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jueves, 18 de junio de 2009

Cuenticos griegos 4

Perseo y Atlas

Entre Zeus y Perseo
fregaron al titán Atlas:
el uno le montó el cielo,
el otro lo hizo montañas.
Contado a lo paisa por Carloa Augusto Cadavid Arango para la versión infantil de los miembros de Consulforo

Pues le metí averiguática a eso de que qué tenía que ver Perseo con unas montañas, y es hasta interesante la cosa…

Resulta que los griegos eran unos marineros muy tesos que se recorrían todo el mar Mediterráneo, y cuando al principio se arriesgaron a ir bien lejos de Egipto, por allá por el occidente, por una parte de la Libia que llamaban Mauritania, desde el mar vieron unas montañas grandísimas, muy altas, que se perdían entre las nubes, como sosteniendo el cielo, y pa ellos, si sostenían el cielo, ¡ese tenía que ser Atlas! Decían que esas montañas eran las más grandes del mundo… si, imagínesen, decían que eran más altas que el Olimpo y el Otris, donde vivían los dioses, qué les parece… Claro, Pachito, los montes Atlas…, si,… quedan en África, entre el mar Mediterráneo, el océano Atlántico y el desierto del Sahara, pero los griegos no conocían ese nombre; pa ellos al sur de Grecia no había sino Egipto y Libia… ¿África? Pues ese nombre lo empezaron a usar los romanos… ¿Qué Perseo qué pitos toca? Pues ya van a ver.

Atlas, o Atlante, era un titán que había dirigido a los otros titanes que se pusieron de arte de Cronos, el dios titán que gobernaba en el Olimpo… No, Manuelita, Atlanta no tiene nada que ver aquí, ese es otro cuento... Pues les decía que Cronos gobernaba en el Olimpo, pero como era un maluco del carajo, su hijo Zeus lo quería tumbar, de manera que armaron una garrotera de todos los… de todos los dioses, una pelotera la macha, una guerra civil en el Olimpo, pues… Si, Jorgito, todos ellos eran de la misma familia… mucha alcurnia, sangre de dioses…, si, de mucha sangre azul, como dice su abuelita… Al principio iban ganando los titanes que estaban a favor de Cronos, pero Zeus se las arregló pa ganar y quedase él reinando en el Olimpo… No, Abelito, no hay titanas, las hembras se llamaban titánides o titánidas… ¿Qué de dónde vinieron quiénes? ¿Qué Zeus qué?..., No, ya les dije que despacio, dejemos algo pa después.

Cuando vio que había ganado, Zeus agarró a su papá y a los titanes que no estaba con él, que eran sus primos o sus tíos, y los mandó a todos pal Tártaro, bien hondo y bien lejos, ¡imagínesen, debajo del Hades, ¡la tierra de los muertos!, pa que no volvieran a molestar… Bueno, pero al jefe, que era su primo Atlas, decidió ponele un castigo especial, así que lo mandó por allá al otro lao del mundo, bien al occidente, y lo condenó a que sostuviera la bóveda del cielo en las espaldas, aunque Homero dice que lo que tenía que hacer era cargar en los hombros los pilares que sostenían el cielo. De todas maneras estaba fregao, y dicen que el pobre a veces pujaba y se quejaba… ¿Si, Horacito?..., si, Atlas si tuvo hijos, mejor dicho, un montón de hijas, pero me parece que eso fue antes de esto, porque si no, ¿cómo, pues…? Ve, el se había casao con una ninfa llamada Pléione o Pléyone, y con ella tuvo a las siete Híades y a las siete Pléyades, que eran lindísimas y todos los dioses se pasaban echándoles los perros; cómo sería que cuando murieron, Zeus las fue poniendo en el cielo y Orión todavía está persiguiéndolas por allá. Homero también dice que la ninfa Calipso era hija de Atlas, pero no dice quien era la mamá, y hay quien dice que las Hespérides también eran hijas suyas, pero con ellas si hay un enredo terrible.



