Hasta bogotano
Vilma Calderón, Santafé de Bogotá, (91-06-14)
Advertencia: En esta entrada lo que está escrito en negro corresponde a una carta personal de Sófocles a la periodista Vilma Calderón en julio de 1999. Lo escrito con verde es el proceso histórico del gazapo durante estos casi 18 años hasta la fecha.
En el noticiero de ayer usted presentó una excelente nota sobre inseguridad, en la que dijo: Hasta el mediodía de hoy es restablecido el servicio eléctrico.
Usted quiso decir:
Advertencia: En esta entrada lo que está escrito en negro corresponde a una carta personal de Sófocles a la periodista Vilma Calderón en julio de 1999. Lo escrito con verde es el proceso histórico del gazapo durante estos casi 18 años hasta la fecha.
En el noticiero de ayer usted presentó una excelente nota sobre inseguridad, en la que dijo: Hasta el mediodía de hoy es restablecido el servicio eléctrico.
Usted quiso decir:
A. Que el servicio fue restablecido, pero al mediodía fue retirado de nuevo.
B. Que el servicio fue restablecido al mediodía.
Si incluyéramos en algún examen la alternativa anterior, la letra A seria señalada por la mayoría de los habitantes del occidente colombiano, y la B, por la mayoría de los santafereños, cundinamarqueses y boyacenses.
En español la preposición hasta determina un límite temporal de finalización, no de iniciación como lo usan en el altiplano.
Recuerdo que una vez estaba yo en Bogotá y necesité a alguien, le llamé por teléfono y la secretaria, muy amable, me dijo:
—El doctor viene hasta las cinco.
Como eran las cuatro le dije:
—Entonces pásemelo, por favor.
Ella, perdió la amabilidad inicial y me dijo:
—Ya le dije que el doctor viene hasta las cinco.
—Por eso, señorita —le repliqué—, son las cuatro, entonces no se ha ido.
Con ésta última frase perdió del todo la amabilidad y colgó sin pronunciar palabra. Al mismo tiempo, sonreí pícaramente por haber demostrado la confusión originada por la diferencia de significados de una misma palabra.
Muchos otros ejemplos se pueden dar con referencia a esta clase de confusiones que crea el hasta santafereño, que es agravado cuando le anteponen el adverbio sólo. La corrección, generalmente, consiste en eliminar la preposición hasta cuando se sientan deseos de decirla: Al mediodía de hoy será restablecido el servicio, y la frase hubiera quedado verdaderamente hermosa (julio de 1991).
Ésta es una pelea de nunca acabar, existe desde mucho antes de la Gazapera. Aunque yo lo llamo el hasta bogotano —Nombre tomado de la Gazapera de Argos, Roberto Cadavid Misas—, también es propio de otros países de habla hispana. Precisamente, por alguna ligereza de los académicos, se les coló este mico en la edición XXII del Diccionario, en la que aparece aprobado este uso mediante la tercera acepción de la preposición hasta (clic) la que atribuye a a la América Central, a Ecuador y a México mas no a Colombia, a pesar de ser de uso diario en nuestra capital y desde la cual se ha irradiado por mucha parte del país debido a las telenovelas y a los “concursos reales” de televisión (las comillas obedecen a que lo único real de tales concursos es la ingenuidad de los televidentes que los siguen con tenaz entusiasmo para enriquecimiento de los productores).
Parece que cuando se preparaba la primera edición del Depedé, Diccionario panhispánico de dudas, los encargados de la preposición hasta cayeron en la cuenta de la metida de guayos y quisieron suavizar tímidamente la píldora mediante la segunda entrada (clic) en la que propone que para corregir la ambigüedad que produciría la expresión Se abre hasta las tres se anteponga la negación: No se abre hasta las tres o se reemplace hasta por a: se abre a las tres. Habría sido mejor si el Depedé se hubiera dado los tres golpes de pecho correspondientes al mea culpa, me culpa, mea máxima culpa y hubiera desautorizado de un plumazo al Diccionario y abolir semejante dislate. Además eliminarlo de la edición virtual en el avance correspondiente a la edición XXIII. Varias veces ha ocurrido que equivocaciones aprobadas en una edición se corrigen en la siguiente. Errare humanum est (mayo de 2009).
En español la preposición hasta determina un límite temporal de finalización, no de iniciación como lo usan en el altiplano.
Recuerdo que una vez estaba yo en Bogotá y necesité a alguien, le llamé por teléfono y la secretaria, muy amable, me dijo:
—El doctor viene hasta las cinco.
Como eran las cuatro le dije:
—Entonces pásemelo, por favor.
Ella, perdió la amabilidad inicial y me dijo:
—Ya le dije que el doctor viene hasta las cinco.
—Por eso, señorita —le repliqué—, son las cuatro, entonces no se ha ido.
Con ésta última frase perdió del todo la amabilidad y colgó sin pronunciar palabra. Al mismo tiempo, sonreí pícaramente por haber demostrado la confusión originada por la diferencia de significados de una misma palabra.
Muchos otros ejemplos se pueden dar con referencia a esta clase de confusiones que crea el hasta santafereño, que es agravado cuando le anteponen el adverbio sólo. La corrección, generalmente, consiste en eliminar la preposición hasta cuando se sientan deseos de decirla: Al mediodía de hoy será restablecido el servicio, y la frase hubiera quedado verdaderamente hermosa (julio de 1991).
Ésta es una pelea de nunca acabar, existe desde mucho antes de la Gazapera. Aunque yo lo llamo el hasta bogotano —Nombre tomado de la Gazapera de Argos, Roberto Cadavid Misas—, también es propio de otros países de habla hispana. Precisamente, por alguna ligereza de los académicos, se les coló este mico en la edición XXII del Diccionario, en la que aparece aprobado este uso mediante la tercera acepción de la preposición hasta (clic) la que atribuye a a la América Central, a Ecuador y a México mas no a Colombia, a pesar de ser de uso diario en nuestra capital y desde la cual se ha irradiado por mucha parte del país debido a las telenovelas y a los “concursos reales” de televisión (las comillas obedecen a que lo único real de tales concursos es la ingenuidad de los televidentes que los siguen con tenaz entusiasmo para enriquecimiento de los productores).
Parece que cuando se preparaba la primera edición del Depedé, Diccionario panhispánico de dudas, los encargados de la preposición hasta cayeron en la cuenta de la metida de guayos y quisieron suavizar tímidamente la píldora mediante la segunda entrada (clic) en la que propone que para corregir la ambigüedad que produciría la expresión Se abre hasta las tres se anteponga la negación: No se abre hasta las tres o se reemplace hasta por a: se abre a las tres. Habría sido mejor si el Depedé se hubiera dado los tres golpes de pecho correspondientes al mea culpa, me culpa, mea máxima culpa y hubiera desautorizado de un plumazo al Diccionario y abolir semejante dislate. Además eliminarlo de la edición virtual en el avance correspondiente a la edición XXIII. Varias veces ha ocurrido que equivocaciones aprobadas en una edición se corrigen en la siguiente. Errare humanum est (mayo de 2009).
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