Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

viernes, 23 de septiembre de 2011

Preguntario 7

Hallazgo interesante

Pregunta:
Cotero
La palabra cotero es el nombre que se le da  sobre todo en Bogotá, (En Santander no), a aquellas personas, generalmente hombres, que cargan bultos y tienen un vocabulario un tanto vulgar. Así entonces se dice, tiene vocabulario de cotero. Mirando el Diccionario, cotero es un cerro bajo, de pendiente rápida. No veo relación alguna del trabajo y vocabulario  de una persona con la formación de un cerro. ¿De dónde puede salir ese apelativo?
manuelita 
 
cotera.


1. f. Cerro bajo, pero de pendiente rápida.

No es esecencial para la definición de la palabra cotero lo del vocabulario soez, que parecen tener los coteros conocidos por la colaboradora, es seguro que no todos lo tienen.

Siguiendo mi propio consejo de abrir el Diccionario antes que la boca, y como mi página de inicio —que comparto con ustedes, por si la quieren usar: http://www.encuentras.org/pro/—, es una síntesis de muchos buscadores, etre ellos el Diccionario (RAE), al querer buscar la palabra cotero para responder la pregunta de manuelita, me equivoque y al pretender hacer clic en RAE, lo hice en Google y la primera opción de documentos que tienen la palabra cotero fue ésta: http://es.wiktionary.org/wiki/cotero .No reproduzco la página completa por larga, pero ustedes pueden abrir el enlace para que vean, los que no sepan, el diccionario tan interesante que encontré. No sabía que Wikipedia, tuviera un diccionario, claro que no tiene valor academico y no voy a ser tan gramatiquero de decir: «Sí, tal palabra existe porque está aprobada por Wikipedia»; pero va a ser una buena herramienta para saber el uso y procedencia de palabras que por una u otra razón no hayan llegado al Diccionario de la Real Academia Española.
Éste es el enlace del Wikcionario (clic), disfrútenlo. De ahora en adelante será una de mis herramientas de trabajo.

Después de ver los significados que la palabra cotero tiene en nuestro medio y que no están el Diccionario, todos de uso en mi región, fui al Diccionario y allí sólo tiene el significado de cerro bajo, pero de pendiente respetable.

Cotero (clic)


Cotero
Como ven es una palabra de la comunidad autónoma de Cantabria en el norte de España.

Verraco
 Después de ese hallazgo to pude resistir la tentación de buscar allí mismo la palabra berraco, que tantas controversias ha generado entre los que dicen que verraco es con uve porque así está en el Diccionario y los que decimos que verraco es un cerdo padrón y berraco tiene más significados que un berraco. Éste es su enlace: http://es.wiktionary.org/wiki/berraco  que dejo par su consideración. Es de anotar que la palabra verraco por razones obvias no tiene femenino, el padronismo sólo es actividad masculina y no hay cerdas madronas. En cambio conozco mujeres muy berracas en la vida y otras que cuando se emberracan con uno, es muy difícil desemberracarlas.

Queda sin responder la pregunta sobre la procedencia (etimología) de la palabra cotero. Si alguien la sabe, bienvenido sea.


Ciudad invitada Livingston, Reino Unido.



Minúsculas

Viajar a los siguientes destinos es mucho mejor hacia el final del verano y en los meses del otoño, Septiembre, Octubre y Noviembre. El tiempo es afable y las multitudes más apacibles. Diviértase en familia, The Weather Chanel en español.

Casi que puede ser excusable este error puesto que los nombres en de los meses en inglés son con mayúscula. El traductor debió tener en cuenta que en español son con minúscula. septiembre, octubre, etc., como si uso los nombres de las estaciones del año: verano y otoño. Para que quede completa la clase digammos que los días de la seman también son en minúsculas: domingo, lunes, etc.

.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La columna de Angelita

El verdadero coraje
Tuve una semana difícil. Todo empezó el martes, cuando estábamos hablando de la década del 60 y les pregunté a mis alumnos si sabían los nombres de los cuatro integrantes de Los Beatles, agrupación que se podría argüir fue la más influyente del siglo XX y de cuya existencia —estaba segura— debían estar enterados hasta la más reciente generación de primíparos. Mas, no.

