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miércoles, 14 de enero de 2009

Vista de lince 51

Doméstico, ni tan doméstico
Transcribo un mensaje de mi amigo Gustavo Patiño Díaz
Hola, Sófocles:

Con el tema de los precios de la gasolina, ha proliferado en los periódicos y noticieros el anglicismo doméstico, en lugar de nacional, local o interno. Hoy (domingo 11 de enero), el prestigioso columnista Armando Montenegro, en su columna Contra la gente, lo usa dos veces: Después de que cayó el precio internacional de la gasolina, el precio doméstico se mantuvo inalterado y Así, de un golpe los precios domésticos hubieran caído… (en esta oración, además, prefiero habrían, en lugar de hubieran, pero esa es harina de otro costal).

Como ando desocupado en estos días, hice un pequeño ejercicio: en el buscador interno de la página de El Espectador digité doméstico. Aparecieron, como era de esperarse, cientos de artículos, y miré los primeros cien (claro que no me sobra tanto tiempo: el buscador los muestra resumidos y con la palabra en cuestión resaltada).

De estos cien artículos (el más antiguo fue publicado el 11 de abril de 2008), el uso influido por el inglés aparece en 51. Por supuesto, pulula en la página de negocios (mercado doméstico, precios domésticos, etc.) y en la de deportes (campeonato doméstico, casi siempre). Además, le cuento que sus colegas columnistas nos regalan este anglicismo con mucha frecuencia:

· Alejandro Gaviria, en Proteccionismo empobrecedor: aumento del precio doméstico.
· Andrés Marocco, en Encargos: el torneo doméstico.
· Arlene B. Tickner, en Implicaciones mundiales de la crisis: su influencia en el exterior o perder su control doméstico; en El derrotero de la Organización de Estados Americanos: El hecho de que muchos de los problemas más apremiantes sean de carácter doméstico constituye una barrera adicional a la acción multilateral; en La (anti)diplomacia del computador: Mientras las divergencias políticas sigan usándose en función del panorama doméstico.
· Armando Montenegro, en Ayer y hoy: impacto negativo en el escenario doméstico; en Los Juegos: la esperanza: los gobiernos tratan de afianzar su poder doméstico.
· Eduardo Sarmiento, en ¿Es el modelo ideal?: que el alza de los precios internacionales impacte en su mercado doméstico; en El estado social de Bogotá: los enormes excedentes […] se congelan en el exterior y en el mercado financiero doméstico; en El disparo del petróleo: diferencia entre el precio internacional y el doméstico; en El desplome de la economía: se destinan al sector petrolero y vienen a sustituir el ahorro doméstico.
· Fernando Carrillo Flórez, en ¿Cuál reforma a la justicia?: “polémica cuyo epicentro doméstico es la doble instancia para los congresistas investigados (pero en su favor podemos decir que el Congreso parece una cocina).
· Hernán González Rodríguez, en Nubarrones para 2009: exceso doméstico en los precios; en Grietas en la industria textil china”: tanto por los problemas del mercado doméstico como de los mercados internacionales”; en La presidencia de Barack Obama: promesas de campaña que no podrá cumplir Obama ni a nivel doméstico, ni a nivel internacional (con doble a nivel para completar); en Devaluación del dólar y outsourcing: tanto para el consumo doméstico como para exportar.
· Humberto de la Calle, en Más goticas, doctora, por favor: la amnistía ha dejado de ser un asunto doméstico.
· Iván Mejía Álvarez, en Se juega mal: la mediocre calidad del fútbol doméstico (bueno, si está hablando del que jugamos en el patio de la casa, sirve).
· Julio César Londoño, en Pesadilla sin fin: A nivel doméstico el menú es sustancioso (vuelve a nivel).
· Patricia Lara Salive, en Papá Obama: emprende un vuelo doméstico.
· Sergio Otálora Montenegro, en Se busca vivo o muerto: ha dejado de ser un problema doméstico, para convertirse en factor de conflicto entre varios gobiernos de la región.

(Empate en el primer lugar: Eduardo Sarmiento y Hernán González Rodríguez, con cuatro aportes cada uno.)

A Patricia Lara y al 99% de los agentes de viajes no sobra recordarles que, como dice Álex Grijelmo, los vuelos domésticos son los que van de la habitación a la sala (con escala en la cocina) y a los periodistas de negocios bien les convendría saber que el mercado doméstico (aquel cada vez más escaso que hacemos en Corabastos, Cafam o Éxito) no es lo mismo que el mercado nacional.

Con ese 51% algunos dirán que el uso ya debe imponerse (recordemos las últimas acepciones que el DRAE añadió en ignorar y en evento), pero no lo creo. ¿Qué hacemos, Sófocles, con frases como la que oí en un noticiero: En Colombia, la recesión impedirá invertir lo mismo que el año pasado en gastos domésticos? Debido a la proliferación de este anglicismo, esta oración no es suficiente para saber si el periodista se refería a que los colombianos no podremos remodelar la casa o a que el gobierno colombiano ya no podrá invertir la misma cantidad en hospitales, colegios, vías, etc.

Bueno, me extendí demasiado (será el exceso de tiempo doméstico en esta época).

Un saludo de un lector asiduo, y que en este nuevo año la cacería de gazapos sea fructífera.

Gustavo Patiño Díaz
Chicago, Estados Unidos

P. d.: Olvídese de aquellos que no hacen más que criticarlo en el foro de su columna.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Sófocles:

Muchas gracias por publicarme la carta. Le pido el favor de ayudarme a corregir un error que pesqué: en el párrafo que comienza con "A Patricia Lara...", antes del pa´réntesis dice: "les convendría diferenciar entre el mercado doméstico", aquí lo correcto es "les convendría saber que el mercado doméstico" y sobra la coma después del paréntesis.
Por otro lado, le quedó un pequeño error de digitación en el título: dice "Doméstido" (con "d" en la última sílaba).

Saludos,

Gustavo Patiño Díaz

Los Gavirias de Sopetrán dijo...

Gracias a usted por la colaboración, verdad que estuvo bien empleado ese ocio doméstico de la primera semana del año.

Anónimo dijo...

Aquí tienen otro enfoque para ayudar a combatir la equivocación:

http://fluidos.eia.edu.co/lecturas/esquina/doméstico.html

Francisco Mejía

Los Gavirias de Sopetrán dijo...

Gracias, Francisco, por tu aporte. Decidí hacer de él la Vista de lince 52.