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domingo, 28 de agosto de 2011

Vista de lince 132

La apócope «pa»

El jueves pasado, muy temprano, como de costumbre, recogí mi periódico y me encontré con este titular.


Me enteré de que se trata de una campaña de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, muy buena por cierto y de buenos resultados, así será.

Pero…

Durante 13 años larguitos eché cantaleta la que pude en ese diario diciendo que la apócope «pa» de la preposición para no lleva apóstrofo. Apócopes en español usamos todos los días: tan, de tanto; san, de santo; algún, de; alguno; ningún, de ninguno; nuy, de mucho. Bueno ahí les pongo ese enlace de Wikipedia, Apócopes (cliquear) pa que vean la cantidad tan enorme de apócopes que usamos diariamente. Ninguna, ninguna, oigan bien, ninguna lleva apóstrofo (la comita encima por si no lo sabe). Por qué habría de llevarla, entonces, la apócope «pa».

—Porque no está en el Diccionario —arguyen algunos.

Cuando tengamos que usar una palabra no aprobada pongámosla en bastardilla. Pero aquí entre nos: cuando yo escribo «pa», como lo hice arribiita, no la pongo en bastardilla.

No me hicieron caso, esa apócope se ve en todas partes con su incomodo apóstrofo parásito.

El viernes me topé con la campaña y muy queridas las fotógrafas me dejaron tomarles una foto en la que apareciera un error que había en el nombre de la campaña.



—El error es intencional —me explicaron—; es porque así hablamos los antioqueños.

—El error no es por la apocope «pa», sino por el apóstrofo —les dije.


Me dejaron tomar las fotos y me tomaron una tomando la foto, después me pidieron que posara y me dio achante y dije que no. Cuando iba llegando a la casa reflexione qué había pasado por maleducado –qué pena– Me dejaron tomar fotos y después no les posé. Miles de disculpas les pido.

De paso les cuento que eso de que la apócope «pa» la inventamos los paisas es un mito, los españoles también la dicen y no creo que sea porque nos oyeron a nosotros. Leopoldo Alas, Clarín, escritor español de finales del siglo XIX, la tiene dos veces en el primer capítulo de su obra La regenta.

Las comillas de los apodos

No habido forma de que los de la sección deportiva les cuenten a los demás tituladores del diario más importante de mi ciudad sobre la última norma de las comillas: los apodos sólo van entre comillas cuando se intercalan sin artículo entre el nombre de pila y el apellido: Hernán Darío «Bolillo» Gómez; de resto no llevan comillas. Los de la  sección deportiva del diario que mencioné práctican esa norma desde antes de salir en diciembre del año pasado, pero los emás no  los imitan. ¿Trabajarán en turnos diferentes o estarán bravos y no se hablan? Y eso que don Abel vive a 20 minutos a pie de las oficinas y está cansado de ofrecerse para explicar los cambios de las normas.



En esta primera foto no sólo están mal las comillas, sino que el artículo debe ir contraído: «Juez concede casa por cárcel al Cebollero»

A continuación las buenas de la página deportiva:




Pero a esta última, que se refiere al portero del Itagüí, Edigson Velásquez, le falta un detallito para ser perfecta: la tilde de «Supermán» que a Ediciones Recreativa nunca le faltó décadas ha, y que todos los miércoles yo recogía una revista coun una tilde como ésta.



A Supermán le pasó lo mismo que a Piedrahíta, se les perdió la tilde y no supieron dónde. Es de anotar que la secuencia de letras ahí, de «Piedrahíta», sin tilde queda sonando como el diptongo ai de «Jamaica», de «Caicedo», de «caiga». Como en Piedrahíta no hay diptongo hay que ponerle la tilde para disolverlo. Como en «ahí» y en «Caín».

viernes, 19 de agosto de 2011

De la Fundéu

Fundéu BBVA en Colombia: Jornada Mundial de la Juventud, claves para una buena redacción

