení tomémonos la greca completa.

martes, 10 de noviembre de 2009

Vista de lince 82

Concordancia

“El supuesto finado sufrió un perjuicio por toda esta historia: el dueño del apartamento en el que vivía, que era uno de los amigos que reconoció el cadáver, quemó todas sus ropas y el colchón donde dormía” Yahoo (09-11-03).

Dos aspectos, en la cita de Yahoo: el primero es el error de concordancia, llamado por Sófocles gazapo subcampeón a causa de ser el segundo error en recurrencia, consistente en usar el verbo en singular cuando el relativo que reemplaza un sustantivo está en plural.

Antes de arreglar ese daño retiro un verbo sobrante: el dueño del apartamento, uno de los amigos que reconoció el cadáver, quemó todas sus ropas. Dejé el error de concordancia para que se entienda de cuál de los dos que se habla. Ahora sí: Varios amigos reconocieron el cadáver. El dueño del apartamento en el que vivía es uno de ellos. Entonces, el dueño del apartamento, uno de los amigos que reconocieron el cadáver, quemó todas sus ropas. Como ven el sujeto de reconocer el cadáver es el relativo que, éste reemplaza el sustantivo los amigos, no el dueño del apartamento.

La erre

«Caminata ecológica, ciclo ruta, cabalgata y muestra gastronómica hicieron parte de la programación que mostró las bondades ecológicas de la zona y que será la base para promocionar de ahora en adelante este lugar». El Diario del Otún (09-11-08)

La palabra ciclorruta es una de la colección de palabras compuestas por un prefijo terminado en vocal y una palabra simple que empieza por erre. A esta colección pertenecen, vicerrector, portarretratos, prerrequisito, sismorresistencia y muchas otras que cuestan mucho trabajo a los escritores, y cuya corrección se ve obstaculizada por el corrector de Word que ordena que muchas palabras compuestas se escriban con sus componentes separados (ensayen con sismorresistencia, por ejemplo).

Los errores en tales palabras pertenecen a una de tres categorías: los que vienen en dos palabras, vicerrector; los que vienen en dos palabras separadas por un guion, vice-rector, y aquellos cuyos propietarios creen que una sola ere sigue sonando como erre cuando está entre dos vocales, vicerector. Para corregirlas es necesario recordarles a los que cometen tales errores que en español hay muchos pares de palabras que tienen las mismas letras, pero el sonido marca la diferencia entre usar la ere o la erre (la ere y la erre no son dos letras: son una sola): caro y carro; pero y perro, careta y carreta. No es la misma pronunciación si escribo vicerector en vez de vicerrector o sismoresitencia en vez de sismorresitencia.

Así pues escribamos correctamente ciclorruta sin miedo y no le hagamos caso al corrector de Word, en vez de eso les vamos haciendo clic a todas esas palabras para que vayan entrando en el Diccionario personal y no vuelva a aparecer la nota de cambio.

Con la palabra ciclovía también compuesta por el prefijo ciclo no ha habido problema similar.

Es de anotar que en Colombia ciclorruta y ciclovía tienen dos significados diferentes la primera es una vía urbana permanente por la que circulan los ciclistas y cuenta con señalización propia para ellos; la segunda es un evento organizado en algunas ciudades generalmente los domingos desde las 8:00 a. m. hasta las 2:00 p. m. y ocasionalmente algunos días en las primeras horas de la noche. Consiste en cerrar algunas vías al tráfico vehicular automotor y dejarlo para que la gente tenga un descanso haciendo ejercicios, algunos a pie otros en bicicleta y otros en patines u otros vehículos deportivos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El regreso


Hace 51 días que en este blog no había producción alguna. Qué pena con los amigos. Bueno, emplearé una frase de cajón: «Motivos ajenos a mi voluntad me tenían alejado de esta actividad». Una vez en la creencia de que los motivos ajenos a mi voluntad eran impostergables, permítanme hacerles la promesa de que procuraré que esos motivos ajenos a mi voluntad no vuelvan a interferir la actividad de este blog y que para recuperar los lectores y seguidores que ya tenía, iré poniendo nuevamente las secciones habituales e imaginar otras. Con la mayor sinceridad pido disculpas por las molestias que haya ocasionado a los que una y otra vez abrieron este blog para encontrar una imagen congelada en el tiempo.