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domingo, 31 de octubre de 2010

Vista de lince 114

De primera

Esta foto, de la primera página de la sección d, nos muestra la falta de consultar el Diccionario. Cómo es de fácil tener el Diccionario en la pantalla, debería ser obligatorio en toda sala de redacción. Si la autora lo hubiera consultado habría encontrado estas dos entradas:
Después de haber clicado los dos enlaces y en el segundo haber ido hasta el avance de la XXIII edición (Enlace rojo esquina superior derecha en el que dice Artículo enmendado), se puede concluir que cuando se habla de la enfermedad de Alzheimer o del mal de Alzheimer, el segundo término se refiere al apellido del científico que lo estudió y va como se escribe en su idioma: sin tilde y con mayúscula inicial. En el segundo se da la aceptación de la Real Academia a que se llame la enfermedad con el nombre del científico, con lo que pasa a ser un nombre común, como todos los demás nombres de enfermedades: tos ferina, sarampión, sida, etc. El mismo análisis se hace para la enfermedad de Párkinson que ahora es párkinson.
Por último, hay personas que aseguran que la enfermedad no es un mal, estoy de acuerdo, por lo que no debería decirse mal de Alzheimer, ni mal de Párkinson, sino enfermedad de... Olvidan ellos la sinonimia que aprueba la Real Academia Española de las palabras mal y enfermedad, como pueden ver en la entrada de la palabra mal.

Un inacabable hasta que San Juan agache el dedo

La preposición hasta determina el final de un suceso en el inicio de otro. Por tanto lo manifestado por el alcalde de Envigado o ideado por el periodista es un imposible. Pues la terminación del suceso no entregar recursos no puede estar fijado en el inicio del suceso no iniciar obras, pues tal iniciación se fija en el inicio del tiempo El suceso que sí es incompatible con el suceso no entregar recursos es el de iniciar obras. El periodista pudo haber escrito de una de estas dos formas: 1.a El Municipio de Envigado no entregará recursos para el proyecto Metroplús en esta localidad hasta que se inicien las obras. 2.a El Municipio de Envigado no entregará recursos para el proyecto Metroplús en esta localidad mientras no se inicien las obras.

Equidad contradicha

El publicista que ideó el mensaje de la foto creyó haber cumplido su deber para con las niñas por haberlas mencionado (caballito de batalla de los usuarios de este bodrio gramatical del lenguaje incluyente). No se dio cuenta de las inconsistencias que su intención dejó en el mensaje:
1.a Solos... ni a la puerta. Bueno, Y las solas ¿qué?, ¿pueden ellas llegar más allá de la puerta?, ¿nada les pasará?, ¿se tendrán que defender como mi Dios les ayude? Eso es ignorarlas peor que diciendo fiesta es para niños.
2.a Con los extraños… a metros. Y con las extrañas ¿qué?, ¿más pallá o más pacá?
Además de esas dos inconsistencias, al redactor del arte se le olvidó separar los puntos suspensivos de la palabra siguiente en la frase: En Centros comerciales, parques y plazoletas… estar en la jugada. No menciono el uso de mayúsculas y minúsculas porque los publicistas, de inmediato invocan la libertad que la Real Academia les concede al respecto.

Otra de disfraces

En la foto tenemos varias enseñanzas:
Los superhéroes. La manía wordiana de separar los prefijos. La partícula super- es un prefijo, no un adjetivo.
Supermán. Cuán lejos estamos en el tiempo de cuando cada miércoles comprábamos una revista de Supermán, con tilde, como estás dos que me encontré por ahí en la internet.


Observemos que la tilde permanece en el texto y que usan la partícula super- como prefijo, no como adjetivo (superjuguetes). Tiempos idos cuando los traductores mexicanos hacían respetar nuestro idioma.
Otras mayúsculas. Los artículos definidos en los nombres de la Mujer Maravilla y del Hombre Araña no hacen parte de esos sobrenombres que los autores les ponen a esos personajes. Van con minúscula y el masculino se puede contraer; no así, los sustantivos y adjetivos que sí conforman los nombres propios y van con mayúscula.