Las imágenes son suministradas
por el editor del blog
La Fundéu BBVA en Colombia ofrece algunas recomendaciones sobre términos que pueden plantear dudas al escribir sobre la celebración en Madrid (España) de la Jornada Mundial de la Juventud, del 18 al 21 de agosto del 2011. Los verbos apropiados para referirse a lo que hace el celebrante de una misa son celebrar, oficiar o decir. Evítense expresiones impropias como dar misa. Aunque se aluda a misas cantadas, no se dice que su oficiante canta misa: cantar misa solo se emplea para referirse a la primera que celebra el sacerdote que acaba de ordenarse. 
Con el término eucaristía, como sinónimo de misa, se usan los verbos celebrar y oficiar. La palabra misa se escribe con inicial minúscula, por tratarse de un sustantivo común; lo mismo ocurre con los términos que en ocasiones la acompañan: misa inaugural, misa de(l) envío, misa de despedida... 
Así mismo, la Fundación del Español Urgente aclara que las homilías no se ofician ni se celebran, sino que se pronuncian.
Puede escribirse viacrucis o vía crucis (con inicial minúscula), aunque las academias prefieren la primera grafía; no se considera apropiado vía-crucis.  La nueva Ortografía de la lengua española recomienda escribir papa, sumo pontífice... con inicial minúscula; se escriben también con inicial minúscula vigilia, eucaristía, confesión, comunión y papamóvil. Los nombres de los edificios religiosos, así como los de las plazas, el paseo, el aeródromo y el parque en los que van a tener lugar los actos, se escriben con inicial minúscula en la parte genérica de la denominación y con inicial mayúscula en la parte específica: catedral de la Almudena, basílica de El Escorial, plaza de la Cibeles, plaza de Colón, paseo de Recoletos, aeródromo de Cuatro Vientos, parque del Retiro.
En cambio, señala la Fundéu BBVA, que trabaja en Colombia con la asesoría de la Academia Colombiana de la Lengua, Puerta de Alcalá lleva inicial mayúscula en los dos sustantivos.
La Fundación del Español Urgente (www.fundeu.es) es una institución patrocinada por la Agencia Efe y el banco BBVA que tiene como principal objetivo el buen uso del español en los medios de comunicación.

Comewntario de don Abel
Sinemebargo, en el § 4.6. del capítulo IV de la nueva Ortografía (página 514) nos habla de la mayúscula de relevancia que es auqella que se pone por razones sociales a los títulos de gobierno o nobiliarios y es llamada relevancia social, también la que se pone a los conceptos religiosos o militares, como los nombres de los sacramentos, y a las palabra Eucaristía Misa, Bautismo Patria, bandera y similares y es llamada relevancia sujetiva.
El libro despues de definirlas y, en cierto modo, «justificarlas» se va lanza en ristre cotra ellas de tal modo que los usuarios de alguna de las modalidades quedamos casi que apalnchados. Este servidor, por ejemplo, ha anulado de sus escritos la relevancia social  aunque convencido de que vamos a seguir viendo, sobre todo al papa y a los reyes de España, con ella pues no veo a los escritores católicos, por la primera, ni a los españoles, por la segunda, prescindiendo de ellas. De la sujetiva, por otro lado, bien hacen en llamarla así, pues en mi caso que considero la Eucaristía, un acontecimiento tan importante que me permite asistir al Sacrificio de Cristo (ojo que no dije a la representación) día a día, me queda muy dificil verla desprovista de toda solemnidad, Así mismo, cada uno de los Sacramentos que me acercan al Señor.

Del Vademécum de la Fundéu

xilofón/xilófono

Ambas formas son correctas.

Aunque xilófono es la voz que se usa mayoritariamente, xilofón también es válida.

domingo, 14 de agosto de 2011

La columna de Angelita

Mundo moderno

Pena, ni propia ni ajena

La palabra “pena” se usa en Colombia como sinónimo de vergüenza, a diferencia de otros lugares en donde se emplea para connotar lástima o dolor. Ninguna es agradable, pero al parecer ambas son bastante necesarias.
La pena en el sentido colombiano, sin embargo, parece que evolucionó a partir de las competencias cognitivas que luego desarrollaron las habilidades de formación de roles, arquetípicos y emociones de autorregulación. En otras palabras, la pena depende de la capacidad de un individuo de imaginarse y valorarse a sí mismo y pensar en la manera como otros lo valoran e imaginan. Todo esto es básico para vivir en comunidad, transmitir valores, respetar jerarquías y un montón de cosas más. Pero lo realmente importante de todo esto es que la pena es un sentimiento altruista, nacido de las ganas de convivir armoniosamente.

Digo que es importante que lo tengan en cuenta porque esta semana ha sido sumamente rica en penas para mí y si tienen en cuenta lo del altruismo a lo mejor no salgo tan mal parada.

