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viernes, 25 de julio de 2008

Vista de lince 17

Queja al mono de la pila. El Colombiano 08-07-11


Muy oportuno fue este titular de El Colombiano si se tiene en cuenta la cantidad tan enorme de problemas que la tal Pila, planilla integrada para liquidación de aportes, del Ministerio de Protección Social ha traído a los colombianos y que nadie resuelve es como para ir a quejarse al mono de la pila.
El mono de la pila no es uno de los integrantes de nuestros desfiles de mitos y leyendas, poir tal motivo pedí a mi amigo Luis Fernando Múnera López que me ayudara a sustentar algo para que los paisas no quedáramos gringos con el titular en cuestión.
Este fue el aporte de Luisfer.
EL MONO DE LA PILA


Qué es el Mono de la Pila

En Bogotá y en Tunja existe desde hace varios siglos la figura del Mono de la pila. Parece que tuvo el mismo origen en ambos lugares, a saber, una escultura de un mono colocada en lo alto de la fuente que recibía, desde el tiempo de la Colonia , el agua pública en la plaza central de la población. Sin embargo, hoy la mención a esa figura, o personaje tradicional si así puede llamársele, es diferente en ambos lugares. Mientras en Bogotá se le atribuye al mono la bondad de recibir las quejas del pueblo, en Tunja el personaje se asocia con la virtud del silencio.
Desde tiempo inmemorial, el papel del mono como oidor de quejas en Bogotá ha tenido importancia para el pueblo. Son quejas que nadie más, en particular el gobierno, oye ni atiende. Claro que, en este caso, el mono oye pero tampoco puede atender, y tal vez de este símil nace la mención, algo así como “¡valdría más quejarse al mono de la pila!”.
En Antioquia no hay ninguna mención local al Mono de la Pila. No figura en ninguna fuente bibliográfica conocida en la que se consignen tradiciones, costumbres, leyendas o mitos antioqueños. Al menos así ha sido hasta hoy, viernes 11 de julio de 2008, cuando un titular de El Colombiano parece dar la idea de una sección nueva del periódico que pretende recoger quejas de los lectores. Una sección con ese nombre ya existe en la edición virtual de El Espectador y, en El Tiempo, a veces titulan así las cartas de lectores quejosos. ¿Pretenderá uno de nuestros dos diarios implantar en nuestro medio dicha expresión con ese significado?


Algunas expresiones registradas en la internet

En la internet aparecen registrados varios comentarios sobre el Mono de la Pila. Éstos son algunos.

«Mis papas tienen la versión según la cual la expresión "a quejarse al mono de la pila" era porque en la Plaza del Chorro de Quevedo, que quedaba lejos en la Bogotá de antes y era donde se recogía el agua, la pileta o el pozo del agua tenia de adorno un mono en el centro. Bueno, según la versión, como eso quedaba tan lejos, a uno lo mandaban a quejarse a ese mono porque primero, con sólo pensar llegar hasta allá se le pasaban las ganas y segundo... porque el mono solo escupía agua... no solucionaba nada...»

«La frase “¡Quéjese al mono de la pila!” es común entre los bogotanos. Se cita cuando una persona ha sido victima de un atropello, pero no tiene a quien recurrir para quejarse. La costumbre de acudir a ella para quejarse era en consecuencia a las múltiples injusticias que tenían lugar en la colonia, era símbolo de la inutilidad de la demandas ante los funcionarios del Nuevo Reino de Granada».

Otro participante en dichos comentarios propone: "El rescate de la estatua del Mono de la Pila —actualmente en el Museo de Arte Colonial— para que sea ubicada en un lugar público y las personas puedan depositar, como antaño, sus quejas al Gobierno".
Otras referencias a la pila y al mono se localizan en Tunja: «¡Yo habría jurado que esta historia venía de la Pila del Mono que está en Tunja! de hecho cualquier tunjano le dirá que "la pila del mono original" está allá». Otro comentario dice: «Mi papá me dijo que el Mono de la Pila es una estatua que está en la plaza de Tunja que echa agua por la boca pero que además tiene en la boca el dedo para callar a la gente... o sea el muñeco está haciendo "chis"».


Un poco de historia

En Santa Fe, en 1583 los indios todavía lavaban ropa en los ríos San Francisco y Manzanares, la gente del servicio se bañaba en ellos y a ellos iban a parar las basuras. Y era el agua que se tomaba en la ciudad. En esas circunstancias se promovió allí una petición a la Real Audiencia para conducir el agua hasta la plaza, de donde se tomaría de una fuente que para el efecto se construiría, todo ello para mejorar la calidad del suministro.

Para financiar la obra se propuso el recaudo de los fondos requeridos mediante un impuesto a la carne y al vino. La ciudad carecía de ingresos propios. También se pidió que, si bien debía instalarse la fuente de agua en la plaza, no debía dejarse allí el “rollo”, es decir la picota junto a la que se ajusticiaba a los infractores de la ley, la mayoría de ellos miles de inocentes indios. La respuesta a esta petición de la comunidad fue excesivamente lenta. Prácticamente un año más tarde el Cabildo ordenó la construcción de la tan solicitada fuente en el centro de la Plaza Mayor. Situada ésta en la plazoleta de San Diego, mirando al norte y dando la espalda a la iglesita colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

La fuente se construye finalmente en piedra en 1584. Un cronista la describe así: «Consta de una columna estriada con elegantes relieves. Del centro se alza una base adornada con lacerías y follajes, sobre la cual descansa un globo en forma de elipsoide, en el que hay grabados cuatro blasones; al sur, con una cruz de San Andrés y nueve estrellas; al oriente una granada, símbolo del Nuevo Reino; al norte, las armas de España, y al occidente, las de Santa Fe de Bogotá, con su águila negra en fondo dorado, orlada de granadas de oro en fondo blanco. Corona la fuente un tosco Neptuno, cuyo brazo izquierdo está roto. La fuente a la que hicieron más tarde algunas modificaciones estaba dotada de ocho pajas de agua”. Una paja de agua es un orificio rectangular para entrega de agua del acueducto, con un área transversal prácticamente de tres centímetros cuadrados (exactamente 2,9954), el caudal que entrega obviamente depende de la presión arriba de la boca de salida.

Hasta 1846, permaneció la fuente en la plaza de Bolívar, año en el cual fue reemplazada por la estatua del Libertador y trasladada a la Plazoleta de San Carlos, actual plazoleta Rufino José Cuervo. Posteriormente, al Museo Nacional y luego al Museo de Arte Colonial, donde aún se encuentra. Por otra parte el llamado Mono de la Pila reposa en La plazoleta de San Diego, dando la espalda a la bella iglesia colonial dedicada a San Diego de Alcalá.

En Tunja se le guarda reverente respeto al Mono de la Pila y, cuando se pasa delante de el, inexorablemente se debe hacer silencio, al menos esto es creencia popular. Este monumento se levantó en la plaza principal de Tunja y, por tres siglos, casi todos los habitantes de la capital boyacense se proveyeron de agua de esta pila pública, que venia por zanja de las veredas Varón y Detrás del Alto.

El mono representa el dios del Silencio. Tiene el dedo índice derecho sobre los labios, como diciéndoles a las aguadoras que no conversaran tanto cuando recogían él liquido. Obra del escultor Diego Morales, su sitio inicial fue el centro de la Plaza de Bolívar, y en la actualidad se encuentra situado en la calle 20 con carrera 8; se supone que la obra original se encuentra en el patio del convento de los dominicos en Tunja.


Luis Fernando Múnera López

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