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domingo, 10 de marzo de 2013

Vista de lince 163

Dos comas que agonizan

La primera de ellas se llama la coma del vocativo. Es la coma que hay que poner antes y después de la palabra que está en caso vocativo o de llamada.


Tengan cuidado, papás, ojo al exceso de actividades.

Felicitaciones, ciudad de la eterna innovación.

Otro ejemplo:
Antioquia, la más educada.

La segunda es la coma que reemplaza el verbo: muy común, y ausente como siempre en titulares de prensa.

Medellín, la ciudad innovadora.

Equivale a «Medellín es la ciudad innovadora». No es intercambiable por los dos puntos.

Emérito


Los eclesiásticos que dieron en llamar «papa emérito»  la condición postrenuncia del expapa Benedicto XVI cometen error semántico. Ellos asimilaron la condición del «obispo emérito»  al que deja una diócesis por retiro forzoso, pero no es lo mismo. Un obispo retirado no deja de ser obispo, pues su ordenación le garantiza el obispado por toda la eternidad.

El expresidente paraguayo, Fernado Lugo, por ejemplo, es un obispo. Veamos cómo se refiere a él Wikipedia:

«Fernando Armindo Lugo Méndez es un político, obispo católico reducido al estado laical y sociólogo, fue presidente de la República del Paraguay, cargo que asumió entre el 15 de agosto de 2008...». Wikipedia.

El papado no imprime carácter, lo que significa que cuando se abandona el cargo ya no se es papa.

Empecé a usar el título de «expapa» desde el momento de la renuncia,a los dos días me vi ratificado en un boletín de la Fundéu. Mi pregunta: ¿existe algún «presidente emérito»?


Conclave


Una de mis diferencias con la Real Academia Española es el tratamiento discriminatorio que le da a a la palabra «conclave» (sí, sin tilde). Desde el año 1274 se empezó a usar la palabra «conclave» para denominar la reunión de los cardenales que eligen un nuevo papa. La palabra proviene de la expresión latina «cum clavis», acentuada en la a. 

Desde que tengo uso de razón y desde el conclave que eligió a Juan XXiII he escuchado que el común habla de «cónclave», pero en el Diccionario sólo existía la palabra grave. Así transcurrieron todos los conclaves hasta el año de 1992 cuando apareció la palabra esdrújula compartiendo entrada con la grave en la vigésima primera edición del Diccionario. Eso es común pues hay muchas palabras en esas circunstancias como «ícono« e «icono».  «cartel» y «cártel»: dos palabras con diferente acentuación comparten entrada y significados.

En la XXII edición, vigente en la fecha y que salió en octubre de 2001, desapareció la palabra morfológica y etimológicamente correcta y dejaron como correcta la del vulgo. Es decir, todos los conclaves llevados a cabo en la segundo milenio quedaron con error de acentuación porque les falta la tilde, ¡Habrase visto tamaño despropósito?

Pero si, al menos,  se hubiera aplicado aquel dicho popular de que «cuando se dice "joche" es con todos los marranos» o aquel otro que exige que «todos en la cama o todos en el suelo», el Diccionario habría desechado una de las alternativas en todas aquellas palabras que las tenían. Pero no, los dos ejemplos arriba propuestos son de los muchos que en el Diccionario están y quedarán, aunque ya hay supresiones anunciadas para la XXIII edición como la de «atmosfera» que comparte entrada con «atmósfera».

Si elevo la consulta a la Real Academia Española, me responderá  que la palabra ya no se usa, por lo que no hay motivo para mantenerla. Para mí sigue siendo válido el argumento de que no se puede condenar a error lo que por casi 800 años se escribió en forma correcta, como va a pasar con «atmosfera». En cuanto al uso, se ha podido detectar, en declaraciones recientes a la prensa televisada, que los cardenales de lenguas diferentes a la nuestra, especialmente los alemanes y los norteamericanos, hablando en sus respectivos idiomas pronuncian con toda claridad la palabra grave «conclave», pues ellos se apoyan en la palabra latina «conclave, conclavis» que no ha sido retirada de los diccionarios latinos y que seguirá siendo de acentuación grave ¿Qué dirá el latinista Ratzinger!

Me volveré cansón con un ejemplo más, muy cercano de nosotros: el sastre papal, el nariñense Luis Abel Delgado, aq uien en entrevistas televisadas se le ha escuchado con toda claridad la palabra grave «conclave». 


1 comentario:

Anónimo dijo...

El ejemplo de "Antioquia, la más educada" no corresponde, como usted lo dice, a coma de vocativo sino a coma que remplaza un verbo: su función no es llamar la atención de Antioquia como destinatario del mensaje. "Antioquia ES (o SERÁ) la más educada".

Por cierto, ese reconocimiento de Medellín como la ciudad más innovadora, ¿tiene sentido cuando la metodología para la selección es la votación de los habitantes? ¿qué tiene Medellín de innovadora sobre, digamos, Dubai o Tokio?