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jueves, 20 de diciembre de 2012

Navidad, ¡de quién?

 
Navidad, ¡de quién?
 
Al entrar a un conocido centro comercial de mi ciudad no me proponía hacer una nota relacionada con el ambiente navideño. Sin embargo, tomé esta foto del arreglo navideño cercano de las escaleras eléctricas.

Al darme vuelta para avanzar por uno de los corredores. me topé con este tenderete perteneciente al periódico que me acogió durante trece años para que enseñara lo que ahora estoy haciendo en este blog en las entradas Vista de lince, como se llamaba mi columna en el periódico.
Entonces, también tomé la foto.

Todavía no había tomado la decisión de hacer esta nota cuando volví a dar con otro tenderete periodístico lo que me hizo pensar que se trataba de puestos de una exposición de medios informativos.

No tardé mucho en darme cuenta de que me había equivocado, pues la exposición no seguía un tema definido, se trataba de una miscelánea. Este puesto, por ejemplo, corresponde a una campaña para adoptar perros.

Este puesto está destinado a entretener niños mientras los padres se entretienen gastándose la prima en regalos navideños.
 
Este letrero va en contravía de los intereses de sus vecinos. Mientras éstos dicen «¡Gaste, gaste!», este letrero asegura:
«No gaste, guárdelo aquí para que ganemos los dos?

Este árbol navideño me hizo entender que el ambiente de Navidad inundaba el local. Pronto encontraría un pesebre o alguna imagen del Nacimiento de Jesús. Equivocado estaba.

Puestos comerciales prometen esta vida y la otra.

Los niños se desplazan en carritos motorizados, también los hay para adultos. El transporte movido por energía eléctrica es una de las promesas para mediados del siglo cuando la escasez del petróleo se empiece a sentir.

Pensé que el parqueadero se había llenado y la Administración había echado mano de los corredores, pero no; se trataba de un puesto de ventas de vehículos.

Otro puesto donde el objetivo son los niños, aunque estaba vacío en el momento. Pedí explicación a la joven acerca del porqué de tantas mesitas y tabureticos para niños.
—Es para que los niños se sienten a escribir las cartas para Santa.
—¿Por qué para Santa, así como tan agringado el asunto? —Le pregunté— En mis tiempos era al Niño Jesús al que escribíamos —argüí.
—Bueno, para el Niño Jesús —se disculpó y me entregó un volante en el que se explicaban los motivos del tenderete, uno de ellos era escribir cartas al Niño Dios. De modo que la agringada era ella.

Árboles, más árboles, todos muy bonitos, pero  ¿dónde estará el pesebre donde nació Jesús?, porque no recuerdo que me hayan dicho alguna vez que Jesús naciera en un árbol.


Este puesto ofrece recorridos para los niños montados
sobre peluches gigantes dotados de ruedas en las patas.

Arreglos navideños a diestro y siniestro,
pero sigo sin encontrar el pesebre.

Otro puesto para que los niños se recreen
mediante juegos creativos.

Más arreglos; pesebres, nada.

Los Caballeros de la Virgen también tenían puesto para ofrecer sus publicaciones y su imaginería.

Las emergencias médicas también pueden ocurrir,
y de hecho ocurren, en Navidad.

Una casita y sus alrededores para niños.

Más luces.
De la estrella que anunció la llegada, ni mu.

Por fin un puesto que nos dice qué personaje
fue el que nació.
Sugerencia: en vez de árbol, un pesebre.

Más peluches para pasear.

Otra casita infantil. ¡Qué bonita!

No estuvo ausente la fatalidad:
se les rompió un tubo del acueducto
y, al parecer, no se han dado cuenta.



1 comentario:

Anónimo dijo...

¿escacés?
¿Arboles?
¿Mas peluches?