Atrás a la derecha se irguió una mano con irreprimible entusiasmo al tiempo que su dueña gritaba:

—Claro, fueron Ringo Star, John Lennon, Paul McCartney y Elvis Presley.

No les miento, sentí que un pedazo de mi murió cuando oí la respuesta, más hiriente por la certeza del tono de voz que por lo erróneo de su contenido.  
No supe cómo manejar la situación y es posible que permitir que mi barbilla rozara la baldosa mientras mis ojos se salían de su órbita no fuese la opción más pedagógica, pero no pude contenerme. Al terminar la clase quedé cabizbaja, meditabunda y decepcionada de la juventud.

Ya sé, ya sé, la expresión «la juventud» la usan los viejitos y yo no debería comportarme aún como viejita, pero les confieso que ser profesora se me dificulta un poco últimamente. Mis ejemplos ya no tiene la misma traducibilidad intergeneracional que alguna vez tuvieron. Mis alumnos no saben quién fue Alf y algunos ni siquiera sabían quién fue la Princesa Diana.

Esto no es nuevo para mí, pero el día de Elvis quedé realmente preocupada «¿Cómo puedo impartir conocimiento a mentes que no han sido fertilizadas con las imágenes del extraterrestre con el peinado más imitado de la historia o la saga Diana-Camila-Carlos?», me preguntaba a mí misma durante esta semana. Dudé de mi llamado, dudé de mi capacidad para continuar en esta profesión y temí por el futuro. Deambulé por los corredores de la universidad en la que soy profesora y contemplé las placas que honran la memoria de próceres y mártires sin dejar de pensar que los sacrificios de estos nobles compatriotas habrán sido en vano si el futuro del país yace en las manos de gente que cree que un superlativo es cuando se usa la palabra «súper». (Es en serio. En un examen pregunté por el superlativo de fuerte y pusieron súper fuerte).

Pero entonces ocurrió algo verdaderamente inusitado. Me encontré con un colega, quien permanecerá anónimo, que dicta la materia de Macroeconomía. Acabaña de dictar dos horas de clase con los pantalones descocidos e iba por más. Después supe que dictó la sesión que le faltaba en esa universidad y remató con una clase magistral en un programa de posgrado de otra. Eso es amor por la docencia.

El compromiso y la valentía de mi colega me dejaron anonadada. Dictar clase culiexpuesto es una hazaña digna de las más altas condecoraciones militares. Ese acto y el de Sofía Loren, quien posó desnuda para el calendario Pirelli a los 70 años, son las expresiones de coraje más inspiradoras que haya conocido de humano alguno. Ellos deberían tener placas conmemorativas en los corredores de todas las universidades del mundo.
Ver al profe de Macro con los calzoncillos al aire me recordó la importancia de invertir en la juventud y volví a clase con renovada energía, dispuesta a enfrentar lo que fuera. «Si no me preocupo por los jóvenes de hoy, ¿qué será del país, mañana?» me dije. Y entonces, me asusté de verdad porque me di cuenta de que si nosotros no educamos a estos niños, mañana podremos tener de presidente alguien que crea que Alicia en el país de las Maravillas fue basado en una historia real (tristemente, eso significaría que el presidente sería un alumno mío que me preguntó eso hoy).

Esta columna fue publicada en el diario La Tarde el 13 de abril de 2008.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Preguntario 6

La supresión de las tildes de los pronombres demostrativos y del adverbio sólo, ¿una necesidad gramatical o una persecución despiadada?

Resumen general: Nunca ha sido erróneo poner esas tildes

Un amigo me confió que en su lugar de trabajo se suscitó una discusión acerca de las tildes de los demostrativos ése, éste y aquél, sus femeninos y los plurales de unos y de otros, además de la tilde del adverbio sólo; uno de sus compañeros aseguró que ponerles las tildes es un error desde la aparición de la Ortografía de junio de 1999. Sin embargo, al recordar mi amigo que yo he seguido usando esas tildes, a pesar de lo cuidadoso que soy con las nuevas normas, se negó a admitir el aserto de su compañero y abrió un compás de espera a la discusión mientras yo me pronunciaba al respecto.

Ésta fue mi respuesta a mi amigo:

Eso de las tildes de los demostrativos y del adverbio sólo no es nuevo (considerando nueva la norma de 1999) y se trata de una caña que se han dado en sostener unos académicos que no quieren reconocer que se equivocaron o que ejercen una inusitada, ilógica y despiadada persecución contra esas tildes que bien necesarias son.

