¿Hasta cuándo?
Volví a encontrarte ayer, bien escondida
en el mismo rincón de mi memoria.
Querías relatar alguna historia
que dejó cicatrices en mi vida.
Fingí no haberte visto. Y, enseguida,
luché por no escucharte. Fue ilusoria
la intención de escapar. Fue la notoria
torpeza tantas veces cometida;
para, después, seguir pensando a solas:
¿hasta cuándo persistirán la olas
de tu recuerdo en salpicar mi hastío?
Y seguir vanamente preguntando
en las lúgubres noches: ¿hasta cuándo
estarás perturbando mi albedrío?
Atentamente,
Mario Saldarriaga Cálad
No hay comentarios:
Publicar un comentario