Medellín, la más educada, y la sabiduría popular


Sentados en una banca del parque de Bolívar, cerca de la valla que muestro en la foto, departían cuatro ancianos. Los cuatro dirigieron sus miradas a la valla cuando me vieron disparar la cámara. Creí congraciarme con ellos al preguntarles si sabían por qué le había tomado la foto a la valla. Me respondieron negativamente los cuatro.
–La foto la tomé porque hay tres faltas de ortografía en la valla. –los cuatro volvieron a dirigir sus miradas hacia la valla.
Ah, sí –dijo uno de ellos–, le falta la tilde a dio.
–Sí, le falta la tilde a dio –asintieron otros dos.
–No, eso no es error, dio no lleva tilde –les dije
¡Dio!, ¡dio! Oigan a éste. ¿Cómo que no lleva tilde?, ¿no ve que es aguda? Dio –repetía el menos viejo de los cuatro con un tono pendenciero que empezó a preocuparme.
Dio es monosílaba y los monosílabos no llevan tilde.
–Sí, es monosílaba, pero es aguda: dio –repetía y subía el tono pendenciero.
Dejé sin cerrar esa discusión ante la imposibilidad de convencerlos de que la inflexión dio no lleva tilde.
Miren –les dije– el primer error es la mayúscula del articulo el que precede a la palabra Libertador.
–Pero ¿no ve que toda palabra que inicia escrito va con mayúscula? Arguyó el menor de los ancianos.
–¿Acaso está empezando escrito?, –respondí– yo lo veo en mitad de renglón. Además se puede contraer. Lo correcto es por su admiración al Libertador.
Los tres más ancianos habían enmudecido ante la sabiduría y el temple de su menor compañero. Éste se distrajo momentáneamente, de tal manera que sólo alcanzó a escucharme desde por su admiración.
–Ahí sí estamos de acuerdo: eso está mal dicho.
–Yo no dije que estuviera mal dicho, sino que es lo correcto.
–No, viejo, así no estamos en nada –me dijo con su ya acostumbrado tono destructivo,
–Por último –les dije– la palabra parque va con minúscula y falta la preposición de: parque de Bolívar.
–Y me vas a decir quién vio por aquí a Bolívar diciendo que este parque era de él.
–Hombre, los parques se construyen en honor a algún personaje; éste se construyó en honor a Bolívar y se llama el parque de Bolívar.
–Entonces por qué no escriben le dio a Medellín un parque en honor a Bolívar.

En cada intervención mi interlocutor le aumentaba algunos decibelios a su voz por lo que consideré prudente abandonar el lugar, no fuera que alguno de los dueños del parque, que por allí pululan, interpretara que el extraño estaba ofendiendo a los ancianos y quedara en mi casa mi plato de la cena servido.