Mira lo que dijeron en 1973 —a manera de ratificación de las normas 16 y 18 de las Nuevas normas de Prosodia y Ortografía de 1959—, cuando salió la primera y única edición del Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. En la página 140, en el § 1.8.3.F.3.° dice:

«... Así, los demostrativos sustantivos éste, ése, aquél y sus femeninos y plurales suelen escribirse con tilde, frente a los demostrativos adjetivos este (libro), esa (mujer), etc. [...] igualmente se suele escribir con tilde el adverbio sólo (=solamente) frente al adjetivo solo43».

Te he resaltado las inflexiones «suelen« y «suele» porque no obligan ni prohíben. Es decir, el que desee ponerles tildes que se las ponga y el que no, que no se las ponga. Cuando a mí me pregunta alguno de los que no se van a dejar convencer por qué les pongo tildes —porque las pongo—, contesto que me gustan y cierro discusión.

Allí donde dejé las comillas hay un llamado 43 a un piedepágina que dice así:
«43. El uso de la tilde es potestativo en los dos casos (éste, ése, etc., y sólo). Es lícito prescindir de ella cuando no existe riesgo de anfibología (reglas 16 y 18 de las nuevas normas de Prosodia y Ortografía, que entraron en vigor el 1.° de enero de 1959)».

Mira que aquí se empieza a enredar la cosa, arriba habíamos quedado en que se ponían, según el gusto del escritor. Pero en el piedepágina aparece una limitante, pues al decir que es lícito prescindir de ellas cuando no existe riesgo de anfibología significa que es ilícito prescindir de ellas cuando existe riesgo de anfibología. Este piedepágina contiene una contradicción, porque si es ilícito prescindir de ellas en un caso, no es tan potestativo como inicia el escrito.

Cambiemos esa palabra «anfibología», que es muy técnica, por «equivocación»; entonces cabe la pregunta ¿Quién percibe la equivocación, el escritor o el lector? Es decir, ¿la equivocación es subjetiva (percibida por el escritor) u objetiva (percibida por el lector)?

Si le escribo a alguien: «Voy solo a San Andrés», como sé lo que me propongo hacer, para mí no hay equivocación y, por lo tanto, no le pongo tilde. Pero quien me lee queda loco porque no sabe si mi propósito es ir solo a San Andrés, dejando la familia tirada, o ir sólo a San Andrés, no a Providencia. Como éste la mayoría de los ejemplos con el adverbio sólo. Con los demostrativos es menor el peligro de equivocación, pero también existe, aun así yo las sigo poniendo porque las considero necesarias.

Resumen I: En 1959 y en 1973 no hubo prohibición de ponerles tildes a los demostrativos sustantivos éste, ése, aquél, a sus femeninos y plurales ni al adverbio sólo, aunque se reconoce que es una costumbre. Entra en contradicción lo potestativo con lo obligatorio en caso de anfibología. Se autoriza no ponérselas, basados en una premisa falsa como es que el peligro de equivocación deba ser juzgado por el escritor, sin importar la percepción del lector.

En 1999 apareció un folleto de Ortografía de la lengua española.

Mira la que dice:

«4.6.2. Los demostrativos este ese y aquel, con sus femeninos y plurales pueden llevar tilde cuando funcionan como pronombres».
Y dan ejemplos estos ejemplos:

«Ésos son tus regalos, no éstos»
«Aquéllas ganaron el campeonato»
«Mi casa es ésta»

«Solamente cuando se utilizan como pronombres y exista riesgo de ambigüedad acentuarán obligatoriamente para evitarla».

Y ponen ejemplos:

«Dijo que ésta mañana vendrá»
«Dijo que esta mañana vendrá»
«Con  tilde, ésta es el sujeto de la proposición subordinada; sin tilde esta determina el nombre mañana».

Como ves no es cierto que desde 1999 sea error la tilde. Sigue siendo potestativa, pero obligatoria si hay peligro de equivocación. Quedando nuevamente en el escritor el criterio de la equivocación, sin importar la percepción del lector.