Todo empezó cuando mi hijo aprendió la canción El payaso Pin Pín por la mañana y luego salimos esa tarde a comernos un helado. No bien nos habíamos sentado cuando una familia se acomodó en la mesa de al lado. Ellos tenían dos hijos, una niña de unos cuatro añitos y un niño más o menos de la edad de Matías. Nos sonreímos mutuamente, acomodamos las pañaleras para darnos espacio y cada quien se concentró en administrar su refrigerio. Todo iba bien hasta que mi hijo notó que el niño llevaba una camisa bastante colorida y entonces señaló con su dedito al pequeño y gritó:

—¡Payaso!

El resto de la merienda parecía una versión de Pagliacci cantada por los Teletubbies y al final yo estaba tan roja como la nariz de Pin Pín.

Ojalá eso fuera lo único. Al otro día salimos a caminar y nos encontramos con una señora de proporciones generosas a quien le había parecido buena idea invertir en una falda entubada hasta los tobillos con un estampado blanco y café. Matías, ansioso por compartir su vocabulario en crecimiento, la señaló y dijo

–Vaca –y luego encimó la onomatopeya a todo pulmón.

Pero la medalla de oro de este campeonato de estribos (porque no sirven sino para meter la pata) se la lleva el peluquero de mi mamá. Preocupada por su apariencia ahora que está de candidata al Concejo, mi mamá acudió a su estilista de confianza. Una vez allí, como toda mujer, le abrió su corazón.

—No sé qué hacer. ¡Necesito muchos votos! —dijo ella, a lo que el fabulosamente sordo estilista replicó:

Ay, yo no había querido decir nada pero sí, la verdad es que necesitas mucho botox: en la frente, en los labios, un poquito en los pómulos y tal vez algo de colágeno y por qué no piensas en…

De ahí que el dicho “A grandes penas, grandes pañuelos”, aunque se refiere a la otra clase de pena, me caiga como anillo al dedo esta semana. Quiero un pañuelo muy grande, pero para esconderme debajo. Y que hasta haya campo para el peluquero.

Ángela Álvarez Vélez.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cuenticos Griegos

Anceo y cefeo,
y los enredos de la mitología

¡Que esa historia no fue así!
¡Que fue verdá, yo lo sé!
¡Pues se me callan los dos,
Mejor yo me voy di aquí!

Cuenticos griegos contados por Carlos Augusto Cadavida A. a la vesión infantil de los integrantes del grupo Consulforo

—¿Quiay?, ¿quihubo? Ustedes si están muy confianzudos, ¿no?, pero me gusta que se vinieron todos en manada. Ah,y veo caras nuevas… ¿Usté, mijita?…  es Daysi, como la margarita, como la perla… ¿Cómo así que ya se va, si acaba de llegar…? Bueno, vaya pues, que aquí la esperamos. ¿Y vos?... ajá, Ivancito…  y te vas a quedar, muy bueno. Y la Giovannina…, vea, como pa un cuentico latino.

—Sí, ya sé que me estaba demorando mucho, pero… a ver… ¡tenía la inteletualidá de vacaciones! Muchas gracias por esperame todos junticos... ¿Qué?... Ajá, ustedes dicen que con Atalanta y el jabalí hay muchos “talveces” y muchos “unos dicen”… y por allá están intrigados con esos héroes tan importantes que se fueron a cazar jabalíes en Calidón y… ¿Qué?, ¿que cuente uno por uno? Vea, Jorgito, son muchos, ¡nian se sabe cuántos son! ¿Por qué? ¡No, a ustedes no los contenta nadien! Bueno, vamos a ver…

—Vean, poner en claro los “talveces” y demás cuentos no es muy fácil, porque  en esa época era muy poquito lo que se escribía pa contar alguna cosa, pero había unos señores que se iban por esos caminos, con una lira, recitando chismes y cantando historias: eran los periodistas de esa época, y los llamaban aedos. Había unos con muy buena memoria y nada más, pero había otros que eran creadores de verdá, como Homero… Claro, Pachito, sí, los juglares que llamaron siglos después, y… Jairito… sí, hasta como Francisco, el Hombre, llevando chismes y noticias cantadas por las sabanas del Valle de Upar… pero dejen contar, pues. Les decía  que esos aedos se aprendían el cuento y se iban por esas tierras recitando lo que sabían, y si en un pueblo encontraban algún otro detallito, pues se lo agregaban pa que en ese pueblo los recordaran y poder volver con sus poemas, y el resultado era algo así como los cuentos que nos contabanlos abuelitos por las noches, alumbraos por una vela, y que no se parecían a los que contaba la vecina, porque cada quien le cambiaba su poquito y por eso es tan importante cuando después a alguno se le ocurrió ponerse a escribir esas historias.