jueves, 21 de octubre de 2010

La columna de Angelita

Mundo moderno
Los lenguajes olvidados
Hay un poema de Shel Silverstein que empieza: “Alguna vez hablé el idioma de las flores, alguna vez entendí cada palabra que decía el ciempiés…”. He tenido muy presente ese poema en estos días porque mi sobrino Emilio ha empezado a mostrar unas habilidades políglotas realmente excepcionales. Hace poco me contó que hablaba perro, garrapato, balleno y bebé –es el traductor oficial de Matías– y que estaba tratando de aprender un poco de culebro por si lo llegase a necesitar (y dado que en la finca de mi papá y mi mamá las visitas de los amigos ofidios son frecuentes, tal vez sea así).
La poliglotía de Emi me ha recordado que alguna vez yo también hablé ardillo, sapo y rano (son diferentes, aunque de la misma familia lingüística, como el español y el portugués) y algo de dialecto gatuno. Pero se me olvidaron y no sé ni cómo ni por qué dejé de intentar hablar con los animales.
Ahora que lo pienso, no sé por qué dejamos de creer que somos capaces de hacer todo lo que creemos poder hacer de niños. Durante la niñez existen ciertas creencias irrefutables, como el que cualquier cosa se puede levantar con la ayuda de una capa; los monstruos existen y viven en los clósets o debajo de la cama y la luz de la linterna del papá los disuelve, aunque también funciona taparse con la cobija que lo vuelve a uno invisible; desear fervientemente, bien sea en una estrella fugaz, una pestaña, atrapando una sirena o soplando las velas de la torta del cumpleaños, realmente funciona y no se debe desperdiciar oportunidad alguna para pedir un deseo; hay mundos paralelos llenos de hadas, dragones, duendes y demás seres que no son visibles al ojo adulto; es posible tener poderes como volar, correr a la velocidad de la luz, soplar tan frío que se congelan las cosas, etc.; las sombrillas, las escobas y las toallas son perfectamente aerodinámicos; y, por supuesto, los besitos de la mamá curan todos los males y hacen que el semáforo cambie de color. Estas son las bases de la idiosincrasia de la infancia y todos lo sabemos. Pero se nos olvida.
No sé exactamente cómo ni cuándo pero llega un momento en el que uno no es capaz de discernir el sabor un M&M verde de uno rojo, en que uno ya no se esfuerza realmente por soplar la bomba perfecta con el chicle y que uno deja de elegir el cereal por el muñequito y en su lugar se fija en el contenido de la fibra. Y, seamos sinceros, ya en ese punto la cosa empieza a ir cuesta abajo.

domingo, 17 de octubre de 2010

El habla costeña en España y en Colombia

Luis Fernando Múnera López

Cádiz, Andalucía, España
Cartagena, Bolívar, Colombia
Las regiones de Andalucía en el sureste de España y la Costa Norte de Colombia tienen muchas similitudes. Ambas están frente al océano Atlántico. Son regiones planas, agrícolas y ganaderas y generan intensos intercambios comerciales por el mar y por sus ríos. En ambas regiones las ciudades mantienen en su centro histórico el sabor antiguo y su espíritu original, y permiten que en su periferia nazcan y crezcan barrios modernos. Muchos españoles que conquistaron y colonizaron a Colombia salieron de Andalucía y entraron al país por nuestra costa norte. Igual tránsito hicieron mercancías a montones de allá para acá y viceversa.
Ambas regiones se caracterizan por su gente alegre, intelectual, sensible, laboriosa, abierta de espíritu y amante de la música. En Andalucía los muchachos se divierten sanamente en las heladerías bailando sevillanas, como en nuestra costa los jóvenes bailan vallenato, aires folclóricos de esas costas.
La comida es elemento esencial de ambas culturas. En Cádiz, España, un posadero nos ofreció para el desayuno un vaso de vino tinto y pan tostado untado con aceite de oliva y, en respuesta a nuestra cara de sorpresa, afirmó con una sonrisa “sepan ujtede que la comida Mediterránea éj la mejó der mundo y ej importante por su´rijinalidá y variedá”. Igualmente, en la isla de Tierra Bomba, Colombia, un negrito al recibirnos cuando descendimos del barco nos había dicho “loj voi a´llevá onde mi tía, que cocina er mejó pejcao d´éta ijla y l´oase con patacó pizao”.
¡Y el habla! Existe una gran similitud en la forma y la entonación del lenguaje en ambas regiones. Esta semejanza se nota tanto al oírlo hablado en boca del pueblo como al verlo escrito en su forma natural por poetas vernáculos. No conozco si este tema haya sido objeto de estudios sistemáticos. La expresión popular no sigue las reglas canónicas de la lengua y, cuando se le pone por escrito, los caracteres latinos no son suficientes para recoger los sonidos de esa forma de hablar. Esto no es extraño, ya que es muy común en todas las lenguas que muchos fonemas no tengan su equivalente en la grafía, pero los escritores se las ingenian para hacer las respectivas “traducciones”. Veamos dos ejemplos de esto en los escritos de Juan Ramón Jiménez, español, y Candelario Obeso, colombiano.