Sigamos con el de 1999 que ya vamos a llegar al de 2010:

«La palabra solo puede funcionar como adjetivo o como adverbio [...] Cuando quien escribe perciba riesgo de ambigüedad, llevará acento ortográfico en su uso adverbial».

Resumen II: En 1999 no hubo prohibición de ponerles tildes a los pronombres demostrativos éste, ése, aquél, a sus femeninos y plurales ni al adverbio sólo. Permanece la contradicción entre lo potestativo y lo obligatorio, basados en una premisa falsa como es que el peligro de equivocación deba ser juzgado por el escritor, sin importar la percepción del lector.

Ahora llegamos a Diciembre de 2010 la Ortografía de la lengua española.


Mira lo que dice en el penúltimo párrafo de la página 269

«Sin embargo, puesto que ese empleo tradicional de la tilde diacrítica no opone en estos casos formas tónicas a otras formas átonas formalmente idénticas (requisito prosódico que justifica el empleo de la tilde diacrítica), ya que tanto el adjetivo solo como los determinantes demostrativos son palabras tónicas, lo mismo que el adverbio solo y los pronombres demostrativos, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en esas formas, incluso en casos de doble interpretación».

En este párrafo a demás de confesar que después de 52 años de estar luchando contra esas tildes, sólo ahora caen en la cuenta de que están enfrentando palabras tónicas, lo que va contra un principio prosódico que justifica el empleo de la tilde diacrítica. Eso parece más sacado de los cabellos que cualquier cosa: 52 años tratando de inventarse un argumento y era tan sencillo. ¿No pues que toda regla tiene su excepción?

Sin embargo, se les quedó la canilla abierta*: Usaron la expresión «se podrá prescindir», Expresión que en ningún momento es obligatoria, sino potestativa.

El último párrafo es más decepcionante aún: Dice que las ambigüedades se pueden resolver por el contexto (eso es cierto), que son raras y rebuscadas (eso no es cierto) y dice que puede usarse otros sinónimos como, solamente, únicamente (eso es limitante).

Para ser justo, no me callo el apartado que bajo el título Información adicional está en la página 270 y trata de otras palabras que también presentan ambigüedades que tiene que ser resueltas a mano sin distinción de la tilde, tales como Pedro trabaja seguro Si la palabra seguro es adjetivo significa que Pedro trabaja con seguridad; si es adverbio, Pedro trabaja seguramente. Encontraron otros indicios de delitos. Si la palabra otros es pronombre, fueron otros los que encontraron indicios de delitos; si adjetivo, el sujeto tácito, además de los indicios ya encontrados, encontraron otros.

Por estos dos últimos párrafos yo me pregunto ¿si los pronombres demostrativos y el adverbio sólo tenían una herramienta tan fácil como una tilde para disolver la ambigüedad, para qué ponerles una dificultad tan grande y equipararlos a los de la Información adicional? Si brega nos da a los profes enseñar las diferencias entre «haya» y «halla», entre «calló» y «cayó», y muchas otras, le tendremos que decir a una persona que cuando vaya a escribir el adverbio «solo» sin tilde se detenga a reflexionar si eso va a ocasionar una ambigüedad y busque cómo defenderse de ella, ¡qué va! Con una tilde basta. Además el que se equivoca no es el que escribe sino el que lee, entonces mandémosle la tilde para que no se enrede.

Resumen III: En 2010 no hubo prohibición de ponerles tildes a los pronombres demostrativos éste, ése, aquél, a sus femeninos y plurales ni al adverbio sólo, porque la expresión «… se podrá prescindir no es obligante sino potestativa.

Esperemos, entonces, la próxima edición a ver si cambian la frase y ahí me declararé en abierta rebeldía en contra de la supresión de esa tilde, por si quieres acompañarme.

*Nota para loa lectores del Blog de don Abel lejanos de Antioquia: «canilla» es lo mismo que ‘grifo’, ‘pluma’, ‘llave’.

Ciudad invitada La Serena Chile

Esta subsección consiste en que en algunas secciones escojo al azar una ciudad donde se haya abierto el blog al menos alguna vez y en documentos con ella relacionados busco algún error para comentarlo aquí. En La Serena casi no encuentro el error, pero llegó.