—¿Los escritores…? Caramba…, vean, cuando hubo como formita de escribir esas historias y guardalas bien cuidaditas ya había pasado mucho tiempo; mucho de ello les tocó a los romanos o a gentes relacionadas con ellos, así que los escritores más nuevitos agregaban las cosas que los aedos, en sus andanzas, iban colgándole a la historia original, y hasta colgaban las que inventaba el mismo escritor. Por ejemplo, en este caso de los cazadores de Calidón, los escritores más viejos, de los  siglos II y I a. C., señalan entre 17 y 22 cazadores, y los más nuevos, del siglo I d. C., enlistan entre 30 y 33. En todo caso, esa cuestión de la cacería de Calidón, con tanta gente importante, nunca se  estructuró como una gran historia épica… ¿qué, Horacito?... sí, como la guerra de Troya o los trabajos de Heracles…, bueno, talvez fue porque muchos de esos señores habían estado con Jasón en la aventura del vellocino de oro, es decir, fueron argonautas… ¿Cómo dice, Manolita?... ¡huy! sí, mijita, de pronto no lo hicieron porque la protagonista era una mujer… las cosas que se le ocurren a usté…

—¿Ya ven por qué a veces estas historias se pegan una enredada la macha? Recuerden cuando les conté de Atalanta, que hasta les dije que algunos creían que eran dos historias que se habían revuelto, pa que estén prevenidos. Vean les cuento otro, cortico, de unos personajes de los que no se dicen muchas cosas. ¿Recuerdan a Anceo y Cefeo?, ellos fueron de los que dijeron que no querían salir a cazar con Atalanta porque era una mujer. Bueno, unos dicen que Anceo y Cefeo eran hermanos, hijos de Antínoe y Licurgo, rey de Arcadia, pero otros dicen que no eran hermanos, que Anceo era hijo de Poseidón y de Astipalea, y que Cefeo era hijo de Aleo, rey de Arcadia. ¿Si ven el lío?, y después queda por ver quiénes eran.

—Con Cefeo no hay tanto lío. Fue uno de los argonautas de Jasón, en la cacería de Calidón logró sacarle el cuerpo al jabalí, y después se convirtió en el rey de Tegea, en el Peloponeso. Se cuenta que murió en batalla, ayudándole a Heracles en la expedición contra Hipocoonte, pero no sé cómo pasó, porque también dicen que Atenea se había enamorado de él y lo había hecho invencible al ponerle entre sus cabellos un pelito de Medusa… no, Chalito, no creo que hubiera sido una culebrita…

—Pero Anceo si es más complicado. Su principal característica era la fuerza, dicen que era el más fuerte de Grecia, después de Heracles, y que por eso, cuando Tifis murió, lo reemplazó en el manejo del timón del Argo. Después del viaje se fue a cazar al jabalí de Calidón y… sí…, sí, mijito, sí, lo agarró el jabalí y lo volvió cendales. Pero fíjesen bien, que otros cuentan algo diferente: cuando el viaje terminó, este muchacho Anceo, que era el rey de los léleges en Samos, decidió retirase a sus tierras y se dedicó a sembrar uvas. Como patrón era un guerrero malgeniado y exigente, cómo sería que hasta la mamá le decía “¡Ole, no sias rascapulgas!”, pero nada que le hacía caso, hasta que le pasó cacho. Una vez castigó malamente a un esclavo que, en medio de su dolor, lo maldijo y le aseguró que no disfrutaría de su viña. Una tarde del verano, terminando la jornada y sudando con el calor del Mediterráneo, se sentó a la sombra de un olivo a contemplar las primeras uvas de la cosecha, y mandó a un muchacho a que le exprimiera un racimo muy lindo que vio; el sirviente hizo su trabajo,  le llevó un vasao de zumo de uvas y se fue, pero cuando Anceo iba a tomase un buen trago, de entre el viñedo salió un jabalí furioso que lo atacó apenas lo vio, no le dio tiempo ni a correr, mejor dicho, lo destripó contra el olivo sin tomase su juguito.