Juan Ramón Jiménez


Juan Ramón Jiménez, poeta andaluz y Premio Nobel de literatura, 1956, nació en Moguer en 1881 y murió en Puerto Rico en 1958. Moguer pertenece a la provincia de Huelva, frente al océano Atlántico y queda cerca del puerto de Palos de la Frontera, de donde zarpó Cristóbal Colón en su primer viaje hacia el Nuevo Mundo. Entre 1907 y 1916 Jiménez escribió Platero y yo, un librito de poemas en prosa, cuadro de costumbres moguerenses, en el cual el poeta y Platero, un borrico “pequeño, peludo y suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos; sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro”, son al mismo tiempo protagonistas y espectadores de ciento treinta y ocho historias breves, serenas y amorosas de ese pueblo.
Cuando en el libro habla el poeta, se expresa y escribe en un español perfecto. Pero también recoge expresiones de personajes del pueblo y las reproduce en su estilo original. En esta habla andaluza las contracciones, las elisiones y los apóstrofos son comunes. Cuando se oyen la c o la z normalmente no tienen su sonido original y lo sustituye el de la s. A la s frecuentemente la reemplazan la z o la j. Al final de los artículos aparece una r en lugar de la l. Igualmente la ll se cambia por y. Para entender lo que aquí transcribe Juan Ramón Jiménez hay que leer más con el oído que con la vista. Veamos o, mejor, oigamos:
En el capítulo I los hombres miran a Platero y dicen: “tien´asero”.
En el capítulo III unos niños pobres juegan y discuten diciendo: “Mi pare tié un reló e plata”. “Y er mío un cabayo”. “Y er mío una ejcopeta”.
En el capítulo XX un grupo de campesinos trae un herido y una mujer joven entre ellos pregunta: “Zeñorito: ¿ejtá ahí eze médico?”
En el capítulo XLVI una mujer tísica, que está sentada en una silla junto al río pues el médico le aconsejó salir al campo, exclama: “Cuando yego ar puente ¡ya v´usté, zeñorito, ahí ar lado que ejtá! m´ahogo”.
En el capítulo LXXVII el poeta quiere entrar con Platero en el parque El Vergel y el guardia de la entrada no se lo permite: “Er burro no pue´ntrá, zeñó”. “¿El burro? ¿Qué burro? –le digo yo mirando más allá de Platero”. “¡Qué burro ha de zé, zeñó; qué burro ha de zéee!”
En el capítulo CXXVII uno de los músicos de la banda del pueblo le dice al poeta: “Ya v´osté, don Juan, loj platiyo… El ijtrumento más difísi… El uniquito que ze toca zin papé”. “Ya v´osté… Ca cuá tié lo zuyo… Ojté ejcribe en loj diario… Yo tengo ma juersa que Platero… Toq´ust´aquí”.

