«Se extiende asimismo el uso de poeta como sustantivo común en cuanto al género , como en una poeta reconocida; la variente tradicional poetisa es forma rechazada por muchas escritoras:
La poeta Lo convidó a participar en las tertulias literarias que se realizaban con frecuencia en su residencia (Liendo, Platos); Fina era una poeta muy superior a su esposo, pero siempre ocupaba un segundo plano con relación a él (Arenas, Antes).
Para justificar ese rechazo se ha aducido, entre otras razones, que poetisa lleva a veces asociada la conotación de 'poeta menor´, y también que el uso de poeta como común a en cuanto al génerose documenta ya en la lengua clásica». § 2.5e.
Este párrafo es la bendición apostólica que la Real Academia Española y la Asociación de Academias de de la Lengua Española le dan a lo ya actuado por la primera en el Diccionario de la lengua española en su XXII edición en octubre de 2001. Allí aparece ya la palabra poeta como común en cuanto al género y la palabra poetisa como si fuera de otra familia.
En la redacción del párrafo no es difícil adivinar el disgusto del redactor. Es evidente la obediencia forzada a algo con el que él no está de acuerdo. Si me hubieran encargado a mí de la redacción de ese párrafo habría pasado lo mismo o peor. Al decir el redactor, y ser aprobado por La Asociación y por la Real Academia, que uno de los argumentos es la preexistencia en la lengua clasica, debió haber puesto ejemplos de esa preexistencia. A mí me tocará buscarlos porque los desconozco y hasta dudo de ellos. Tal vez les habría valido más decir que ya lo mismo había pasado con los modistas varones que se hicieron aprobar la terminación en o para su profesión y aseguraron la coexistencia de modista como común en cuanto al género y modisto como masculino. Esto poidría dar pie, por la jurisprudencia gramatical, a que algún día los varones periodistas, taxistas, comunistas o de cualquier otra profesión o adhesión política o filosófica terminada en -ista pidieran que los dejaran terminar en o como los modistos. Por otro lado las sacerdotisas ordenadas reciente mente por las Iglesias Anglicana y Metodista no han podido soportar su grado terminado en -isa, como las poetisas. La Academia no debería dar su brazo a torcer porque detrás vendrían las diaconisas y hasta la papisa Juana se levantaría de su tumba para hacerese reconocer como la única papa que entró al Vaticano caminando
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