—¿Si ven? Son historias distintas, pero un puntico en común hace que alguien las revuelva, y después nadie sabe de verdá como era la cosa. ¡Tomen en cuenta eso, pa que después no me vengan a pedir aclaratorias! ¿Oyeron?

domingo, 7 de agosto de 2011

De la Fundéu

Fundéu BBVA en Colombia: respuesta, reacciones, impresiones, mejor que feedback.

La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) en Colombia recomienda que, en lugar de utilizar el término inglés feedback, se opte por equivalentes españoles como respuesta, reacciones, impresiones... En los medios de comunicación es común encontrar frases como las siguientes, donde se utiliza el término inglés feedback: «Una buena evaluación de resultados proporciona a los empleados un feedback constructivo»; «Carlos ha comprobado que hay un sistema feedback que controla las presiones».La palabra inglesa feedback, que el Diccionario de uso del español de América y España define como ‘capacidad de un emisor para recoger reacciones de los receptores y modificar su mensaje, de acuerdo con lo recogido’, equivale en español a reacciones, comentarios, opiniones, impresiones, sensaciones, e incluso respuestas o sugerencias.  Por ello, en los ejemplos anteriores hubiera sido más adecuado escribir: «Una buena evaluación de resultados proporciona a los empleados una respuesta constructiva»; «Carlos ha comprobado que hay un sistema de reacción que controla las presiones».Así mismo, la Fundéu BBVA, que trabaja en Colombia con la asesoría de la Academia Colombiana de la Lengua,  aclara que en contextos más técnicos también pueden emplearse las formas españolas retroacción, realimentación o retroalimentación con el sentido de ‘modificación de la actitud o estrategia inicial en un proceso a partir del análisis de sus resultados’, tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas. La Fundación del Español Urgente (www.fundeu.es) es una institución patrocinada por la Agencia Efe y el banco BBVA que tiene como principal objetivo el buen uso del español en los medios de comunicación.

Del Vademécum de la Fundéu.

gaseoducto/gasoducto


Prefiérase la forma gasoducto que ha sido siempre la forma culta en español

Gasoducto en Brasil
Prefiérase el término gasoducto para referirse a 'la tubería que conduce a distancia el gas combustible', en lugar de la forma gaseoducto, creada por analogía con oleoducto.

Concepto de don Abel

El concepto dado por la Fundéu está basado en la correcta formación etimológica de la palabra «gasoducto» en contraste con la mala formación de la palabra «gaseoducto», aclara entonces que se vería muy mal en un documento técnico el uso de la segunda palabra. Sin embargo, la Real Academia, que también muestra preferencia por la primera, admite la segunda sin afectarla con conceptos como vulgarismo. Es decir, ante la Real Academia es indiferente el uso de una u otra palabra.

viernes, 5 de agosto de 2011

Vista de lince 131

Between! Drink a chair!

El título de este apartado es el final de un viejo y mal cuento, según el cual un acaudalado empresario debía recibir a un asesor gringo para un montaje nuevo en su empresa. El hombre se hizo a un diccionario bilingüe para decirle al asesor cortésmente en su idioma «¡Entre! ¡Tome asiento!» El resultado, como ven, fue desastroso.



Lo mismo les pasó a los diseñadores de la valla con cuyas fotos ilustro este primer apartado; y no sólo a los diseñadores, sino a los que aprobaron la frase, a los que contrataron al pintor, al pintor, a los que ordenaron la partida presupuestaria, al interventor que recibió el adefesio y, más que todo, a Unicentro y a la Alcaldía de Medellín, la más educada, responsables de semejante dislate.

No me canso de repetir mi eterna pregunta: «¿Por cuántos escritorios con diploma pasaría esa frase sin que se dieran cuenta de los errores tan garrafales que hay en ella?».

Veamos:

1 Aparecen en ella dos signos de admiración: uno de cierre al abrir y uno de apertura al cerrar, es decir, los signos están al revés.

2 En inglés las exclamaciones sólo tienen un signo de cierre, no existe el signo de apertura ni para la exclamación ni para la interrogación.

