Esas tildes de los ques
Mi amigo Jorge Alberto Cardona, el de Andes, me puso un comentario en la entrada correspondiente a la Vista de lince 15, en el que me daba una pista para encontrar un gazapo. El lugar, un puesto de pollos en área de comida central del Centro Comercial Oviedo de Medellín. No más pistas. Ante esa escasez de información le propuse –como está consignado en los comentarios mencionados– que si yo encontraba el error, él pagaría el pollo en una reunión que haríamos en el sitio en cita que fijaríamos posteriormente; en caso de necesitar su ayuda, lo pagaría yo. Llegué al sitio y había que escoger entre cuatro puestos similares. Escudriñé exhaustivamente cada uno de ellos y al terminar la primera vuelta me estaba dando por rendido y mi bolsillo empezó a repicar el valor del pollo.
Pregunté a uno de los vigilantes por otra zona de comidas y me indicó dónde la encontraría. Me dirigí al lugar indicado y en el camino me encontré una columna en la que estaba fijado el aviso que les presento y en el que, además de poder verse una sabia norma de comportamiento que todos los fumadores debieran seguir, había un que con una tilde innecesaria porque no es ni interrogativo ni exclamativo. Pensé que ese sería mi atenuante y que me sentiría con derecho a pagar sólo medio pollo o hacerme el loco con la cerveza.
Llegué al sitio que me había sido indicado por el vigilante y cuál zona de comidas, lo que había allí era una galería de restaurantes estrato 75 donde hasta los meseros eran de librea y corbatín como en la poesía de Pombo. Salí rápidamente de allí antes de que me ofrecieran una carta porque sólo mirarla me podría producir un problema cardíaco difícil de afrontar.
Antes de salir del lugar con la resignación de haber perdido, aunque llevara en mi cámara un premio de consolación, decidí hacer por segunda y última vez el recorrido por los puestos de pollos y aunque mi amigo piense que estaba fácil de encontrar, en el último puesto y bajando la mirada casi hasta el suelo encontré un que exclamativo sin tilde, semejante al de la Vista de lince 12.
A la joven que estaba atendiendo el puesto le pedí autorización para tomarle una fotografía al aviso que tenía el gazapo. Tímidamente me dio a entender que no le convendría, pero le daba pena decirme que no. Le expliqué de qué se trataba y cómo la consecuencia sería la compra de un pollo para comérmelo en compañía de mi contrincante, pero no quiso arriesgar su empleo. Alcancé a ver unos volantes en los que se encontraba el nombre del lugar y escribí en ella el gazapo como prueba: que rico.
Ahora bien, te propongo que no haya vencedores ni vencidos: vamos a comernos el pollo y pagamos a lo americano, cada quien lo suyo, esto para que abramos la invitación por si alguien que esto lea se quiera hacer presente el lunes 4 de agosto del presente año, en el área de comidas central del Centro Comercial Oviedo de Medellín a las 6:00 p. m. El nombre del puesto de pollos está en la foto. El motivo será la celebración del primer mes del blog de don Abel.
Mi amigo Jorge Alberto Cardona, el de Andes, me puso un comentario en la entrada correspondiente a la Vista de lince 15, en el que me daba una pista para encontrar un gazapo. El lugar, un puesto de pollos en área de comida central del Centro Comercial Oviedo de Medellín. No más pistas. Ante esa escasez de información le propuse –como está consignado en los comentarios mencionados– que si yo encontraba el error, él pagaría el pollo en una reunión que haríamos en el sitio en cita que fijaríamos posteriormente; en caso de necesitar su ayuda, lo pagaría yo. Llegué al sitio y había que escoger entre cuatro puestos similares. Escudriñé exhaustivamente cada uno de ellos y al terminar la primera vuelta me estaba dando por rendido y mi bolsillo empezó a repicar el valor del pollo.
Pregunté a uno de los vigilantes por otra zona de comidas y me indicó dónde la encontraría. Me dirigí al lugar indicado y en el camino me encontré una columna en la que estaba fijado el aviso que les presento y en el que, además de poder verse una sabia norma de comportamiento que todos los fumadores debieran seguir, había un que con una tilde innecesaria porque no es ni interrogativo ni exclamativo. Pensé que ese sería mi atenuante y que me sentiría con derecho a pagar sólo medio pollo o hacerme el loco con la cerveza.
Llegué al sitio que me había sido indicado por el vigilante y cuál zona de comidas, lo que había allí era una galería de restaurantes estrato 75 donde hasta los meseros eran de librea y corbatín como en la poesía de Pombo. Salí rápidamente de allí antes de que me ofrecieran una carta porque sólo mirarla me podría producir un problema cardíaco difícil de afrontar.
Antes de salir del lugar con la resignación de haber perdido, aunque llevara en mi cámara un premio de consolación, decidí hacer por segunda y última vez el recorrido por los puestos de pollos y aunque mi amigo piense que estaba fácil de encontrar, en el último puesto y bajando la mirada casi hasta el suelo encontré un que exclamativo sin tilde, semejante al de la Vista de lince 12.
A la joven que estaba atendiendo el puesto le pedí autorización para tomarle una fotografía al aviso que tenía el gazapo. Tímidamente me dio a entender que no le convendría, pero le daba pena decirme que no. Le expliqué de qué se trataba y cómo la consecuencia sería la compra de un pollo para comérmelo en compañía de mi contrincante, pero no quiso arriesgar su empleo. Alcancé a ver unos volantes en los que se encontraba el nombre del lugar y escribí en ella el gazapo como prueba: que rico.
Ahora bien, te propongo que no haya vencedores ni vencidos: vamos a comernos el pollo y pagamos a lo americano, cada quien lo suyo, esto para que abramos la invitación por si alguien que esto lea se quiera hacer presente el lunes 4 de agosto del presente año, en el área de comidas central del Centro Comercial Oviedo de Medellín a las 6:00 p. m. El nombre del puesto de pollos está en la foto. El motivo será la celebración del primer mes del blog de don Abel.
2 comentarios:
El lugar, el sitio específico y la hora me parecen muy adecuados; allá estaré. Le comento, don Abel, que ése es el sitio de la perla motivo de mi comentario, pero cuando regresé, ya le habían pegado un adhesivo con la corrección. No obstante, los premios de consolación están igual de carnudos, puesto que corresponden a campañas lideradas por dos empresas diferentes, que deben tener sus asesores para publicidad y no son recientes los avisos.
No sé si todos los consulforistas hayan entrado a su blog. Por ello, le sugiero enviar copia al grupo para que todos puedan disfrutar de sus magníficos comentarios y tomen nota de su invitación.
Jorge Alberto.
La razón del adhesivo es el escándalo que yo hice del gazapo, lo más seguro la joven le contó al jefe y éste mando tapar como el gato. Si quieres pasa el cuento a Consulforo, pero no es invitaci{on mía, recuerda que vamos a pagar a lo americano.
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