Y ahora sí viene Perseo. ¿Ustedes recuerdan que él salió a buscar a Medusa en un reino muy lejano y tuvo que preguntar dónde era? Pues eso era tan lejos que un poeta romano llamado Ovidio dice que Perseo vio “tres veces a las Osas del cielo, y tres veces vio los brazos de Cáncer”, como quien dice, a las estrellas por las que se guiaban pa poder viajar… Yo creo que Perseo estuvo por aquí por el Nuevo Mundo, porque por aquí si hay mucha culebra… ¿Ustedes se imaginan a Medusa asociada con las FARC, ah? Mejor seguimos.

Después dese vuelo tan largo, Perseo se sintió cansao y vio un palacio allá en el Jardín de las Hespérides, y se dijo pa ‘él solito: ¡Ese es mi dormidero desta noche!, así que tocó la puerta y cuando le abrieron, le dijo al mayordomo que quería hablar con el dueño de casa, que resultó ser Atlas, y se presentó como hijo de Zeus y de Dánae. El pobre Atlas ni lo dejó seguir hablando, se puso seriote, hasta grosero, y le dijo que no, que siguiera su camino, que allá no había nada pa él, pero lo que debió decile es que hacía tiempos la diosa Temis le había dicho que un hijo de Zeus le iba a hacer una marramucia, y claro, con ese trabajo que tenía, y ese cuento de quien era el papá de la visita, ai si se puso más esquivo todavía, y de paso se acordó que Hércules también lo había engañao… Pero todo esto no lo sabia Perseo, que trató de insistir, y Atlas se puso más grosero todavía, como si Perseo nunca hubiera hecho ninguna gracia, y claro, que le iba a gustar eso a Perseo, que ya estaba bien cansao, y ese otro fregándole la paciencia, entonces no se aguantó y con mucho cuidadito sacó del morral la cabeza de Medusa y se la mostró, pero Atlas no se convirtió ai mismo en estatua de piedra como los otros, no, el titán tenía que seguir cumpliendo con su tarea, ¡y empezó la función! Apenitas vio la cabeza, Atlas comenzó a crecer y a transformase en montaña: los brazos y las piernas se le volvieron como otras serranías pegadas al cuerpo, que era otra montaña que crecía más grande todavía, y crecía, y aparecieron colinitas, y barrancos y cañadas de toda clase, y la boca y las narices y los ojos se volvieron cuevas y lagunas, y su cabellera y su barba y demás pelos se convirtieron en bosques, mejor, se convirtieron en selvas tupidas que no dejaban pasar a los exploradores que después quisieron conocer las montañas, y su cabeza era una cumbre altísima en la que se asentaba todo el cielo, con todas sus estrellas y soles y ese montón de lamparitas que vemos allá cuando las noches son claras… Si, Lucecita, eso en Medellín ya se está poniendo difícil, pero en La Guajira son espetaculares, ¿no cierto, Jairito?… Bueno, después el siguió su carrera volando con las talarias y pasaron las cosas que ya les conté.

No, Vicentico, esa bola que él carga no es la tierra sino el cielo. Es que la bóveda terrestre la representaban con esa esfera, y cuando empezaron a hablar de que el mundo era redondo, pues parece que alguien se equivocó de pelota y empezaron a decir que el pobre cargaba era el mundo. Tan bobos, ¿y entonces ónde se iba a parar el pobre, cierto?... No, Jorgito, esas colecciones de mapas no se llaman atlas por el titán que les cuento; sino por otro Atlas que dicen fue rey de Mauritania, izque muy inteligente y muy versao en cosas de la magia y de los cielos; dicen también que fue el primero que presentó la bóveda celeste con forma de esfera, y entonces el que hizo los mapas se acordó y le dedicó la primera colección que armó.

Si, Atlas era importante en la antigüedá; él era el que relacionaba el cielo con la tierra y con los trabajos que en ella se tenían que hacer pa conseguir los alimentos y otras cosas, ¡y dígame pa los marineros!, era el que cargaba las estrellas que se necesitaban pa la navegación, y en fin, con un montón de cosas, hasta lo relacionaban con la parte más lejana del mundo… ¡Huy, me duele la espalda!... ¡Hasta luego, niños! ¡Vayan con cuidao!

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