Mundo moderno
No sé qué dicen, pero sé de qué hablan…
El nuestro es un planeta poblado de manera tan diversa, rica e impredecible, que es sorprendente encontrar que durante la última quincena, en prácticamente todos los continentes hemos estado preocupados por el mismo tema: el sexo.
Den una revisadita a los titulares de las últimas dos semanas y verán que tengo razón. Empecemos por los vecinos de muy al norte, los estadounidenses, que han llegado a cuestionar la capacidad de Sarah Palin para ser vicepresidenta porque su hija adolescente está embarazada. Las especulaciones sobre si Bristol se va a casar con el padre del bebé desbancaron la guerra en Iraq pues, al parecer, hay quienes sugieren que la capacidad política de una mujer se puede medir con la virginidad de sus hijas.
Pero dejemos ese tema de ese tamaño. En otro continente, un pequeño hotel de la costa mediterránea turca ha decidido echar a todos sus empleados masculinos por coquetos. Así es, los trabajadores del hotel fueron “excesivamente amables” con las turistas; así que han perdido sus empleos. El administrador del Image Hotel en Marmaris dijo que de ahora en adelante sólo contratará mujeres para evitar escándalos. Y no muy lejos de allí, en España, un político está en problemas por haber descrito públicamente cómo perdió su virginidad en un burdel. En una entrevista televisiva el servidor público de la región de Cantabria, Miguel Angel Revilla, ofendió a las mujeres de su partido y demás compañeras del parlamento al hablar tan cándidamente sobre el tema pero según Revilla, de 65 años, “el 99% de los españoles de la época hicieron lo mismo”.
Por lo visto, los españoles no estaban solos. En Alemania, críticos literarios lloran la muerte del mito de un Franz Kafka solitario y puritano, pues una biografía publicada esta semana ha revelado que este hombre, que creció hablando alemán y siendo judío en un enclave del Imperio Austro-húngaro en donde todo el mundo hablaba checo, superó las barreras idiomáticas lo suficiente para encontrar un burdel y frecuentarlo asiduamente. Algunos seguidores están escandalizados con la publicación de los hábitos sexuales del autor de clásicos como La metamorfosis y El proceso, mientras que otros están felices de que el adjetivo “kafkiano” ahora incluya deleites carnales.
Y no hemos terminado el recorrido. Alrededor de mil balineses, vestidos de sarong típico, se reunieron este miércoles para protestar un proyecto de ley antipornografía porque dicen que podría lastimar las tradiciones culturales de Indonesia. La ley, que pretende proteger la moral de la juventud, incluye la prohibición de besarse en público y la penalización de cualquier forma de arte que se pueda considerar sensual.
Como verán, el tal mes del amor y la amistad ha dado mucho de que hablar en materia de sexo. Al parecer, los humanos no somos tan diferentes como pensé. Llevamos siglos obsesionados por lo debatir, regular, clasificar y juzgar públicamente lo que sucede en privado. Nada nos atrae más que lo que nadie quiere que sepamos que estamos haciendo. Todo esto me recuerda una famosa frase de Woody Allen: “No sé cuál será la pregunta, pero el sexo es definitivamente la respuesta”. Lo mismo se podría decir de las noticias… al menos, las más recientes.
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