Candelario Obeso

Candelario Obeso, poeta negro colombiano, nació en Mompox el 12 de enero de 1849 y murió en Bogotá el 3 de julio de 1884. Mompox es una ciudad colonial construida sobre una isla en el río Magdalena, en la región de la Costa Norte de Colombia. Obeso se considera poeta negro no sólo por su raza y el color de su piel sino por el tema de sus poemas, que recogen y defienden la cultura de su gente, y por la forma como los escribía, pues reproducía con el alfabeto latino la pronunciación de los negros. Candelario Obeso, de cuna humilde y familia pobre, fue hombre de gran cultura. Manejaba con fluidez las lenguas francesa, inglesa, alemana e italiana. Escribió varios libros con obras poéticas y dramáticas, así como manuales de gramática e idiomas. Fue cónsul de Colombia en Tours, Francia. Su vida se caracterizó por su carácter rebelde y contestatario, así como por sus conflictos sentimentales. Por su legado cultural es, sin duda, uno de los poetas más valiosos de Colombia.
Igual que con el habla popular andaluza, a Obeso hay que leerlo más con el oído que con el ojo. Él mismo se encarga de explicarlo en una página de su obra Cantos populares de mi tierra así:
«La r inicial tiene el sonido suave de la no inicial en las voces en que reemplaza a la d (así, de se convierte en re y no en rre). El sonido c es fuerte en las dicciones como éstas: libectá, ficmeza. El de la articulación j, cuando suple a la s, es por extremo breve i un cuanto oscuro. E vale como ej (es), i muchas veces re (de), especialmente en las palabras compuestas (lengua-e-vaca), i cuando así lo requiere la elegancia en la frase o la estructura del verso. Er (se pronuncia eér) es equivalencia de der (del), i se aleja de er (el) tanto cuanto entre sí se alejan cuantidades opuestas. Para establecer esta diferencia en lo escrito, marco este signo sobre aquella voz así: ér. Que ér vale tanto como der, no puede revocarse a duda. Esta copla popular, tan trillada en la Costa es prueba incontrovertible: “Rurce ej er agua der má,/ I mui amacga la ér rio./ Tú ere ficme i yo icotante;/ Tú ere tuya i yo soi mio…” Nótese, por último, esta especialidad en la concordancia: “lo s´ojo mios”; procedencia de la imperfecta i escasa pronunciación de la s (…). En la poesía popular hai i hubo siempre, sin las ventajas filolójicas, una sobra copiosa de delicado sentimiento i mucha inapreciable joya de imájenes bellísimas. Así, tengo para mí, que es sólo cultivándola con el esmero requerido como alcanzan las Naciones a fundar su verdadera positiva literatura».
Cantos populares de mi tierra es también un compendio de cuadros de costumbres, escrito en verso. Contiene dieciséis poemas. Transcribo unos versos de algunos de esos cantos, como muestra de la representación escrita que Obeso hace del habla popular del negro colombiano.
El poema Lo palomos es un bello retrato de la conducta de estos animales mansos y nobles: Siendo probe alimales lo palomos,/ a la jente a sé jente noj enseñan;/ e su condúta la mejó cactilla;/ hai en sus moros efertiva cencia…
En La oberiencia filiá, (cuento a mi mae), Obeso narra el conflicto que vive una muchacha adolescente en medio de las inclinaciones que le dicta su sangre y los consejos de su madre: Me ha richo uté que juiga re los hombre,/ y yo le he juio;…/ Sólo a la vece cuando er só se junde / convecso con Rogelio en er camino./ ¿Sí? ¿Qué te rice?... Que me quiere mucho… /Yo naitica le rigo;…/ ¿I luego?... –Añare un apretón re mano,/ o me rá en er cachete argun besito…/ Etá güeno… ¡junjú!... ¿Con que tó eso/ te jace ese lambío?.../ A pajareá no güerva j´a la roza,/ pocque tás, mi hija e mi arma, en un peligro… Los consejos maternos no hicieron efecto, pues la historia termina así: Ar otro día, mui poc la mañana/ jizo la chica un lío…/ Er só mui léjo la topó sin flore/ entre lo tiernos brazo der peligro…
Uno de los cantos más conocidos del poeta, por su belleza y sonoridad es Canción der boga ausente, que dice así en su primera estrofa: Qué trite que etá la noche,/ la noche que trite etá./ No hai en er cielo una etrella…/ Remá, remá.
El Canto der montará es un sentido poema que cuenta la vida de un campesino que vive en el monte con su familia, pues no le gustan los pueblos. Empieza así: Eta vira solitaria/ que aquí llevo,/ con mi jembra i con mi s´hijo/ i mi perros,/ no la cambio poc la vira/ re lo pueblos…/ No me farta ni tabaco,/ ni alimento./ Re mi pácmas ej´er vino/ má que güeno,/ i er guarapo re mi cañas/ ¡etupendo!
Coda
La idea que propongo en este escrito es preliminar, por lo tanto sería prematuro hablar de conclusiones. Quiero, sí, destacar algunas similitudes o, si se quiere, simetrías entre el habla popular tanto hablada como escrita en las costas de España y Colombia.
Referencias
Juan Ramón Jiménez, Platero y yo. Editorial Losada. Buenos Aires. 1952