Plaza de armas, La Serena, Chile
Concordancia

Fabián Medina, de 9 años, fue otro de los que disfrutó también junto a sus ídolos. El Observatodo 11-09-11. Reproducido en la página del Club de deportes de La Serena


Fueron varios los que disfrutaron junto a sus ídolos. Fabián Medina fue uno de ellos. Luego Fabián Medina fue uno de los que disfrutaron junto a sus ídolos.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Vista de lince 133

Los peligros de los vientos de agosto

Desde hace muchos años es una costumbre en muchos países el uso de las cometas hechas de papel o para oponer al viento. Entre nuestros costeños las llaman barriletes, y en otros países, papalotes. Debido al aumento de redes eléctricas ese inocente juego se ha convertido en fatal y no son pocas las familias que tienen para contar una tragedia relacionada con las cometas enredadas en las redes eléctricas. Otras no son tan graves pero conllevan quemas de transformadores com grave perjuicio del servicio.


La presente foto la tomé en mi unidad residencial de Envigado, afortunadamente los trabajadores de mantenimiento saben que sólo la empresa operadora de la red tiene las herramientas adecuadas para hacer la limpieza después de que un objeto de esos se enreda en la Red



En la siguiente foto comentan que deben avisar a la empresa para la solución del problema, lo que debe ser pronto pues no sería raro que cualquiera para hacerse al objeto enredado consiga una varilla metálica para bajarla. ¡Qué horror! Pueda ser que Empresas Públicas de Medellín, nuestra operadora de red ordene pronto esta limpieza.

La columna de Angelita

Mundo Moderno
El poder está en las tildes

Hace poco tuve una conversación muy interesante con mi cuñado Andrés, un experto bloguero. Él me estaba tratando de ayudar a generar más tráfico a mi blog y me sugirió que no fuera tan obsesiva con las tildes porque los buscadores como Google y Yahoo se basan en lo que la gente teclea con mayor frecuencia para jerarquizar los resultados, y como casi nadie usa tildes en la internet, mi blog podía quedar relegado a los últimos puestos.
Pensé en hacerle caso, pero en cuanto visualicé mi blog carente de tildes, empecé a sudar frío. Porque, claro, yo cometo errores (hace unas columnas se me fue ceseción en vez de secesión), pero no a propósito. Son accidentes; se me va el dedo o el cerebro y siempre lo lamento después. Pero eso de intencionalmente omitir una tilde que debería ir ahí… Simplemente, no.


Inauguración
Real Academia Española

Comprendo las implicaciones de mi decisión y sé que mi visión es anticuada, imperialista y antiemoticón, pero no puedo darle la espalda a una tradición milenaria. Lo digo porque por allá en el siglo I a. de C., en la Península Itálica se puso de moda estudiar la ciencia del habla y el arte de convencer y los romanos importaron muchos gramáticos y retóricos griegos como tutores para la clase dominante porque vieron que hablar bien los distinguía de los plebeyos. Tan convencidos estaban de que en el buen manejo del idioma estaba el poder que guardaron celosamente los secretos de las reglas gramaticales, convencidos de que si el pueblo las conocía se acabaría su poderío. Y tras la caída del Imperio Romano y con la proliferación de colonias españolas, el español se convirtió en el idioma “in”, pero al igual que con los juguetes chinos, con la proliferación viene la disminución de la calidad y cuando empezaron a surgir dialectos piratiados, en la Madre Patria pusieron el grito en el cielo y rapidito armaron la Real Academia Española (en 1713) con la misión de “cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que, en sus vocablos, en sus modos de hablar o en la construcción ha introducido la ignorancia [...] y la demasiada libertad de innovar”.

Supongo que será mi ascendencia italiana (no tengo prueba alguna de que tenga sangre italiana, pero mi amor por la pasta y el tiramisú deben ser evidencia de algo) o tal vez porque desciendo de la realeza (soy mandona y siento una extraña fascinación por las coronas), pero siento que velar por las tildes es mi deber. Y si eso significa que debo sacrificar un poco de popularidad cibernética, pues que así sea. Al fin y al cabo, si voy a seguir los pasos de Cerebro (el de los Animaniacs) y tratar de dominar el mundo, debo imitar a los que ya lo logaron.

Bueno, claro que el Imperio Romano cayó en ruinas y ahora Italia, España y Grecia están en la olla. Hm, tal vez la ortografía no sea lo único que necesite…