3 No me considero un crítico de frases en inglés, mi inglés no es bueno; pero recuerdo que todos mis profesores en bachillerato y en la universidad me enseñaron que las palabras «house» y «home» no son sinónimas: mientras la primera significa 'casa' en el sentido del edificio real, la segunda significa 'casa´' en el sentido de hogar, familia, etc.

Si a un amigo que llega a mi casa, le digo: «Estás en tu casa» es lógico que no me refiero al edificio, de pronto me apara la caña y me desaloja, pero expreso el deseo de que mientras esté en mi casa se sienta como si estuviera en su propio hogar con su familia. La palabra que se debe usar en inglés para ese concepto es «home», no «house»

Para acabar de ajustar ponen la valla a todo el frente de un prestigioso centro educativo como lo es la Universidad Pontificia Bolivariana. ¿Qué pensarán los profes de inglés que la han visto?

Una frase sencilla que usan en el país del Norte es Welcome home! ‘¡Bienvenido a casa!’. Habríamos quedado como príncipes.

¡Vaya, qué valla!

¿Cerro Nutibara cerro?


Ésta es otra de la Alcaldía.

Infinidad de veces hemos dicho que los nombres específicos de los accidentes geográficos no son parte del nombre propio de cada accidente y van con minúscula. En la parte española del aviso debe decir «Ingreso al cerro Nutibara» y al traducir al inglés: «Entrance to Nutibara hill» y no como quedó «Entrada al Cerro Nutibara cerro».


miércoles, 3 de agosto de 2011

La columna de Angelita

Mundo Moderno

Mundo a mi medida
Por Ángela Álvarez Vélez


Customización de calzado,
por ejemplo.

La personalización (los publicistas y los ingenieros de consumo lo llaman customización) del consumo es una cosa maravillosa. Uno puede escoger qué tipos de noticias le llegan al correo electrónico y qué clases de programas de televisión aparecen en el menú de la tele. Uno le puede poner timbres y alarmas a los teléfonos y demás dispositivos para uno saber cuándo contestar o no. Incluso en Japón hay máquinas expendedoras de cajetillas de cigarrillos que permiten diseñar los paquetes con opciones de colores y estampados.

Así por encimita parecería que estamos logrando el mundo perfecto, pero me preocupa que tanta dicha venga con un precio. Recientemente se ha empezado a hablar de la “distopia de la información”, es decir, una utopia perversa en donde la realidad es el opuesto del ideal. En el caso de la información se refiere a que el tener acceso únicamente a cosas que nos gustan tiene dos efectos adversos: el primero es una sensación errada de que el mundo entero está de acuerdo conmigo; y el segundo impide que nos topemos con cosas que no nos gustan, que nos hagan pensar, que nos hagan cambiar de opinión o que nos ofrezcan la oportunidad de crecer y madurar. Obvio que a todos nos gusta tener la razón y la idea de un mundo hecho sólo de cosas que me gustan a mí es más sexy que Angelina Jolie cubierta de Nutella, pero igual que la imagen anterior, es una ilusión inasequiblemente cruel, y lo peor de todo, es una ilusión creada por logaritmos.

Me refiero a que los computadores toman decisiones basados en patrones de comportamiento, y si bien los logaritmos que lo hacen posible son admirables y complejos y supongo que tomaron años en lograrse, no son perfectos. De allí que el filtro de mi correo electrónico piense que los mensajes del Museo de Arte son basura pero que leer el aviso del producto que promete alargar mi pene es un urgente. Igualmente, ofertas de trabajo y fotos de mi sobrino han ido a dar al “spam” mientras que aparecen resaltados los mensajes de la lotería irlandesa, la carta del señor Abumandalí de Senegal en el que me jura que es un hombre de negocios honesto con una propuesta legítima que me hará millonaria si tan sólo le envío unos datos personales como mi número de pasaporte, las claves de mis cuentas bancarias y mi huella y firma escaneadas.

Cosas como esta me hacen dudar de la sabiduría de las máquinas y lo sensato que sería dejar que ellas tomen decisiones por mí. Al fin y al cabo, si le creemos a Google, soy un hombre acomplejado y calvo con una preferencia inquietante por las asiáticas y los gatos, que ama las fotos de animales en situaciones absurdas y cree firmemente en el tarot azteca, el correo de la suerte y que Bill Gates de verdad le quiere regalar un computador si tan solo reenvía este mensaje a 2.000 de sus amigos más cercanos. Y ¿quién quiere vivir en el mundo perfecto de alguien así?