Candelario Obeso, Cantos populares de mi tierra. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá. 2004



La Taruya, revista cultural de la depresión momposina. Mompox. Edición número 7. Noviembre-diciembre de 2004

viernes, 15 de octubre de 2010

Vista de lince 112

Las tildes


Imposible echarle la culpa de la falta de cuatro tildes al presidente Piñera, a quien de paso felicito en compañía de todos los chilenos (algunos de los cuales me leen). Fue una hazaña de Estado la recuperación de 33 seres humanos, enterrados a 700 metros de profundidad.
Me pregunto:
–Tratándose de la noticia más importante del día, ¿cuántas personas pudieron haber visto, antes de iniciar la impresión, el destacado que muestro con cuatro tildes ausentes?
Me pregunto de nuevo:
–Tratándose de la noticia más importante del día, la que sería vista por el mayor número de lectores, ¿no le habrían sacado una prueba de impresión para calificar diagramación, impresión, redacción y ortografía?
¿Qué nos pasa en Ortografía de Coquito?
Desde la Estación Cisneros del metro alcancé a ver un aviso del restaurante donde come el redactor de ese destacado.


Piñera dijo:
«¡Qué emoción! ¡Qué felicidad! ¡Qué orgullo de ser Chileno! ¿Y qué gratitud con Dios!».
Además de esas cuatro tildes, la conjunción copulativa y en la última exclamación no va dentro de los signos. Para evitar ese problema, ésta pudo ser la transcripción:
«¡Qué emoción!, ¡qué felicidad!, ¡qué orgullo de ser Chileno!, y ¡qué gratitud con Dios!

De primera



Repetición de la repetidera. Si no quieren hacer caso a la cantaleta no es por no leer, porque sé que este blog lo están leyendo en los dos principales diarios de mi ciudad, uno de los cuales es propietario de El Observador. Bueno, les pongo el enlace (que no link) de la entrada mayúsculas del Diccionario panhispánico de dudas y parece que no lo leyeran. Hoy, además del enlace que ya lo puse, pongo también la transcripción de la regla 4.4. para que se entienda que el artículo no hace parte del apodo, no va dentro de las comillas (o bastardilla, según el caso) y va con minúscula, mientras el apodo lleva la mayúscula: Con este triunfo el “Gato”… Ah, y las comillas son dobles, no sencillas.

«4.4. Los sobrenombres, apodos y seudónimos: Manuel Benítez, el Cordobés; José Nemesio, alias el Chino; Alfonso X el Sabio; el Libertador; el Greco; el Pobrecito Hablador (seudónimo del escritor Mariano José de Larra). El artículo que antecede a los seudónimos, apodos y sobrenombres, tanto si estos acompañan al nombre propio como si lo sustituyen, debe escribirse con minúscula: Ayer el Cordobés realizó una estupenda faena; por lo tanto, si el artículo va precedido de las preposiciones a o de, forma con ellas las contracciones al y del: Me gusta mucho este cuadro del Greco (no de El Greco); El pueblo llano adoraba al Tempranillo (no a El Tempranillo)».

Versión por edición


Otro error de los inacabables. La séptima acepción del sustantivo edición dice: 7. f. Celebración de determinado certamen, exposición, festival, etc., repetida, con periodicidad o sin ella. Tercera edición de la Feria de Muestras. Cuarta edición de los Juegos Universitarios.
Miren como se ve bien usada la palabra edición:



El lugar equivocado


Los que están en el lugar equivocado porque no se ven en el debido son las mayúsculas del nombre propio Las Palmas y el signo de apertura de interrogación: Éste va por Las Palmas, ¿Cierto?

Encontrado en la página de la Real Academia Española www.rae.es
Para los que quieran participar en la lectura del Quijote en You tube (clic en la palabra Quijote).


viernes, 8 de octubre de 2010

Preguntario 5


Al fin ¿qué?
7. Para decir que un suceso será muy pronto ¿se debe decir a la mayor brevedad o a la menor brevedad?
Veamos qué nos dice el Diccionario:
(Del lat. brevĭtas, -ātis).
1. f. Corta extensión o duración de una cosa, acción o suceso.
Pongamos los sucesos A y B.
El suceso A dura cinco minutos y el suceso B dura dos minutos.
Decimos que el suceso B es más breve que el suceso A, es decir, la brevedad del suceso B es mayor que la del suceso A.
Por lo tanto, cuando necesitamos que algo sea casi instantáneo decimos que lo queremos a la mayor brevedad.
Ciudad invitada


Kuala Lumpur, Malasia
Cuando la invitación cae en una ciudad en la que no se habla español es difícil encontrar medios autóctonos que aporten tema para comentar en este blog. Por esa razón hay que tomar de otras publicaciones aunque no les sean propias a los habitantes, en este caso de la capital de Malasia. Me entretuve entonces leyendo algo sobre las Torres Petronas, edificios más altos del mundo entre 1998 y 2003.


Me encontré con esta perla:
«La planta es un dodecaedro, la figura geométrica preferida del arte islámico, el predominante en Malasia». Vagamundos punto net.
La planta de una edificio no puede ser un dodecaedro, porque éste es una figura tridimensional, mientras que una planta arquitectónica es bidimensional. Eso me llevó a buscar otras webs que explicaran mejor lo del número doce islámico que menciona el citado: encontré dos citas que coinciden en que el diseño está basado en la estrella de doce picos islámica. Observen que dice está basado y no es, porque si contamos los picos mostrados en este esquema nos da ocho, resultado de la superposición de dos cuadrados uno de ellos girado 45° con respecto del otro.


Los sectores circulares intercalados entre dos picos son también ocho y no se parecen a picos, si se parecieran serían 16 en total que no es la figura islámica aludida.
«Gradualmente decreciente en la parte superior, está basada en un motivo muy tradicional en la cultura islámica, una estrella de 12 picos incluyendo un círculo en cada intersección. La construcción de las torres comenzó en 1994». permaneceer.spaces.live.com
«Pelli tuvo que adentrarse en la herencia musulmana para crear un diseño geométrico islámico basado en una estrella de 12 picos incluyendo un círculo en cada intersección». humandrama2.wordpress.com


Dodecaedro


Enlazar
Entre todas las páginas que abrí para mostrar el error del dodecaedro, me encontré este collar de perlas:
«En realidad la fascinación de Euclídes por el dodecaedro procedía no sólo de aquella proporción aúrea que ya encontró en sus caras pentagonales sino en otra cuestión: el dodecaedro podía inscribir en su interior a todos los demás poliedros, los contenía a todos (tal y como podeís ver en la web linkeada)». Blog La nodriza de las hadas y el rey carmesí
Empecemos:
La palabra euclides no lleva tilde por ser palabra grave terminada en ese.
La tilde de la palabra áurea se marca en la vocal fuerte del diptongo.
La frase podía inscribir en su interior es pleonástica, es imposible inscribirlos en el exterior.
El acusativo todos los demás poliedros no va precedido de la preposición a.
La tilde de la palabra podéis se marca en la vocal fuerte del diptongo.
Por último, ¿qué necesidad hay de inventar el verbo linkear y de usar el anglicismo correspondiente link, si en español podemos usare el verbo enlazar y su correspondiete sustantivo enlace? Un poquito de buena voluntad es suficiente.